lunes, 12 de mayo de 2008

DECLARACIÓN DE GUERRA/Bancarrota


12/5/2008.





DECLARACIÓN DE GUERRA/ Bancarrota.




(PD).- El presidente de CiU, Artur Mas, ha advertido de que consideraría una "declaración de guerra" por parte del Gobierno de Zapatero cualquier propuesta de reforma de la ley electoral diseñada para "expulsar o disminuir el peso" de las formaciones nacionalistas en las Cortes Españolas. El catalán prefiere que todo siga como está para seguir beneficiándose del sistema.

En declaraciones a Efe, Mas ha expresado su temor a que el PSOE planee pactar con el PP una modificación legislativa para reforzar su presencia parlamentaria a costa de los nacionalistas, después de que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunciara esta semana que promoverá una subcomisión en el Congreso para estudiar la reforma de la ley electoral.

"Si se trata, como me temo, de que populares y socialistas pacten una ley electoral para disminuir el peso de los nacionalismos o incluso para expulsarnos de las instituciones españolas, como algunos dicen, esto sería un 'casus bellì, una declaración de guerra en toda regla", ha alertado.

Según Mas, "es una evidencia que hay muchísima gente del PP y del PSOE a las que les gustaría mucho cambiar la ley electoral para casi expulsar a los partidos nacionalistas del Congreso. Aún no se han atrevido a hacerlo pero unos y otros han hablado mucho de ello". "Espero que Rodríguez Zapatero no se deje arrastrar por estos cantos de sirena que muchas veces han venido desde el PSOE y no se deje impresionar ni influir por las presiones que puedan venir del PP", ha añadido.

Mas ha advertido además de que un planteamiento de este tipo significaría "cerrar la puerta a cualquier tipo de colaboración" de CiU con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. "No puedes colaborar con quien te intenta expulsar o disminuir. Sólo puedes colaborar con quien te respeta como un igual", ha dicho.

Ante un hipotético intento de "pinza" entre PSOE y PP, Mas consideraría necesaria una cumbre de Galeuscat, la plataforma nacionalista que integran CiU, PNV y BNG, para plantear su oposición a estos planes y formular una alternativa. Mas ha asegurado que, no obstante, su formación no se cierra a estudiar determinados cambios en la ley electoral. "Si quieren cambiar la ley electoral para mejorarla, para que se acaben las listas cerradas y la gente pueda llegar a votar a sus representantes, estaremos encantados de la vida, porque lo llevamos dentro de nuestro programa electoral", ha explicado.

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Ya saben, o se dejan chantajear por los nacionalistas o están declarando la guerra. ¿Qué prefieren?

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BANCARROTA IDEOLÓGICA.

Por bancarrota se suele entender la quiebra comercial derivada de falta grave o fraudulenta y, también, el descrédito o hundimiento de un sistema o doctrina. Dado que el PP no es una tienda de ultramarinos, estamos ante el descrédito de un partido político. ¿Es así?

Las declaraciones del PP de La Puebla, Mallorca, (8/5/2008) son un síntoma de la enfermedad que aqueja al partido. ¿Cuál es la enfermedad? Se trata del paso, no siempre fácilmente detectable, entre las llamadas ‘diferentes sensibilidades’ (aunque no me gusta la expresión) y las diferencias de principio. Mientras que las primeras son una riqueza, las segundas son un cáncer que lleva al partido, normalmente, al descrédito y al hundimiento.

Las declaraciones a las que me refiero expresan (a menos que fueren excepcionales) la existencia de dos maneras básicas de pensar el propio partido. Tan diferentes, que la coherencia y la propia eficacia exigen la escisión, como mal menor. Por supuesto, serán los militantes y los votantes los que, con sus opiniones y sus votos, pondrán de manifiesto si mi hipótesis es correcta, o no.

Dicen, con relación al catalán: ‘Científicamente es irrefutable la génesis de nuestra lengua e históricamente está demostrado cuál fue la última cultura en llegar a esta tierra’.

Una de las características de la ciencia es que no se trata de conocimiento cierto e indudable, excepto en las ciencias formales. En las ciencias empíricas lo que hay es certidumbre práctica, hay opinión justificada. Recordemos la famosa afirmación de Einstein: ‘En la medida en que las leyes matemáticas se refieren a la realidad, no son ciertas; y en la medida en que son ciertas, no se refieren a la realidad. Estos políticos del PP deberían evitar las exhibiciones de ignorancia. Máxime cuando tales exhibiciones se alinean junto a las posturas que defienden los nacionalistas soberanistas.

