He reiterado tantas veces en esta sección lo que iba a ocurrir que a los lectores de El Imparcial no les ha podido sorprender la desfachatez zapateresca al comprar el PNV. El presidente dadivoso necesitaba los seis escaños nacionalistas para aprobar los Presupuestos Generales del Estado y, con el dinero de todos, recaudado a través de un sistema feroz de impuestos, ha destinado casi 500 millones de euros para asegurarse que los diputados del PNV votarán los Presupuestos confeccionados por Elena Salgado.
Cerca de 100 millones de euros ha costado cada voto; 500 millones de euros, números redondos, han tenido que pagar los españoles para que Zapatero continúe en su madriguera de Moncloa tejiendo despropósitos económicos a través de su marioneta Elena Salgado. La caja única ha sido quebrada, tal vez de forma irreversible. Su administración nacional ya es en el País Vasco administración foral. Por otra parte, Zapatero ha establecido la desigualdad. La Comunidad Autónoma vasca cobrará, a partir de ahora, 3.744 euros por cada uno de sus parados; la valenciana, 617, la murciana, 640.
El escándalo es mayúsculo. Sobre todo si se añaden al dinero impuro y duro, las concesiones políticas en varias instancias públicas del País Vasco. Ah, y las que no sabemos, las que se han negociado bajo cuerda a espaldas de Patxi López, al que Zapatero ha dado vejatorio tratamiento de títere. La degradación de la vida política española está alcanzando cotas tan altas que la repugnancia popular hacia los partidos políticos se acentúa día a día, como reflejan las encuestas más solventes. (El Imparcial)
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¡Vote progreso! ¡Vote ZP!
1 comentario:
Cada día que pasa me avergüenzo más de pertenecer a esta sociedad tan cutre, hipócrita y tramposa.
Siempre me he preguntado cómo es posible que unos personajillos que dicen representarnos, y además se les llena la boca con la palabra democracia, tengan la desfachatez de hacer posible o imposible la aprobación de unos presupuestos generales del Estado, aprovechando que tienen la llave del éxito o fracaso de los mismos, en función de que se les den o se les nieguen determinados cromos.
Vamos a ver, lo primero y fundamental, ¿conocen los presupuestos, se los han leído, los han analizado? En caso afirmativo (y dudoso, pues ya saben lo que van a votar antes de que se publiquen), ¿les parecen bien o les parecen mal? Pues cuando tengan una respuesta a esa pregunta, voten en consonancia con eso, y nada más que con eso, que para eso les han votado a Vds.
¿Qué pasa, que los presupuestos son muy buenos si me transfieren las bonificaciones a las empresas, y muy malos si no es así?
Ya sé que la respuesta inmediata es: “hombre, ése es el juego de la democracia”. Lo siento, pero para mí no cuela, ése es el juego del teatro, de la trafulla, de las apuestas, o del regateo en un mercadillo. Es el insulto al sentido común y la coherencia. Seamos serios, llamemos a las cosas por su nombre, y en consecuencia, a los políticos apliquémosle el suyo: delincuentes. Los que dan los cromos y los que los reciben.
Y para colmo, pactan cosas que después nadie es capaz de interpretar ni de valorar. ¿Rompe o no rompe la caja única de ls Seguridad Social? Si la rompe, los que sostienen que no a toda costa, deberían ir a la cárcel, y si no, deberían ir los que sostienen que sí.
Pero aquí no paaaaasa naaaada, tenemos lo que nos merecemos.
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