Los partidos políticos se han inventado cerca de 4.000 empresas públicas en las tres Administraciones, la inmensa mayoría innecesarias, para colocar en ellas a sus paniaguados, a sus parientes, a sus amiguetes y simpatizantes.
Según informe del Banco de España, su deuda se eleva a 50.248 millones de euros, es decir un 4,8 del Producto Interior Bruto. Las empresas públicas de titularidad estatal deben 26.280 millones; las de titularidad autonómica, 15.789 millones; y las de titularidad municipal 8.718 millones.
Aznar redujo el endeudamiento de las empresas públicas en 3,4 puntos. Zapatero lo ha multiplicado por dos. Un escándalo más de los muchos que se cargan a los bolsillos de los contribuyentes. En la reforma económica que precisa España habría que reducir las 3.807 empresas públicas, muchas de ellas fantasmales, a tres centenares y garantizar una gestión eficaz y rentable. En la actualidad la mayor parte de las empresas públicas se han convertido en el recurso de los políticos para enchufar a sus compromisos.
Sin control presupuestario, sin transparencia en sus cuentas, las empresas públicas, con las debidas excepciones, constituyen ya una de las enfermedades graves que lesionan el tejido económico de España. (El Imparcial)
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