11/5/2008.

ALIANZA DE CIVILIZACIONES.

(PD).- Abdel-Qader Ali, sólo se arrepiente de una cosa: de no de haber matado a su hija el mismo día en que nació. "Si hubiera sabido en lo que iba a convertirse, la hubiera asesinado en el mismo instante que su madre dio a luz", explica el padre sin ningún atisbo de arrepentimiento. El delito de su hija no tenía perdón: se había enamorado de un soldado británico en Basora.

Hace dos semanas, Caroline Davies y Afif Sarhan se hicieron eco en The Observer del asesinato por honor de la estudiante de 17 años Rand Abdel-Qader.

Su padre, un empleado del Gobierno iraquí, de 46 años, fue detenido pero la policía le liberó a las dos horas.

"Son hombres y saben lo que es el honor", asegura Abdel Qader Ali, que relata cómo los agentes le dieron la enhorabuena por lo que había hecho.

Rand, estudiante de inglés en la Universidad de Basora, conoció a Paul, un soldado británico de 22 años. Ell ayudaba como voluntaria a las familias desplazadas y mientras que él distribuía agua entre los afectados.

Según su amiga Zeinab, el romance, que duró cuatro semanas, no pasó de las conversaciones. "Rand murió virgen", asegura la joven.

El 16 de marzo, Ali supo que su hija había sido vista en público con el militar, "el enemigo, el invasor, el cristiano". Había deshonrado a su familia.

A pesar de los intentos desesperados de la madre de Rand por impedir que Ali matase a su hija, éste la ahogó, con la ayuda de sus dos hijos, aplastando el cuello de la joven con el pie. Fue enterrada sin ninguna ceremonia.

Mejor sin hija

"La muerte era lo que se merecía. Tengo el apoyo de todos amigos, que son padres como yo, y saben que lo que hizo era inaceptable para cualquier musulmán", declaró Ali a The Observer.

"Hora no tengo ninguna hija y prefiero decir que nunca tuve una", continúa el hombre, que añade, para quien "las mujeres musulmanas no son como las occidentales, que pueden dormir con cualquier hombre que quieran y quedarse embarazadas sin casarse".

Un funcionario de Basora ha denunciado que un político local le ha dado dinero para que se marche unos días a Jordania hasta que la historia sea olvidada.

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¿Qué sentido tiene la Alianza de Civilizaciones propiciada por el Presidente Rodriguez Zapatero?
¿Son salvables estas diferencias? ¿Qué sentido tiene la negociación política con una banda terrorista? ¿Qué hay que negociar? ¿Será un intento de hacer ver al personal que nuestro Presidente es 'buenísimo'? Y parece que el intento ha tenido éxito. No hay protestas. No hay manifestaciones. Ahora los piratas somalíes nos ofrecen más Alianza de Civilizaciones y nosotros respondemos con 'buenismo'. ¿Es posible que mucha gente crea que esto es correcto y que sienta un buen precedente?

Recuerdo que, cuando era adolescente, ví una película norteamericana en la que había una manifestación pacífica en la calle. Entonces, en España, estaban prohibidas por el franquismo. Pasadas las horas, mucha gente se fue retirando hasta que hubo un solo hombre que seguía con su pancarta arriba y abajo. Un guardia se le acercó y le dijo, en tono amigable, '¡Déjelo ya! ¿Cree que va a cambiar el mundo? 'No lo sé', contesto el buen hombre. 'Sólo intento que el mundo no me cambie a mí'.

El problema del cambio es un problema importante y no voy a tratarlo aquí. Sólo diré que parece poco racional el cambio por el cambio o la adaptación por la adaptación. La cuestión no es si adaptarse o no adaptarse a los cambios. La cuestión es ¿a qué cambios hay que adaptarse? Si una persona no tiene principios no tiene motivos para rechazar o aceptar nada. Pondré un ejemplo extremo para no alargarme. Supongamos que viene un cambio político como el de la Alemania nazi. ¿Es moralmente correcto adaptarme? Puede que lo sea desde un punto de vista prudencial. Para salvar el pellejo. Pero si mi pellejo no está en juego no hay razones morales para que me adapte. A menos que todo sea relativo. Pero no voy a hablar ahora de relativismo.

Sebastián Urbina.