Con el nacionalismo adoptan, otra vez, una actitud pro-nacionalista: ‘...si les hacemos sentirse bien dentro del conjunto nacional, no habrá lugar a más polémicas nacionalistas’.

Lo de ‘conjunto nacional’ quiere decir España. Recordemos que destacados miembros de partidos nacionalistas han repetido, por activa y por pasiva, que no se sienten cómodos en España. Ahora resulta que el barón J. Font (PP) y compañía nos piden que les hagamos caso. Que no seamos insensibles con ellos. O sea, la culpa es nuestra. No basta que hayamos cedido al chantaje nacionalista estos últimos treinta años. Hay que inclinarse más. Actitud genuflexa. Pero estos ejercicios genuflexos exigen otro partido. O sea, un partido en posición genuflexa, y otro partido que se ponga de pié. Por otra parte, hay que ser muy ingenuo, por ser suave, para creer que más cesiones y carantoñas pueden satisfacer a los nacionalistas.

Con Irak pasa algo parecido. ‘... se ha demostrado que la causa principal estuvo en nuestro partido, cuando Aznar se alineó con Bush y Blair para atacar injustificadamente a Irak’. La alternativa simplona de estos (y otros) peperos es la de atacar Irak (malo) o la de no atacar Irak (bueno). Esta es una simplona y miserable disyuntiva. No atacar Irak suponía dejar que Sadam y su gobierno siguieran asesinando a decenas de miles de irakíes, incluidos kurdos. Repito, decenas de miles. Algo parecido a lo que sucede en Darfur. Cada día hay personas asesinadas y violadas. Podemos seguir sin intervenir y que siga la matanza de civiles inocentes (bueno), o intervenir militarmente (malo). A menos que ZP y los peperos progres vayan a Darfur con talante dialogante a solucionar el entuerto. Sin embargo, Aznar cometió un error. No el de ayudar a la reconstrucción de Irak (no envió tropas como dicen falsamente los progres) lo que está bien, sino el de no explicar a la opinión pública el sentido de esta ayuda e implicación. Lo que sí hizo Blair.

Con la inmigración, más de lo mismo: ‘Nuestro discurso hace que los inmigrantes se sientan amenazados ...’. En primer lugar, tendríamos que preguntar a todos los inmigrantes si se sienten amenazados por este discurso. En segundo lugar, debemos preguntarnos si tiene justificación que se sientan amenazados. La alternativa de los peperos progres es parecida al ‘buenismo’ zapateril. Centrar los problemas en la cuestión de los sentimientos. Y vender esta estratagema irresponsable como lo mejor de lo mejor, con la ayuda de los medios de difusión ‘progresistas’.

Veamos lo que dicen K. Jespersen y R. Pittelkow, ex socialdemócratas y autores del libro ‘Los islamistas y los ingenuos’: ‘Si abandonamos la defensa de nuestros valores, destruiremos las sociedades democráticas’. Por tanto, se trata de que los inmigrantes, si quieren vivir en España, incorporen los valores democráticos que rigen nuestra sociedad. Les de miedo o no les de. Se sientan amenazados o no. Y lo mismo en el resto de Europa.

Estas bobadas ‘buenistas’ están emparentadas con la Alianza de Civilizaciones. De ahí que estos señores de La Puebla digan que hay que apoyar a la Iglesia (la católica), ‘sólo lo estrictamente necesario’. Otra cosa son las otras religiones. Ahí hay que ser generosos, sí señor. Y si se ofende a la Iglesia Católica hay que mirar hacia otro lado. Otra cosa es si se ofende a otras religiones. Esto sí que es intolerable y no lo podemos permitir.

Otra perla ideológica profunda es la cuestión de la simpatía. ‘En la relación con los medios de comunicación, nos hemos ganado una mala imagen, de gente aprovechada, sin escrúpulos, prepotente y egoísta, que no se preocupa por su pueblo ni por el entorno. Se está asociando (la imagen de) nuestro partido a la corrupción, los intereses partidistas, a un partido retrógrado, poco democrático, autoritario, un partido de viejos y gente poco formada’.

