(Tal vez los políticos europeos se atrevan a aprender algo.)
INMIGRACIÓN ILEGAL.
El problema del tráfico humano con barcos atiborrados de inmigrantes, muchos de ellos destinados a la muerte, no es nuevo ni exclusivo de Europa. En 2012 murieron ahogadas en aguas australianas 356 personas. Al año siguiente fueron 212. Y estos son sólo los naufragios constatados por las autoridades de Australia, porque con toda seguridad hubo algún naufragio más del que nadie tuvo conocimiento. La buena noticia es esta: en 2014 sólo se contabilizó un muerto, Reza Berati, un iraní de 23 años. La clave del éxito: algo tan simple como el endurecimiento de la política de control de fronteras.
Los anteriores gobiernos, laboristas, habían rebajado ostensiblemente el control de acceso al país. Resultado: las mafias del tráfico humano de Indonesia y Papúa Nueva Guinea encontraron el camino abierto para intensificar sus envíos.
Por el contrario, el gobierno liberal de Tony Abbott adoptó la política contraria. El programa se llamó Operación Fronteras Soberanas y contó con un respaldo popular superior al 60%.
(La Gaceta).
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