LA SUPERIORIDAD MORAL DE LA IZQUIERDA.
GABINETES Y FORMACIÓN.
Algunas personas creen que el problema de los socialistas es su baja formación. Así, tras la victoria de Barbie, ha habido quien ha aplaudido la inclusión en el gabinete de profesionales destacados y altos funcionarios. Pero en el gabinete de Smiley había ministros tan preparados como estos nuevos que han llegado, o más. Y si Barbie, por ejemplo, es registrador de la propiedad, también lo es Beatriz Corredor.
Lo malo de los socialistas, por tanto, no es que les falten conocimientos sino modestia y aprecio por la libertad. En la historia del socialismo abundan los individuos tan sabios y competentes como dañinos en su soberbia intervencionista.
Precisamente, la ex ministra de Vivienda expresó en un artículo reciente con destreza sus ideas antiliberales sobre la actividad inmobiliaria, cuyos males derivan según ella de un "viejo modelo económico" caracterizado, entre otras deficiencias, por una libertad excesiva a la hora de edificar.
Para cambiar el "modelo" recurre a una propensión clásica del colectivismo que consiste en asignar antropomórficamente deberes a amplias parcelas de la sociedad: "El sector inmobiliario ha de cumplir con los dos objetivos que definen o deberían definir su razón de ser: dotar de viviendas dignas a las familias que las necesitan y a precios asequibles y contribuir al crecimiento económico y a la creación de empleo pero de forma proporcionada y sostenible y, por lo tanto, sobre unos cimientos sólidos. En ellos hemos estado trabajando duramente en los últimos años".
Que nadie insulte a doña Beatriz llamándola ignorante o necia: es una persona muy inteligente, porque sólo una persona muy inteligente puede pretender organizar toda una actividad económica sobre la base de esta suerte de atribución tan profunda y prolija de objetivos y deberes.
Los socialistas de todos los partidos no creen que frente a la sabiduría bienintencionada de los gobernantes deban erigirse obstáculos a su coacción política y legislativa, y proceden en consecuencia. Así, la señora Corredor elogia la Ley del Suelo porque "a diferencia de las anteriores, considera el suelo no solo como un recurso económico, sino también como un recurso natural y no renovable, cuya utilización racional es esencial".
Lógicamente, la racionalidad es algo que sólo puede definir el poder, de la misma forma que sólo el poder será capaz de imponer un estupendo "equilibrio estable entre la compra y el alquiler, la vivienda libre y la protegida y la nueva construcción y la rehabilitación". Las metas serán "un modelo urbano más cohesionado" y "la vivienda protegida, que hemos convertido en uno de los pilares del Estado del bienestar". ¿Habrá alguien capaz de oponerse? ¿Habrá alguien tan reaccionario como para defender seriamente un modelo urbano deshilachado y un Estado del Bienestar con pilares endebles?
Sigue doña Beatriz con más columnas y pivotes: la innovación, claro, y "un sistema financiero sano que aporte el crédito necesario y suficiente…el sector solo se estabilizará cuando el crédito vuelva a fluir de manera razonable, con un debido control del riesgo".
Y ya está. Todo está organizado en un nuevo "modelo", o debería estarlo.
Dirá usted que este ensueño totalitario, esta prevención sistemática contra la libertad, este optimismo que pasa por encima de las debilidades y secuelas no deseadas del intervencionismo, es moneda corriente del pensamiento predominante.
Coincido, pero admitirá usted que no hay en él nada que pueda ser adscrito a la falta de preparación, información o talento de doña Beatriz Corredor. El inconveniente del socialismo de todos los partidos es su fatal arrogancia, y no su ignorancia. (Carlos Rodriguez Braun/ld)
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