No me cabe duda de que hay peperos así. Habría que echarlos del partido. Pero la cuestión central es si se trata de una realidad (que ofende a la acrisolada honradez del partido socialista, por ejemplo) o se trata, además, de una cuestión de imagen. Aquí aparece otro de los errores de Aznar. Permitió que los adversarios políticos acaparasen gran parte de los medios de difusión. Grave error. El rojerío mediático es clara mayoría. Por tanto, no dudo de que haya peperos impresentables, como los que describen los de La Puebla. El problema es que la gente del PP se crea lo que dicen sus adversarios políticos. Es decir, los mismos del antidemocrático Pacto de Tinell. Y las mentiras de la T-4 en Barajas. Y las mentiras de la inexistencia de crisis económica. Y las mentiras del pago a los piratas en la costa de Somalia. Y un largo etcétera de engaños y mentiras.

No creo que quepan, ideológicamente hablando, todos los militantes en el mismo partido, dadas las importantes diferencias ideológicas. Y tampoco creo que todos los votantes que votaban al PP puedan seguir votándolo, si defiende estos planteamientos. Esconder los problemas y las discrepancias es hacer de avestruz. Es imprescindible aclarar ideas, debatirlas y promover el debate interno, y también con la izquierda. En vez de estar acomplejados y copiar (con rubor o sin él) los postulados de sus adversarios políticos.

Recordemos algo a los peperos que presumen de ser ‘prácticos’ y desprecian las ideas.

Un típico hombre ‘práctico’ le reprochó a Carlyle. ‘Ideas, Sr. Carlyle, nada más que ideas’. Y éste respondió, ‘Hubo una vez un hombre llamado Rousseau que escribió un libro que no contenía nada más que ideas. La segunda edición de aquél libro se encuadernó con las pieles de los que se habían reído de la primera’. (Thomas Carlyle)

Sebastián Urbina.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído con gran interés su ensayo sobre el porqué debemos llamarle ‘Balear’ a la lengua de las Islas Baleares y no catalán, aparecido en ‘El Mundo’, el día 1 de abril. Debe Ud. entender, en primer lugar, que no deseo rebatirle para menospreciarle, al contrario de lo que parece que hacen algunos, y que mi intención no es política sino puramente filológica. No soy nacionalista de ningún lado porque pienso que el mundo se está haciendo pequeño y no hay lugar para exacerbar los ‘hechos diferenciales’, bien sean grupos sanguíneos, perímetros craneales o diptongos. Como dice un buen amigo, mi patria es donde se coma bien y se ría mucho. Pero si quiere más datos, soy mallorquín.

Debo indicar también que no hubiera escrito jamás esta carta si Ud. hubiese manifestado que su motivación para llamar ‘Balear’ a la lengua de las Baleares es únicamente política. Respeto y apoyo tal postura. En primer lugar, por lo acertado del nombre, y en segundo lugar porque creo que los países y regiones tienen el derecho de llamar a su lengua como mejor les plazca. Adicionalmente, coincide con el sentir de muchos habitantes de las Balears. Esto ya se hizo en Valencia, declarando como oficial el valenciano, y en Portugal con el portugués, que históricamente se originó en Galicia (aunque a la época la frontera con Portugal fuera difusa). Si ahora naciera una ‘Académia de las Siensias Mehicanas’ y declarara que lo se habla en México (el país de habla hispana más poblado, nada menos) es el mexicano, y lo deslindara completamente del español, como Ud. quiere hacer con el balear con respecto al catalán, yo aplaudiría tal iniciativa, como estoy convencido que haría Ud. Es curioso como a muchas personas a las que les irrita el nombre de ‘catalán’ para lo que hablamos en las Baleares insistan en llamar ‘castellano’ a lo que se habla en Argentina, Guinea Ecuatorial, Uruguay o Cuba, acaso una denominación tremendamente regional. Pero eso es otro tema.

Como digo, todos tenemos nuestras opiniones y yo respeto genuinamente las suyas, y en cuanto a la denominación de ‘Balear’, como he dicho, me parece acertada. No obstante, Ud. dice que no se siente cualificado para una defensa filológica de sus argumentos y pasa de inmediato a esgrimir datos lingüísticos que son, cuando menos, infundados. Lo peor, señor Delgado, es que utiliza Ud. una estructura paratáctica en su ensayo, insertando datos dudosos entre otros ciertos (como las características básicas de una lengua), lo cual, al lector no informado, puede ofrecerle una impresión general de veracidad. En el lector avezado y conocedor del tema, le produce una impresión diametralmente opuesta. Permítame, con todo mi respeto, que rebata algunas de sus aseveraciones.

