LA VIOLENCIA Y EL ORGULLO DE PABLO IGLESIAS.
Dado que Marx y Engels proclamaron abiertamente que los objetivos de los comunistas sólo pueden ser alcanzados mediante la violencia, no hay que extrañarse de que un proclamado discípulo de ambos como Pablo Iglesias reivindique la violencia inherente a los regímenes comunistas o la que trata de socavar las bases de la democracia liberal.
Esa reivindicación de la violencia se manifiesta en el apoyo que Iglesias brinda a las tiranías de los Castro y de Maduro, o cuando canta puño en alto La Internacional junto a la bandera soviética y acompañado de un sujeto como Pablo Hasel, condenado por enaltecimiento del terrorismo.
Recuérdese también su reivindicación de la guillotina como "madre de la democracia", y téngase presente el "orgullo" que dice sentir por su cabeza de lista por Jaén, Andrés Bódalo, condenado a tres años y medio de prisión por agredir a un edil socialista en 2012.
Para exhibir ese orgullo, el líder de Podemos ha tenido que maquillar la violencia ejercida por su compañero de partido y denigrar el "orden existente" que desprecia. De hecho, Iglesias ha tenido la desfachatez de afirmar: "Es posible que en Podemos haya gente condenada por manifestarse, por defender los derechos civiles, a diferencia de otros partidos, donde los problemas tienen que ver con la corrupción, con las cuentas en Suiza o en Andorra".
Estas son las auténticas pulsiones liberticidas de un personaje y una formación que, indignantemente, van de pacifistas y tratan de sermonear a quienes luchan contra quienes tratan de derrocar el sistema occidental de libertades.
(Edit.LD.)
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