Quiero que se enfrenten cara a cara con sus víctimas», asegura Clegg
Los causantes de los disturbios tendrán que limpiar las calles vestidos de naranja
Los participantes en los disturbios en el Reino Unido deberán limpiar las zonas que destrozaron, según anunció hoy el viceprimer ministro británico, Nick Clegg. (La Razón).
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Porfa, quiero un Presidente de Gobierno con un par. Fuera Zapatero y Ruba, que consienten lo que sea a los chorizos del 15-M. Y desprecian a los ciudadanos, a los comerciantes de la zona Sol y a los policías.
¿Tendrá Rajoy pelotillas para aplicar la ley?
¡Qué bajo hemos caído! En España, obligar a los chorizos ilegales a limpiar los destrozos, vestidos de naranja, sería violación de los Derechos Humanos. ¡Mierdoso país!
¡Tener que añorar a la pérfida Albión!
¡¡¡Que venga Clegg!!!
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Porfa, quiero un Presidente de Gobierno con un par. Fuera Zapatero y Ruba, que consienten lo que sea a los chorizos del 15-M. Y desprecian a los ciudadanos, a los comerciantes de la zona Sol y a los policías.
¿Tendrá Rajoy pelotillas para aplicar la ley?
¡Qué bajo hemos caído! En España, obligar a los chorizos ilegales a limpiar los destrozos, vestidos de naranja, sería violación de los Derechos Humanos. ¡Mierdoso país!
¡Tener que añorar a la pérfida Albión!
¡¡¡Que venga Clegg!!!
5 comentarios:
Será muy de desear que Rajoy, llegado el momento, tome decisiones como las que está tomando el Gobierno inglés. Hay que devolver al Gobierno la autoridad que ha perdido. Por el bien de todos los que queremos un poco de orden.
Será una humillación que no olvidarán --y no perdonarán-- jamás.
Creo más en la tradición de la que habla José María Marco.
Y de paso le envío más cosas que he enviado por correo-e. Casi todos los días envío algo.
Me olvidé de presentame: soy Martínez Priede. Ya he visto que ha colgado un texto que divulgué en su día sobre el reino de Mallorca y las mentiras del catalanismo. Muchas gracias
****Los recientes disturbios en Gran Bretaña
José María Marco:
"Las sociedades protestantes, aquellas en las que triunfó el protestantismo, tienen serias carencias en cuanto a lo que llamamos cohesión social, o capital social. En realidad, la base de esta cohesión en las sociedades protestantes es la religión. En cuanto falla la religión, como falló a principios del siglo XX y como está fallando desde hace algunas décadas, todo se derrumba. Hemos vuelto a verlo en Inglaterra estos días. El genio de los norteamericanos consiste en haber preservado la religión en su vida, la privada y la pública, gracias a lo cual el lazo social no ha llegado nunca a deshacerse, al contrario. Si alguien quiere imaginar lo que debe de ser el infierno, no tiene más que pensar en unos Estados Unidos sin religión…"
"Por eso mismo, el catolicismo ha contribuido a crear sociedades plurales, pero no segregadas, y además trabadas, resistentes, de una vitalidad extraordinaria."
Ya veremos a ver qué pasa con los musulmanes, o con aquellos grupos marginales que si bien son católicos, o de tradición católica, sin embargo se automarginan al ceñir la convivencia a sus hábitos étnicos, más bien etnicistas o raciales, racistas. Llevamos 500 años con gitanos y la convivencia no es conflictiva pero tampoco modélica.
http://www.larazon.es/noticia/5793-sociedad-civil
****Los disturbios en Francia del año 2005.
http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-270/sn-270-96.htm
Como es extenso y quizá no tengan ustedes mucho tiempo, les pongo aquí los extractos que seleccioné:
"Los barrios donde han estallado las violencias corresponden, en su mayor parte [4], a grandes conjuntos de pisos en inmuebles genralmente en alquiler a precio moderado (HLM) construidos a lo largo de los decenios denominados “Trente Glorieuses”. Se trata de un periodo de fuerte crecimiento económico y de industrialización basada en grandes unidades de producción, que emplean obreros y obreras poco cualificados. El acelerado crecimiento de la población urbana se ve estimulado por intensos flujos de inmigración: italianos, españoles, argelinos, portugueses, turcos… y también por el prolongado babyboom de la posguerra y el éxodo rural relacionado con los cambios agrícolas y la atracción de las ciudades. Las grandes operaciones urbanísticas, que reúnen varios millares de viviendas (las ZUP, las ZAC, las “villes nouvelles”) y la arquitectura de inmuebles en altura y alineados, surge en la periferia de las ciudades como respuesta a la crisis de la vivienda de los años 1950 y 1960, tratando de alojar a los recién llegados a la ciudad, eliminar los islotes de hábitat insalubre y los poblados de chabolas. Las nuevas zonas industriales y sus fábricas, las nuevas promociones urbanísticas y la geometría de sus inmuebles colectivos, concretan las mutaciones radicales de la economía y de la sociedad en Francia.
Los primeros ocupantes, generalmente, han valorado la novedad que para ellos era el confort de los apartamentos, la proximidad de los equipamientos comerciales, de las escuelas y de las instalaciones deportivas. Sin embargo, desde finales de los años 1960, se comienzan a denunciar los retrasos en la dotación de equipamientos y la falta de acondicionamiento de las zonas verdes; la lejanía y el aislamiento de los nuevos barrios, las dificultades de la convivencia en inmuebles colectivos…, en resumen: el fracaso de la utopía de estos nuevos sectores urbanos inspirados en los principios de la Carta de Atenas y las ideas de Le Corbusier."