En primer lugar, a los lingüistas, por extraño que parezca, nos cuesta mucho delimitar qué es lengua y qué es dialecto. En líneas generales, diremos que ‘lengua’ es un abanico más o menos abstracto que engloba una serie de dialectos, que se encuentran en una relación de gradación. Cuando dos personas no se entienden al hablar, es decir, cuando no hay inter-inteligibilidad, hablamos de que son dos ‘lenguas’ diferentes: el japonés y el ruso. Cuando apreciamos en nuestro interlocutor diferencias (morfosintácticas, léxicas o fonológicas) pero le entendemos, hablamos de ‘dialecto’. Los dialectos son geográficos pero también sociales: reconocemos enseguida el hablar ‘pijo’ del ‘profesional’, ‘adolescente’, etc. ¿Cuál es el mejor dialecto? No lo hay. Igual que el castellano de Valladolid no es ‘mejor’ que el de Canarias ni el de Colombia. Es cuestión de gustos y de un cierto clasismo (no le extrañe que muchos británicos vean el inglés norteamericano con un cierto desprecio). Del mismo modo que es inapropiado vestir con una chaqueta con pinchos en una entrevista de trabajo para un banco, es igualmente inapropiado ir de traje y corbata a un concierto de música punk. El contexto, y no otra cosa, determinan el valor de los dialectos.

Visto así, el mallorquín es un dialecto del catalán, pero es que el catalán de Catalunya en sus distintas modalidades (de Barcelona, Ampurdá, el de l’Eixample, de Hospitalet, adolescente, profesional) también es un dialecto del propio idioma catalán, bien sea un dialecto geográfico o social. Para evitar la circularidad de denominación, se suele añadir una aposición explicativa; asi, hablamos del ‘inglés cockney’, el ‘inglés de los negocios’, el ‘español canario’, el ‘catalán de Girona’, etc. En la lingüística no hay juicios de valor, y hablar un dialecto no significa más ni menos que hablar una lengua. Le recuerdo el dicho, atribuido a Churchill, de que ‘una lengua es un dialecto con ejército y marina de guerra’.

Para seguir, muchos de sus datos pecan de falta de solidez (por no decir total ausencia de la misma): cuando intento indagar me aparecen las mismas páginas web (resido en EEUU, no puedo consultar bibliotecas físicas en Mallorca en este momento). Desgraciadamente, no he encontrado ninguna información sobre el señor Juan Vanrell. Dice Ud. que se trata de un filólogo, pero no aclara si se refiere a un sentido figurado (filólogo=amigo de la lengua) o estricto (profesional). También aclara que es catedrático, pero no dice de qué ni dónde ni dónde obtuvo su acreditación académica. Que conste que no lo dudo, simplemente ignoro la labor académica del Sr. Vanrell. El problema es que muchas de las informaciones que Ud. alega sí se encuentran en un blog de la mentada ‘Académi de Sa Llengo Baleá’, pero ahí (aparte de encontrar una ortografía cuando menos interesante) no vi ninguna referencia académica a ninguna de las categóricas afirmaciones que abundan en tales páginas.

Dice Ud. que es ‘importantísimo’ tener en cuenta que las gramáticas marcan la fecha de nacimiento de una lengua como idioma. No hay un solo lingüista que defienda tal idea. La primera gramática catalana data de 1918 y fue escrita por Pompeu Fabra, ¿de verdad cree Ud. que el catalán sólo tiene 90 años? Las gramáticas muchas veces no se escriben por falta de preparación, tiempo, apoyo económico, o, como fue el caso del catalán durante siglos, por una situación política adversa. No puede Ud. tampoco traer a colación el italiano, quizá la lengua más joven de Europa, que no existía como tal históricamente, sino que fue una modificación artificial del toscano, (lengua de Garibaldi), y que impuso para lograr una mayor unidad del país.

Las lenguas, como tales, nacen cuando un grupo de personas las hablan, y el origen de eso es, frecuentemente, muy difícil de documentar. De hecho hay cientos de lenguas en el mundo que no poseen una gramática y ni siquiera un sistema de escritura (especialmente en Oceanía) y no por ello se puede decir que no hablen una ‘lengua’. Muchos lingüistas están trabajando en la actualidad en la tarea de documentar tales lenguas, que a menudo cuentan con tan sólo una decena de hablantes. Ni siquiera se sostiene su argumento si se quisiera ligar el origen de una lengua a la existencia de un documento escrito; las primeras manifestaciones del español como lengua diferente del latín son las del Cantar del Mío Cid (1140), y las del catalán las de las Homilíes d’Organyá (s. XII), y en esto el consenso de la comunidad académica es unánime.

