SOMATEMPS (Estamos a
tiempo)
Somatemps -Estamos
a tiempo-, nació el pasado 16 de noviembre en Santpedor (Barcelona) y se
constituirá formalmente el próximo 26 de abril. Esta organización que defiende la catalanidad hispánica y es
antiindependentista pretende una renovación cultural, historiográfica, social,
y convertirse en un think tank
para movilizar a la sociedad civil. Entre sus últimas actuaciones está
una manifestación el pasado 15 de febrero para denunciar el “adoctrinamiento en
TV3”, y una concentración contra el polémico simposio ‘España contra Cataluña’,
del pasado diciembre.
Javier Barraycoa (Barcelona, 1963), uno
de los integrantes de Somatemps,
es sociólogo y politólogo. Ha sido profesor de la Universidad de Barcelona
durante 18 años y es Director de Estudios de Ciencias Políticas en la
Universidad Abat Oliba CEU, y autor de una decena de libros, entre
ellos, 'Cataluña Hispana. Historias sorprendentes de la españolidad de
Cataluña y el fraude del nacionalismo' (LibrosLibres, 2013), e 'Historias ocultadas
del nacionalismo catalán' (LibrosLibres, 2011).
-¿Cómo surge Somatemps
y quiénes la componen?
-Se crea por la preocupación de catalanes de lo que llamamos la Cataluña interior, la profunda, donde ha arraigado más el independentismo, el nacionalismo radical, y donde hasta ahora el ambiente era más asfixiante. A partir de ahí, nos hemos unido más de 200 personas profundamente catalanas, la mayoría catalanohablantes, entre las que hay historiadores, filólogos, abogados, profesores, economistas, y miembros de distintas ramas profesionales.
-¿Y qué balance hace en
este año desde su fundación?
-Muy positivo porque Somatemps inició hace unos meses un proceso fundacional a través del que se ha ido contactando con una infinidad de grupos nuevos que han ido surgiendo en Cataluña, todos ellos con el denominador común de ser profundamente catalanes pero no nacionalistas. Uno de ellos es Grupo Delta, que reúne a economistas antisecesionistas, dispuestos a mantener la unión con España; otro, Catalanes Universales, que reivindica las figuras de los catalanes hispanos; también está Puerta de Brandemburgo, que aglutina a intelectuales y profesores universitarios, quienes abogan por una Cataluña abierta; o Ágora Socialista, que se posiciona como una corriente socialista antiindependentista, y que no ha entrado en el juego ambiguo del PSC.
-¿Cuáles son sus
reivindicaciones?
-En el plano cultural e histórico reivindicamos que haya ambientes abiertos de diálogo, de investigación, y que no te silencien por denunciar las tesis de la historiografía nacionalistas, como por desgracia está ocurriendo. En muchas librerías la distribución de determinados libros está prohibida. No quieren que se difundan por cuestiones claramente ideológicas. Sobre todo, queremos que los medios públicos y el sistema educativo deje de ser una maquinaria de adoctrinamiento. En Cataluña, la administración pública se ha convertido en una máquina especializada en lavados de cerebro descomunal. Nosotros exigimos espacios para poder educar en libertad y poder aprender en libertad. Es cierto que Somatemps cubre un ámbito cultural, social, histórico de defensa de la catalanidad hispánica, pero poco a poco en Cataluña la sociedad civil, la no subvencionada y no nacionalista, se está moviendo en muchos ámbitos y vamos a encontrarnos con sorpresas.
-Explíquese.
-Va a haber una reacción, no sólo de los partidos políticos no nacionalistas que ya hacen su labor, sino de la propia sociedad civil. Hasta ahora, el nacionalismo llevaba la iniciativa. Ha sido una apisonadora. La Asamblea Nacional Catalana, controlada por ERC, las CUP y las viejas glorias de Terra Lliure, ha impuesto su hoja de ruta al burgués Gobierno autonómico de Cataluña. Ahora, muchísima gente está empezando a perder el miedo y quiere reaccionar. Cuando estas iniciativas se vaya aglutinando -diferentes grupos en distintos frentes, tanto el económico, como las universidades o asociaciones culturales, así como miles de personas independientes- el nacionalismo se va a encontrar la otra Cataluña que no se espera; una parte de Cataluña que hasta ahora ha negado su existencia.