(II)
"No cabe duda que numerosas construcciones de estos grandes conjuntos urbanos se han degradado con rapidez, debido a numerosos factores: materiales de calidad mediocre, terminados chapuceros debidos a las prisas en la construcción, falta de mantenimiento, comportamientos asociales de algunos habitantes, promiscuidad y molestias (mala insonorización, degradación de las cajas de escalera, averías en los ascensores cuando existen, grupos de jóvenes ocupando las entradas a los edificios, etc.), abandono de los espacios verdes... Todo ello explica que numerosos barrios de viviendas sociales hayan adquirido una imagen negativa de sectores urbanos repulsivos, habitados por familias relegadas al extrarradio. De esta manera, para algunos arquitectos, responsables políticos o periodistas, los disturbios en estos barrios acusan directamente al urbanismo y la arquitectura que los caracterizan, llegando incluso a imputar la crisis de las periferias urbanas a las concepciones urbanísticas que las caracterizan. "
"La pauperización
Si la arquitectura funcional de las grandes urbanizaciones del periodo 1955-1975 puede, con toda justicia, suscitar controversias y lecturas antagónicas, la pauperización de estos barrios a partir de los años 1970 es innegable: “el decorado no ha creado la miseria, pero la miseria ha encontrado aquí su decorado” (Roland Castro, Le Monde, 6 de diciembre de 2005). Desde esas fechas, sus condiciones de vida y sus situaciones sociales no han cesado de degradarse."
"La falta de empleo, la carencia de recursos, la disolución de la autoridad sea familiar, escolar, profesional o institucional y las tentaciones de los tráficos ilícitos, contribuyen a la existencia de bandas de jóvenes, chicos de forma muy predominante, que pueden llegar hasta imponer su presencia y su autoridad en algunos barrios y que también pueden, manejando la emoción suscitada por cualquier acontecimiento fortuito, contribuir a las explosiones de violencia o, por el contrario, actuar para que éstas no estallen, evitando así que las fuerzas policiales penetren en el barrio y puedan controlar los tráficos ilegales."
"Relegados a un periferia de las ciudades con mal servicio de transporte público, enfrentados a un cúmulo de precariedades y a una pobreza creciente, desprovistos de servicios públicos (Correos, Comisaría de Policía) y abandonados por los médicos del dispensario, las sucursales bancarias y los comercios de uso cotidiano, unos barrios se han convertido en zonas de inseguridad, sectores sin ley donde las fuerzas del orden no van. Lo cotidiano es la violencia contra las personas y los bienes, los robos, las “tournantes”[6]. Allí prosperan los tráficos ilegales (objetos robados, drogas…) mucho más lucrativos que los empleos de nivel modesto que son el destino de muchos adultos que viven en las periferias más deprimidas. Se crean así modos de vida internos del barrio, que ciertamente contribuyen a la supervivencia de la población que los habita, pero también a encerrarse en si misma. De esta manera los términos gueto y “guetización”, que se han utilizado con frecuencia a lo largo de los acontecimientos del otoño de 2005, son absolutamente apropiados para caracterizar ciertos sectores de las periferias urbanas (sin pretender en absoluto generalizar), en los cuales se concentran los problemas sociales y que son el terreno y el teatro de las violencias urbanas que han estallado a lo largo de los últimos decenios."
(III)
"Pero lo que puede cuestionarse es, por una parte, el disimulo e incluso la negación de la existencia de una crisis social, de la cual la delincuencia no es, en gran medida, más que una consecuencia. Por otra parte, el mezclar indistintamente criminalidades, violencias urbanas y presencia de comunidades extranjeras numerosas, replegadas en sus culturas y hábitos de vestimenta a la vez influidas por discursos étnicos y/o religiosos. En un último análisis, donde habría que buscar los orígenes de los disturbios sería en la suma de comportamientos individuales: rechazo del trabajo, rechazo de los condicionantes de la escolarización, crisis de la autoridad familiar, falta de civismo y desprecio hacia los demás, predominio de las referencias a la cultura, al modo de vida y a la religión del país extranjero de origen. Todo ello habría transformado a los extrarradios populares en sectores de rechazo a la sociedad francesa, a sus principios, a sus leyes y a sus reglas de comportamiento social."
Es, con frecuencia, entre las familias de origen extranjero donde la degradación de las condiciones de vida se manifiesta más claramente. Pero se trata en muchos casos de inmigraciones ya antiguas, pues desde los años sesenta han pasado dos o tres generaciones y los hijos y nietos son franceses de nacimiento o de nacionalidad. Lo que plantea esta circunstancia es la gran dificultad de la sociedad francesa para integrar inmigrantes de origen magrebí, subsaharianos e incluso turcos. Por el contrario los inmigrantes anteriores (polacos, italianos, españoles o portugueses – de tradición católica) se han fundido progresivamente en la población nacional.
Según ciertos observadores y periodistas, la violencia tuvo como protagonistas a negros y magrebies musulmanes. Sería, por tanto, en cuestion a la vez la inmigración (en particular del Magreb y del África negra) y la influencia del Islam. El filósofo Alain Finkielfraut, en unas declaraciones a la prensa que tuvieron gran eco, se niega a reducir la crisis de las “banlieues” a una cuestión exclusivamente social, compuesta de paro, fracaso escolar, precariedad, desigualdades y discriminaciones:
“La religión no ha actuado como religión (sino) como referencia identitaria, en un país yun periodo donde están en declive los valores de identidad republicana en que se fundamenta la nación francesa...”
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