Menciona Ud. que el latín se transformó en Mallorca, mezclándose con otra lengua (o ’sustrato’), dando origen al balear. Sugiere Ud. que cuando llegó Jaume I se encontró con una lengua que, aunque no fuera la suya, entendía sin dificultades. Dése cuenta Ud de que si tal cosa fuera cierta, nos encontraríamos ante una de las más fabulosas coincidencias lingüísticas conocidas: que dos territorios (supuestamente contando con la misma lengua sustratal, que Ud. no menciona) separados por un mar y en una época con comunicaciones muy precarias (s. XIII) hubieran desarrollado paralela y simultáneamente dos sistemas lingüísticos prácticamente idénticos. Es casi como asegurar que Cristóbal Colón podía hablar en castellano con los nativos americanos en su desembarco en 1492 en lo que hoy es la República Dominicana.

No quiero alargarme más, y no voy a entrar en otras inexactitudes que salpican su ensayo, como las fechas de las universidades de Barcelona (1540) y Mallorca (1697), porque no vienen al caso. Simplemente, señor Delgado, quiero que vea que mi contestación se dirige a sus datos y no a su persona ni a su postura, porque respeto ambas. Me perdonará la licencia, pero creo sinceramente que las cosas van mejor cuando los políticos se dedican a sus tareas, y Ud. es alcalde de un municipio importante y próspero, y los lingüistas nos dedicamos a lo nuestro.

Ni que decir tiene que estaré encantado de continuar este debate y proporcionarle las citas académicas de todo lo que aquí he expuesto.

Reciba un saludo cordial desde Chicago

Jaime Gelabert

Doctor en Lingüística
Profesor de Lingüística y Español
Loyola University Chicago
EEUU

Sebastián Urbina dijo...

Este comentario-artículo va dirigido al político Delgado, alcalde de Calviá.

De todos modos, y aunque me parece muy interesante y estoy de acuerdo en muchos aspectos no justifica su afirmación de que el mallorquín es un dialecto del catalán.

Por otra parte, la comparación con los indios de América y Colón es absurda. No había relaciones antes de la llegada de Colón. En cambio, había un intenso tráfico comercial entre diversos lugares del Mediterráneo. Por tanto, no es cierto que hubiera comunicaciones muy precarias. Aparte de que las Baleares fueron colonizadas, más de 700 años, por los romanos. Su lengua (latín más o menos vulgarizado) y su cultura modificaron nuestra manera de ser y de expresarse.

Anónimo dijo...

Si el PSOE, llegando a un consenso con PP, IU y UPyD -por ser éstos partidos nacionales- se atreve a cambiar la ley electoral, logrando que los partidos nacionalistas (por tanto, antiespañoles) vean reducido su ámbito de influencia y actuación a sus propias regiones, creo que empezaré a sentir mayor simpatía por este Gobierno. Alguien podría decir que eso sería antidemocrático, sin embargo yo creo que eso sería lo auténticamente democrático. Si estos partidos gobiernan sus autonomías, lo que me parecerá estupendo, tendrán que entenderse con el gobierno central, pero no de igual a igual, y mucho menos teniendo la sartén del chantaje por el mango.
Es inadmisible que el gobierno de la nación, que se supone que busca el bien general, vea limitado su poder de decisión y de acción por los intereses casi siempre espurios de grupos minoritarios.

saludos

Sebastián Urbina dijo...

Nika, puede estar segura de que es auténticamente democrático. Y más justo, porque acerca la influencia política de los nacionalistas a los votos reales obtenidos. Es un absurdo que los partidos que desprecian a España puedan tener la llave de su gobernabilidad.

Mi teoría (difícil de probar) es que, actualmente, España es uno de los países más inmaduros, políticamente hablando, de Europa.
Tiene mucho que ver que la izquierda española (por decir algo) sea la más paleolítica de Europa. Revel creía que este 'honor' correspondía a la izquierda francesa. Y una derecha acomplejada, como se está viendo con el posicionamiento de Rajoy y otros barones populares.
Por último, una opinión pública (diría que mayoritaria) que prefiere cuentos de hadas y mentiras dulces, a verdades molestas. Por eso triunfó Solbes sobre Pizarro. Zapatero sobre Rajoy. Hasta que nos encontremos mucho más abajo. Entonces, probablemente, habrá reacción.

Anónimo dijo...

El mallorquín es tan dialecto del catalán como el andaluz del castellano. Lo demás són chorradas.