-¿Y cuándo habrá esa
reacción?
-En muchos ayuntamientos proindependencia en las entradas habían colocado mástiles con la bandera independentista -aquí la llamamos “la cubana”-, y están cayendo todos. La gente está reaccionando, por la noche los corta y caen. No se están dejando impresionar por toda esta avalancha propagandística del independentismo. Hay una inmensa mayoría silenciosa que de aquí a mayo o junio, incluso antes, se empezará a sentir. Esa reacción de la sociedad civil será muy seria. Contra ella el nacionalismo no tiene medios ni estrategias.
-¿Está dividiendo Mas a
los catalanes?
-Sí. Se ha creado una fractura social sin precedentes en Cataluña. Además, el adoctrinamiento masivo, desde TV3 hasta los colegios, es una maquinaria constante, inimaginable para el que no la sufre. Uno ve la televisión autonómica y parece que casi ya estás en la independencia. Además, en la página web de la Generalitat se cuelgan materiales para que los profesores puedan explicar el tricentenario de 1714, orientados a la doctrina nacionalista. Incluso cuando nace un niño la Generalitat envía a las familias una especie de manual de cómo educar al hijo y se le recomienda que elijan un nombre en catalán. Estamos llegando a unos niveles de totalitarismo impensables en Europa.
-¿Cómo acoge el desafío
independentista de Mas?
-En Cataluña, incluso las viejas glorias de Convergencia están asustadísimos porque creen que Mas ha enloquecido. Esto lo dicen en ‘petit comité’. La vieja guardia del nacionalismo moderado de CiU está aterrada porque piensan que Mas va a destruir el partido. Mas no hace caso a nadie salvo a su grupo de allegados, los más radicales y talibanes. También es verdad que empiezan a unirse voces disidentes dentro del partido que piden primarias para las próximas autonómicas. Estamos en una fase que su acción de desgobierno es imprevisible.
-¿Y qué opina de la
actuación del Gobierno frente a las provocaciones de Mas?
-En cierta manera, la actitud del Ejecutivo es la de no darle argumentos al nacionalismo, de evitar el enfrentamiento, algo que puede ser inteligente, pero también insuficiente. El Gobierno cree que el nacionalismo va a respetar las reglas de juego, pero hay una parte muy importante del secesionismo radical que no tiene ningún deseo de respetarlas. Con lo cual, o el Gobierno central es demasiado ingenuo o está jugando en un tablero en desventaja. El gran problema es que todo este proceso que ellos llaman “de la independencia” lo está dirigiendo la Asamblea Nacional de Cataluña.
-Manos Limpias ha
pedido ilegalizarla y ha denunciado que en ella hay miembros de Nova Terra
Lliure…
-La Asamblea está subvencionada por un Gobierno conservador que es el de CiU. Esta formación financia a un grupo que teóricamente representa a la sociedad civil, lleno de militantes de Esquerra Republicana, de las CUP, y sus ideólogos son viejos militantes de Terra Lliure, o del Moviment de Defensa de la Terra. Cualquier analista puede ver claramente que este es el esquema de un clásico proceso revolucionario. La cuestión sobre la Asamblea no es ilegalizarla, lo que hay que denunciar es al Gobierno de la Generalitat, que está invirtiendo millones y millones en una asociación que está incitando constantemente a la ilegalidad. Mientras tanto, la sanidad catalana se está cayendo a trozos.
-¿La Asamblea Nacional
Catalana pretende calentar la calle?
