CARLOS
HERRERA SE EQUIVOCA.
(Carlos
Herrera se equivoca. Dice: ‘Cierto es
que la gran mayoría de los denunciados son culpables de maltrato.’
El juez
Francisco Serrano opina lo contrario. La mayorìa son denuncias falsas. La razón
es sencilla. A la falsa denunciante no le pasa nada si se descubre la falsedad.
También
se equivoca en otra cosa. Es cierto lo que dice que, por venganza, tan sólo con
el testimonio de su pareja, los hombres pasan unas horas en comisaría hasta que
el abogado les saca. Es cierto lo de la venganza pero no es cierto lo de ‘unas
horas’. Lo normal es que las denuncias se interpongan el viernes para que el
hombre pase el fin de semana en el trullo. El lunes, el juez decidirá. Si es
inocente y hay suerte, saldrá libre.
Hay una cuestión muy importante que Carlos
Herrera deja de lado. Cuando los vecinos, o conocidos, ven a un hombre esposado
por la policía, o guardia civil, lo habitual es decir: ‘¡Parece mentira!¡Parecía
una persona decente!
Así se
ha arruinado la vida de muchos hombres. Depresiones y suicidios.)
LA LEY
DE LÓPEZ AGUILAR.
Caso
espinoso y delicado este que afecta al eurodiputado socialista López Aguilar.
Una investigación de oficio practicada por la Policía con el fin de esclarecer
determinadas circunstancias de un incendio doméstico en el domicilio del
exministro y su familia, llevó a considerarle sospechoso de maltrato en virtud,
al parecer, de ciertas declaraciones de los vecinos de la pareja que aseguraban
haber oído en más de una ocasión trifulcas, gritos, golpes y esas cosas. Dice
López Aguilar, en cambio, que lo que medió fue una denuncia falsa por parte de
su esposa; lo cierto es que ello le ha llevado a solicitar su suspensión de
militancia en el PSOE en tanto se aclaren las circunstancias de este áspero
proceso, pero no así la renuncia a su escaño europeo que le vale, como sabemos,
estar aforado y ser solo carne de investigación por parte del Tribunal Supremo.
Que sea el Supremo el encargado de la investigación no quiere decir que no te
investiguen, conviene decirlo, pero sí que evites los juzgados de violencia de
género que se crearon como desarrollo de la ley del mismo nombre promulgada,
valga la paradoja, cuando el acusado era ministro de Justicia.
La
prudencia invita a no extralimitarse en juicios precipitados. Ni a acusarle de
maltratador ni a considerar a su exesposa un arpía vengativa por un divorcio.
Desde luego no seré yo el que se meta en ese jardín. Sí es cierto algo: si la
exmujer quisiera acabar de raíz con su carrera y su prestigio le bastaría con
haber denunciado algún maltrato –ni siquiera golpes– para que López Aguilar
hubiese dormido en un calabozo. Y lo hubiese hecho en virtud de la ley que sacó
adelante, uno de los proyectos estrella del zapaterismo de tan grato recuerdo. Al eurodiputado canario le hubiese
ocurrido lo que a tantos hombres víctimas de una venganza, que tan sólo con el
testimonio en comisaría de su pareja pasan unas horas en arresto policial hasta
que un abogado consigue ponerles en libertad.
Cierto es que la gran mayoría de los
denunciados son culpables de maltrato y merecen quedarse entre rejas esa y otras muchas noches,
pero también lo es que la ley no contempla la presunción de inocencia que ahora
reclama justamente el político y su partido, el mismo que ha aplaudido que
hasta ahora ocurra lo contrario.
Las
estadísticas insisten en que las denuncias falsas prácticamente no existen,
pero esas estadísticas nunca son aclaradas en método y alcance. Que España sea
el único país de su entorno en el que no se dan denuncias falsas llama mucho la
atención: que lo que sí pasa en Francia o en Italia no pase en España huele a
pucherazo propagandístico. Todo bicho viviente conoce muchos casos vergonzosos
de maltrato, pero también algún otro de denuncia falsa.
Los primeros son
abrumadoramente mayores que los segundos, pero negar la evidencia de que los
segundos también existen es absolutamente absurdo. Si todo el caso que atañe al
eurodiputado canario se demuestra falso tal y como él asegura que es capaz de
demostrar, servirá al menos para evidenciar el calvario que han tenido que
sufrir muchos hombres inocentes que han sido literalmente ignorados por la ley,
la estadística y la corrección política. Y también es cierto que de ser
inocente se habrá cometido la habitual injusticia que supone exponer a un
individuo a un apredreo mediático de notable envergadura, en el que la común
ligereza con la que se juzgan determinados casos y la inquina política de
quienes se consideran adversarios no hacen sino generar ataques desmedidos e
injustos. Y si, por el contrario, es culpable de trato vejatorio –su exmujer ha
asegurado no haber sido víctima de violencia– deberá asumir las consecuencias
que ello conlleva: una de ellas, acarrear con ese incómodo sello.
(Carlos Herrera/ABC)
JUSTICIA
| Contra la
ley de violencia de género
Un juez dice que las denuncias de falso maltrato causan el 'genocidio' de hombres
Europa
Press | Sevilla
Actualizado
jueves 01/04/2010 11:42 horas
En una entrevista concedida a Europa Press, el juez Serrano lamentó el "ataque visceral al hombre por el hecho de ser hombre", asegurando que "se está produciendo un auténtico genocidio", por lo que instó a investigar "cuántos hombres que han sido denunciados por sus parejas y que han pasado por una detención se han suicidado o lo han intentado, siendo luego los asuntos archivados o sobreseídos".
Al hilo de ello, puso de manifiesto que, "si tuviéramos ese dato, esto sería un auténtico escándalo a nivel nacional", pues en Sevilla, en los tres últimos meses, "me he enterado de tres casos de suicidio" por este motivo, por lo que "si esto lo trasladamos a nivel nacional de manera anual, los suicidios ascenderían a más de 600".
En este sentido, indicó que en el año 2006 "hubo 3.200 suicidios en España, de los que 2.400 correspondieron a hombres". "¿Cuántos de ellos se correspondieron con suicidios provocados porque el varón ha sido tratado desde las instituciones de manera injusta por este tema?", se preguntó el juez, quien aseguró que "este dato no lo conocemos porque quien lo tiene que dar lo oculta de forma deliberada".
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