lunes, 7 de octubre de 2019

EL 'BUENISMO' DE LA IZQUIERDA





EL 'BUENISMO' DE LA IZQUIERDA.
 
¿Usted rechaza las entradas ilegales e incontroladas de inmigrantes? Es un facha.

¿Usted critica que la Ley de Violencia de Género elimine la presunción de inocencia para los hombres? Es un facha.

¿Usted critica que los medios de comunicación se hayan horrorizado por los incendios en la Amazonia - con Bolsonaro, de derechas- y no por los incendios -aún mayores- que hubo bajo el mandato de Lula, de izquierdas? Es un facha.

¿Usted es partidario de aplicar el artículo 155 en Cataluña, por el persistente peligro golpista? O sea, siguen proclamando públicamente, Ho tornarem a fer. Es un facha.

¿Tiene dudas de que el cambio climático se deba, exclusivamente, a la acción humana, es decir, a los hombres blancos occidentales? Es una facha.

¿No le enfurece e indigna la llegada de turistas y cruceros a las Baleares? Es un facha.

Estos son, solamente, algunos ejemplos de los muchos que pueden exponerse acerca del facherío español que nos invade. ¿Qué haríamos sin el buenismo de la izquierda? Por cierto, ¿qué es el buenismo?

Empecemos por lo básico. ¿Quiere usted la paz o la guerra? Si es usted de derechas (una forma emboscada de facherío) le gustará la guerra. Churchill, Bush, Trump y fachas así. En cambio, si es de izquierdas, apoyará a los líderes planetarios, Zapatero y Obama.

En el discurso del presidente Barack Obama, al recibir el Premio Nobel de la Paz (2009) en el Oslo City Hall, dijo:
«Que no quede la menor duda: la maldad sí existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido los ejércitos de Hitler. La negociación no puede convencer a los líderes de Al Qaeda a deponer las armas. Decir que la fuerza es a veces necesaria no es un llamado al cinismo; es reconocer la historia, las imperfecciones del hombre y los límites de la razón. 

Comprendo por qué la guerra no es popular. Pero también sé lo siguiente: la convicción de que la paz es deseable rara vez es suficiente para lograrla».

En la 59 Asamblea General de las Naciones Unidas (2004), el expresidente Rodríguez Zapatero defendió la Alianza de Civilizaciones. El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, propuso en la Asamblea General de la ONU la creación de una alianza de civilizaciones entre occidente y el mundo árabe y musulmán para combatir el terrorismo internacional, por otra vía que no sea la militar.

La izquierda mundial, y la española en particular, babeaban con Barack Obama. ¿Por qué? Porque era del partido demócrata. Por tanto, era un progresista. Aunque se graduó en Harvard. Sin embargo, y a pesar de recibir el Nobel de la Paz, dijo que a veces hay que utilizar la violencia armada, ya que la negociación no basta con los terroristas islámicos. O sea, la paz, a veces, hay que defenderla con las armas.

Ahora bien, ¿por qué Zapatero excluyó la violencia armada para combatir el terrorismo islamista, el más activo y peligroso terrorismo existente?

Hay, al menos, dos posibles explicaciones, no excluyentes.
La primera dice que el expresidente Zapatero era -y es- un indigente intelectual. De izquierdas. Con tan poco bagaje, no debe sorprender que dijera simplezas propias de un adolescente. Si los terroristas islámicos utilizan la violencia terrorista contra nosotros, ¿por qué nosotros deberíamos renunciar a la violencia? ¿Buenismo irresponsable? En todo caso, de Zapatero, no de Obama.

Puedo comprender -aunque no compartir- que personas como Teresa de Calcuta y similares pongan la otra mejilla.

 Que ante la violencia ajena, ofrezcan una sonrisa y la mano tendida. Esto es exclusivo de personas excepcionales que representan menos del uno por ciento de la población. Y Zapatero no está entre ellos. ¿Entonces?

Zapatero era, y es, un político sectario, de escaso bagaje intelectual, que dirigía un país de segundo nivel -aunque por Historia seamos de primera especial-, con unos medios de comunicación abrumadoramente de izquierdas. Esto es lo que importa. Tener el apoyo mediático. Ser bueno sin que me pase nada. Las manifestaciones callejeras serán a mi favor y los medios de comunicación criticarán a la derecha.


Otro ejemplo de la indigencia intelectual y política de Zapatero lo tenemos en aquella ocasión (2003) en que no se levantó al paso de la bandera de los Estados Unidos. Un insulto a los norteamericanos propio de un pobre hombre. Pero fue presidente -dos veces- gracias al pueblo soberano bambi/progre.

Ahora bien, parecería que la izquierda, que monopoliza el buenismo, debería ser similar en USA y España. O sea, entre los dos líderes planetarios, Obama y Zapatero. Leire Pajín, (que fue ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad) dijo en público que se iba a producir un acontecimiento histórico planetario con las presidencias simultáneas de Obama en Estados Unidos y de ZP en Europa. Excepto para los socialistas invertebrados y similares, da auténtica vergüenza.

Pues bien, ¿por qué dos líderes planetarios -progresistas- piensan de manera tan diferente en cuestiones cruciales, como la lucha contra el terrorismo?

Antes de seguir, diré que no todos los socialistas son así de buenistas tontos peligrosos. Hablo de Zapatero como político, no como ciudadano. Por ejemplo, yo podría votar una candidatura socialista como esta: C. A. Molina, N. Redondo, J. Leguina, P. Vázquez, etcétera. Pero, ni harto de vino, votaría a Zapatero, Pedro Sánchez y similares. Aunque todos ellos se autocalifican de socialistas. Lo que prueba que hablar de los socialistas es poco significativo. A la pregunta de qué opina usted de los socialistas, habría que responder, depende de qué socialistas.

La segunda posible respuesta de por qué Zapatero dijo que hay que excluir la violencia armada para combatir el terrorismo islamista, es que no tiene responsabilidades planetarias.

El expresidente Obama, aunque sea progre y del partido demócrata, sabía que tenía especiales responsabilidades, dado que USA es -con China- una de las dos superpotencias mundiales. Y ante la grave y evidente amenaza global del terrorismo, no podía -ni debía- actuar como si fuese una Teresa de Calcuta laica. O un buenista patológico, como Zapatero.

(Sebastián Urbina/ElMundo/Baleares/7/10/2019.)

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