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lunes, 29 de octubre de 2007
VERDADES AMARGAS
29/10/2007.
VERDADES AMARGAS.
El Foro Económico Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, en el documento 'Africa Competitiveness Report' (se encuentra en Internet) señalan que la catastrófica situación de Zimbawe se debe a 'una completa ausencia de derechos de propiedad, altos niveles de corrupción y dejadeces del sector público en sus relaciones con los ciudadanos'.
Resulta impactante ver las dramáticas escenas de pobreza de tantos africanos, pero esto no debería permitir que se sustituyeran los 'fríos' análisis por golpes emocionales de 'buenismo progre'. Hace ya bastantes años (1986) uno de nuestros más prestigiosos economistas, Gabriel Tortella, decía:
'La idea simplista y difundida de que los países adelantados son los culpables del atraso del llamado Tercer Mundo es, en la medida en que puede someterse a contrastación empírica, casi totalmente falsa. Las consecuencias de ese error son graves por la misma razón que el diagnóstico equivocado de una enfermedad hace muy improbable su curación'.
Recuerdo que cuando leí este párrafo a un profesor (de izquierdas) me dijo: 'No me lo puedo creer'. Y, por supuesto, no se lo creyó. La ideología es tan fuerte que no permite que los hechos les afecten. De forma parecida a los enemigos de Galileo. Los telescopios, perfeccionados por artesanos y el propio Galieo, permitieron poner en cuestión la teoría geocéntrica y probar la teoria de Copérnico que afirmaba, entre otras cosas, que la Tierra no ocupa el centro del Universo.
Pero las investigaciones de Galileo, llevadas a cabo con la ayuda de protectores eclesiásticos y la admiración de los jesuitas (los mejores astrónomos de la época), toparon con las facciones más oscurantistas de la Iglesia. Frente a las afirmaciones dogmáticas de estos sectores reaccionarios, Galileo opone la observación y la experimentación. Algo parecido a lo que sucede ahora. Frente a los tópicos del 'buenismo progre', algunos economistas (bastantes, cabría decir) oponen la observación y la experimentación.
Años más tarde (2002) el economista Xavier Sala dijo:
'Yo también estoy convencido de que la mejor manera de ser compasivo y solidario con los países pobres es enseñándoles a ganar la vida con el trabajo, la producción y el comercio, ayudándoles a organizar sus economías para que puedan andar por sí mismos, sin necesitar nuestras limosnas. Y eso sólo se puede conseguir a través de la economía de libre mercado'.
¿Por qué tanto progre sigue con la cantinela de la explotación del tercer mundo y de la crueldad del libre mercado? Porque así creen que son mejores. Que son moralmente superiores. Más sensibles que los demás al sufrimiento ajeno. Porque los hechos no les afectan. Quiero decir, los hechos que desmienten sus creencias. Aunque la historia muestre, repetidamente, la superioridad del libre mercado sobre las planificaciones socialistas o comunistas, siguen repitiendo la misma letanía: el mercado es cruel y despiadado. Naturalmente, no tienen nada que ofrecer, excepto sus jeremiadas y su desprecio al libre mercado y a Occidente. Y cuando consiguen materializar sus tópicos en 'socialismo realmente existente', es mucho peor. Léase, por ejemplo, 'El libro negro del comunismo'.
El informe citado al principio, solamente repite lo que saben la mayoría de los economistas y de la gente sensata. Que no puede haber desarrollo económico sin estabilidad política, sin seguridad jurídica, sin derechos de propiedad y con una corrupción tan alta (funcionarial y no funcionarial) que desalienta o asfisia la iniciativa privada, y asusta a la inversión extranjera.
Sebastián Urbina.
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