Qué gran lección.
----- Mensaje reenviado -----
Un héroe de la libertad ante las agresiones tipo nazi de los sindicatos.
LO MÁS EMOTIVO Y GRANDIOSO ES LO DEL FINAL DE ESTE RELATO. Yo, desde hoy, seré un admirador de Rafael Azuaga, de 56 años, autónomo de la administración de lotería nº 16 de Málaga, en Alameda, nº 38, y aunque nunca compro lotería, salvo en Navidad, desde ahora, cuando encarte y pase por allí, le compraré un décimo. Todo lo resumo del exhaustivo relato de "Sur", 30/3/2012, página 4: Eran las 9 y media de la mañana del día de la huelga. Rafael, que dice que ahora tiene mucho menos venta por culpa de la crisis (como todos), se negó a cerrar el local. Empezaron a llegar poco a poco piquetes de CCOO y UGT, primero con gritos: "Este negocio/ lo vamos a cerrar", pitos y demás. Sólo ocupaban la acera; una hora después, dice que llegaban hasta los árboles de en frente; dos horas después eran ya unos cientos. Dice Rafael: "Yo me quedé dentro, callado". Pero cuando empezaron a amenazar con entrar y cerrar el negocio, echó una foto con su móvil. Y para qué. Se abalanzaron contra él, le tiraron el móvil y se lo quitaron. Al mismo tiempo lo agredieron a mojicones. Entonces se metió en la zona blindada. Uno de los sindicalistas intentó meterle un gran petardo por la ventanilla. Explotó y le cayeron encima trozos de la escayola del techo. A continuación le tiran otro gran petardo dentro del local y salen corriendo. Él, arriesgándose demasiado, salió de la zona blindada para coger con dos cojones el petardo y devolvérselo a los nazis (perdón a los de UGT-CCOO). Pero el petardo estalló cuando iba a cogerlo y sen quedó sin audición de un oído: según el forense que le atendió luego tiene lesión aguda en el oído izquierdo con pérdida de audición, que podría dejarle secuelas. Seguidamente el piquete en masa (¡qué valientes!) arremetió hacia el interior del local. Él les plantó cara. Y lo acribillaron a palos, mediante golpes y con los extremos punzantes en el cuerpo y en la cara, con los mástiles de las heroicas banderas de CCOO y UGT, dice, "como si fueran espadas". La frente llena de hematomas. Una mano lesianada con un corte. La otra mano, con un desgarro de piel y carne. Y cientos de patadas en las espinillas. "Me agredieron como una jauría por no querer cerrar mi negocio". Llegó entonces la Policía Nacional y los piquetes se fueron. Identificó a uno de los agresores. Y por la tarde ya estaba en la calle, sin más. Le dejaron la puerta pintorreada y todas las paredes con estallidos de huevos y pintura. Y decían que eran piquetes "informativos". Pero lo más espeluznante, por lo que tiene de emotivo y digno y por lo que tiene de peligrosísimo en cuanto a mengua de la LIBERTAD, es lo que dice Rafael al final: Que todos los comerciantes de las tiendas de la calle cerraron por miedo, como en la huelga anterior contra Zapatero, y le aconsejaron que él hiciera lo mismo. Y dice que eso desde luego es lo que todos piensan, porque se hubiera ahorrado daños físicos, psíquicos en su persona y daños en el local, y porque, de todas formas, los clientes, asustados, no iban a ir ni fueron a comprar lotería, como era previsible. Entonces, ¿por qué no cerró Rafael como hicieron los demás comerciantes y como le aconsejaron de buena fe? Su respuesta es de tal grado de dignidad que ya no estamos acostumbrados a escuchar por ahí: Dice Rafael: El día que yo cierre mi negocio por miedo a los piquetes, "ellos habrán ganado". O dicho de otra forma: "El día que me deje amedrentar, el día que me acobarde ante estos nazis de CCOO y UGT, habrán muerto mi dignidad y mi libertad y la dignidad y la libertad de los españoles". |
3 comentarios:
Admirable !!!!
Si hubiera mas españoles como este, otro gallo nos cantaría.
Y espero que todos los "acongojados" que cerraron sus negocios aprendan de él. Y también los jueces, que son los primeros que deberían tener "eso" para mantener en la cárcel a todos los animales que conforman los piquetes informativos.
Así es. Si hubiera más gente así las cosas serían muy diferentes. Pero de eso se aprovechan las minorías violentas.
"El comunismo no es una ideología política, es una enfermedad". J. Edgar Hoover.
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