(Sin comentarios. Joaquim Bosch portavoz de Jueces para la democracia.)
JUECES PARA LA DEMOCRACIA.
Solo el nombre de “jueces para la democracia” ya constituye una ofensa totalitaria. ¿Es que los demás no sirven para o a la democracia? Tal es el mensaje implícito de este grupo “progresista de izquierda”, lo que en España significa generalmente pro comunista e incluso pro etarra.
Un tal Joaquim Bosc, de ese grupo, se ocupa de hacer propaganda sobre “los crímenes del franquismo”:
1.- El 18 de julio de 1936 no comenzó una guerra civil. Lo que ocurrió fue que un grupo de militares dio un golpe de estado contra un gobierno elegido democráticamente.
La guerra la empezaron las izquierdas y separatistas en octubre del 34, las elecciones del 36 no fueron democráticas, y el “grupo de militares” fue inmediatamente apoyado por la mitad, al menos, de la población.
2.- El golpe de estado fue apoyado de forma militar, ideológica y económica por la Alemania de Hitler. Cuando la rebelión no triunfó en todo el territorio, la Alemania nazi empezó a probar su armamento contra civiles indefensos, en un ensayo de lo que haría posteriormente en Europa.
Cuando Hitler apoyó al bando nacional, aún no había cometido las matanzas que sí había cometido ya masivamente Stalin, el protector y orientador del bando rojo. Los bombardeos contra civiles fueron prohibidos por Franco y ocurrieron pocas veces. El bando rojo no los prohibió, se jactó de ellos.
3.- Cientos de miles de personas murieron como resultado de la contienda. Todavía siguen enterradas en fosas comunes más de 100.000 personas, que fueron asesinadas por quienes se levantaron contra el orden constitucional.
La cifra ofrecida por Bosc (menudo juez) es falsa, y de ella han hecho buen negocio subvencionado personajes tipo Bosc. Además, olvida los asesinatos cometidos por el bando rojo y los cometidos entre las propias izquierdas.
4.- La mayoría de las personas que siguen sin identificar en las fosas no había ido a ninguna guerra. Fueron exterminadas dentro de la estrategia del golpe militar de eliminar cualquier posible disidencia y atemorizar al conjunto de la población.
No hubo tal estrategia, y los asesinatos en la zona roja destacaron por su increíble sadismo, no inferior al del actual Estado Islámico. Y "el conjunto de la población" nunca estuvo al lado del Frente Popular: solo una fracción decreciente de ella
5.- Pinochet confesó su admiración por esta forma de alzamiento militar y la aplicó en Chile. Fue uno de los pocos jefes de Estado que acudió al funeral de Franco.
Pinochet se sublevó contra un gobierno que estaba llevando a Chile a la dictadura comunista, la miseria y la guerra civil. Pero la situación en España era muchísimo más grave que en Chile
6.- La represión no terminó en 1939. Los crímenes, torturas y graves violaciones de derechos humanos se prolongaron durante décadas, hasta el final del franquismo. El prestigioso historiador Paul Preston ha señalado que no existe equivalente en Europa respecto a la intensidad y duración de estas atrocidades de Estado.
La represión de posguerra se ejerció sobre todo contra chekistas y similares, culpables de crímenes inauditos, con quienes evidentemente simpatiza Bosc. Y fue realizada mediante juicios, no mediante asesinatos, como en Francia, Italia, Alemania y otros lugares. En eso es en lo que no hay equivalencia en Europa. Y considerar a Preston fiable demuestra el rigor intelectual del buen Bosc.
7.- España es el segundo lugar del mundo con más desaparecidos, por detrás de Camboya. La ONU ha exigido a nuestros poderes estatales que protejan los derechos de los familiares de las víctimas del franquismo.
Lo de los desaparecidos es básicamente una falsedad que sirve a gente tipo Bosc para montar sus chiringuitos expendedores de odio.
8.- El Tribunal Supremo consideró que ya no podían ser investigados penalmente los crímenes del franquismo. Remitió a los familiares de las víctimas a la Ley de la Memoria Histórica, para que por parte de la administración pública se procediera a las exhumaciones de los restos mortales. El Gobierno actual paralizó al comenzar su mandato el plan de exhumaciones que se inició en su momento.
En quince años, con gruesas subvenciones, se han desenterrado menos de dos millares de restos mortales, pero los subvencionados, con el cuento de los cien mil, parece que piensan vivir de ello el resto de su vida. Y la ley de memoria histórica es literalmente una memoria chekista, pues exalta al nivel de víctimas inocentes a los asesinos (y etarras), y hunde al nivel de estos a los inocentes que inevitablemente también cayeron.
9.- Resulta vergonzoso que un Estado democrático mantenga sin identificar y sin una sepultura digna a las víctimas mortales de un régimen totalitario.
El franquismo no era totalitario, el comunismo sí. Por cierto, faltan por identificar muchísimas víctimas de las chekas y los paseos de los rojos, con quienes simpatiza fervorosamente nuestro juez “para la democracia”.
10.- Ante esta situación todos podemos hacer mucho. Es perfectamente posible que los muertos por sus convicciones democráticas salgan por fin de las fosas. Generemos un amplio estado de opinión a favor de las exhumaciones. Reclama al Gobierno que respete el derecho de los familiares a recuperar los restos de sus seres queridos. No olvidemos a quienes dieron su vida por una sociedad más justa. Pásalo.
No hubo un solo muerto por convicciones democráticas ni por una sociedad más justa. Eran básicamente stalinistas, socialistas aún más extremos que los comunistas, anarquistas, ultrarracistas del PNV, golpistas como Azaña o Companys.
Y es verdad, todos podemos hacer mucho por restablecer la verdad histórica contra estos totalitarios sembradores de odio. El propio Bosc podría leer Los mitos de la Guerra Civil y Los mitos del franquismo, para irse enterando. Aunque sospecho que su fanatismo barato le impedirá reconocer los hechos, por mucho que los he documentado y que no han sido desmentidos nunca.
(Pio Moa/La Gaceta)
1 comentario:
Formidable
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