-Sí, quieren iniciar una especie de proceso revolucionario, donde veremos si el Gobierno y las instituciones son lo suficientemente fuertes para contenerlo. Va a haber un otoño caliente. La Asamblea Nacional Catalana ya ha dicho que en abril de 2015 con Convergencia o sin ella van a proclamar la independencia. Esto significa que las CUP, que es un partido radical y asambleario, a imitación de Herri Batasuna, con 100.000 seguidores, muchos de ellos liberados o subvencionados por los ayuntamientos a través de asociaciones. Éste es un proceso que va a ser duro. Ya ha aparecido una Nova Terra Lluire amenazando con que va a “cazar españolitos”. Quieren crear un ambiente de miedo, de tensión, para que los catalanes que no somos nacionalistas nos echemos atrás o nos marchemos. Pero no lo van a conseguir, como sucedió en el País Vasco. No vamos a permitir que se batasunice Cataluña.
-¿Somatemps aspira a
convertirse en un partido político?
-No pretendemos ser en ningún momento un partido político. Los partidos tienen su función, aunque muchas veces les falta reflexión histórica, comprensión social y perspectiva cultural. En esto están muy perdidos. Lo que se plantea Somatemps a medio y largo plazo es regenerar la historiografía catalana, porque ésta ha caído en manos del nacionalismo. Los historiadores que no son nacionalistas tienen miedo y callan pues sino no reciben subvenciones o se les aparta de la Academia. Pero esto va a cambiar. Se está preparando un manifiesto de profesores universitarios de Cataluña en el que se pide que la Universidad sea un espacio abierto al diálogo y el conocimiento. En él se denuncia la imposición ideológica del nacionalismo en el ámbito universitario.
-¿Qué otras actuaciones
tienen previstas?
-Estamos en un proceso constituyente. Este mes de abril, en torno a la festividad de Sant Jordi, se realizará el acto fundacional de Somatemps, que se celebrará tanto en el Monasterio de Poblet, como en el de Montserrat, que son los dos más significativos de Cataluña. En él se elegirá entre los actuales 200 socios una Junta Ejecutiva. Para verano se preparará el primer Congreso de Catalanidad Hispánica, donde se van a revisar las fuentes historiográficas nacionalistas. A partir de ahí, se sentarán las bases de una escuela historiográfica verdaderamente catalana, en la que participarán jóvenes universitarios interesados por la historia de Cataluña que no quieren dejarse manipular. Otro de los actos consistirá en llevar tierra de todos los pueblos de España y de aquellas poblaciones catalanas que fueron felipistas al roble del tricentenario que plantaron en Montserrat hace poco. El Gobierno catalán lo plantó con tierra de lo que ellos llaman los Països Catalans. Con esto, queremos hacer un llamamiento a la reconciliación de todos los catalanes y de toda España.
-Ha escrito un decálogo
par a sobrevivir en una Cataluña independiente. ¿Se imagina una España sin
Cataluña y viceversa?
-Esto no pasará, pero sí se van a producir muchas heridas que tardarán bastante en cicatrizar, fracturas sociales muy brutales, encomanientos de posturas nacionalistas cada vez más radicales. Quien lo va a pasar mal es la sociedad catalana. En ese decálogo lo que aconsejo es no perder los nervios porque tarde o temprano las cosas volverían a sus cauces. En caso de una independencia, hasta los más nacionalistas conservarían el pasaporte español para poder viajar a la mitad del mundo porque Cataluña no tiene dinero para tener embajadas en todos los países. Igualmente conservarían el DNI español para viajar por Europa e irían a “España” a comprar euros. Ese decálogo era un juego imaginativo, pero… la historia siempre es sorprendente. Nadie pensaba que iba a triunfar la revolución bolchevique en Rusia y sucedió, por lo que hemos de tomarnos todo lo que está pasando muy en serio. Estamos atravesando un momento social muy importante, el Gobierno tiene una responsabilidad inmensa, y ha de ayudar a los catalanes que no somos nacionalistas, pues estamos demostrando que somos capaces de ser fieles a lo que sentimos, a pesar de todas las dificultades.
(La Gaceta)
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