domingo, 5 de septiembre de 2010

¿LE GUSTA SER ENGAÑADO?








SÓLO DISIMULO, Y NO MUCHO.


Llegó el tan esperado (y tan negado hace no demasiado tiempo) día del comunicado de ETA. Llegó el alto el fuego –que no tregua– que de hecho ni siquiera es formulado como tal, sino que se habla de "no llevar a cabo acciones armadas ofensivas". De las palabras "permanente" o "definitivo" nunca jamás se supo.

Una vez más (y van...) ETA decepciona hasta a sus más "comprensivos" amigos y nos da la razón a los que defendemos que es la misma pandilla de asesinos de siempre: no sólo el comunicado es un nuevo canto a lo imposible, con sus referencias a "un País Vasco socialista"; sino que además los etarras se cuidan muy mucho de ofrecer nada que pueda servir como agarradero para lanzar al vuelo las campanas de un nuevo "proceso de paz".

Es importante señalar que el comunicado que hemos visto hoy es todavía más desesperanzador (para los que tuviesen alguna esperanza, claro) que el excretado en marzo de 2006: como ya hemos dicho ni siquiera se toman la molestia de hablar de alto el fuego permanente, expresión que sí usaron hace cuatro años, y todo se enmarca dentro de una sarta todavía más larga y obtusa de chorradas propagandísticas e increíbles.

Tan magra es la esencia de lo anunciado por la banda que nos evidencia un par de cosas: que no hay una verdadera voluntad de dejar de asesinar, extorsionar y amenazar; y que los que esperan que los terroristas den algunos pasos para poder vender la burra vieja de la paz a la opinión pública mejor harían en esperar no ya sentados sino más bien tumbados.

Todo es un paripé para que los asesinos sigan en los ayuntamientos y se puedan tejer determinadas alianzas políticas con una ETA presuntamente blanqueada; todo es un baile de disfraces, pero los etarras ni tan siquiera tienen ganas de bailar su parte de esta danza del disimulo.

Así las cosas, una vez más los que se han acercado a los asesinos etarras han quedado desautorizados moralmente, por supuesto, pero también desairados políticamente. La banda sigue siendo la colección de delincuentes iluminados que ha sido siempre; Batasuna y la "izquierda abertzale" no son más que sucursales del grupo criminal; y las posibilidades de un acuerdo que no sea una vergüenza que haga revolverse en su tumba a los centenares de víctimas mortales (hoy es imprescindible recordar esa lista) son de una entre un trillón.

Y pese a todo seguirán intentándolo y tratarán de camelarnos: en un par de días empezarán a surgir los "etólogos" que nos hablarán de las "señales" y los "cambios en ese mundo". Pero las señales nos las tenían que haber dado hoy y en lugar de una bengala han encendido una cerilla.

Carmelo Jordá es redactor jefe de Libertad Digital.

3 comentarios:

ansiadalibertad dijo...

Sebastián, que unos delincuentes se comporten como tales entraría dentro de lo que se puede esperar.
Que 'funcionarios públicos de nivel', en teoría electos, continúen tratándoles como otra cosa diferente a lo que son, se olviden siempre de las víctimas, no respeten la ley ni la moral tampoco en estos asuntos y den la espalda a los ciudadanos decentes por enésima vez, ESO sí debería ser sorprendente. ¿Hay algún sorprendido en Estepaís?,¿fuera de Expaña se sorprende alguien de algo que pase Aquí?

Sebastián Urbina dijo...

La cosa es muy triste. Pero no podemos rendirnos.

fractalio dijo...

Suscribo las palabras de Carlos Fernández Ocón (con su permiso), y añado: que un individuo -o los que sean- intente publicar un video o cualquier comunicado diciendo lo que sea con la cara tapada, no es sorprendente, lo sorprendente es que un medio de comunicación de masas lo edite.

Ignoro si la ley española contempla esto, pero si no lo contempla me parece algo absolutamente inaudito e injusto, pues los medios de comunicación tienen una función social de la que no pueden evadirse por mucho negocio privado que sean y por mucha libertad de prensa que queramos.

Es curioso que para que te publiquen una carta al director, dando una simple opinión sobre algo, te exijan el nombre, apellidos, dirección y DNI. ¡Tócate lo que te tengas que tocar!