CON INTENCIÓN DE JOROBAR.
Siempre queda la esperanza de que algún separatista antiespañol sufra algún espasmo al contemplar la bandera española. Pero, vayamos por partes. Hay tipos de espasmo. No les tiene que salir gratis. Un tic es un espasmo benigno, pero no estoy yo para floripondios buenistas. Ya me iré al Purgatorio si quieren, pero nada de tics benignos.
Otra cosa es el calambre. Dura más tiempo y es doloroso. ¡Que se jodan! No puedo evitarlo, me da la risa. Pero la cosa es seria porque me puedo condenar con estas maldades. Aunque haya atenuantes. ¡Vaya si los hay!
De todos modos, queda la convulsión. Ahi es nada. Quedarse mirando a la bandera española, con cara de odio (la que tienen), pitar como un condenado (es lo que son) y, de repente, una convulsión. Concretemos. Espasmos esofágicos con diarrea incluida. Todo esto para la próxima pitada a la bandera. ¡Pobres barrenderos de Madrid! ¡Qué recuerdo de los separatistas!
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