jueves, 28 de mayo de 2020

SALIMOS MÁS VENEZOLANOS



SALIMOS MÁS VENEZOLANOS.
 
El Gobierno tiene la estrategia, o costumbre, de generar progresivamente -por eso es progresista- escándalos cada vez más graves. Un clavo saca a otro clavo. Van ya tantos que es casi imposible recordarlos, y el boquete amenaza el edificio constitucional.

Claro que los jueces van haciendo, a su ritmo, y entonces puede presentarse algún problema serio. Pero no pasa nada: basta con ir estrechando el control primero de la Abogacía del Estado, luego de la Fiscalía, ahora de la Guardia Civil. ¿Que alguno se resiste a cometer ilegalidades e insiste en investigar al Gobierno? Se le destituye. ¿Que eso causa malestar en el cuerpo? Aumento de sueldo y a callar. Para el soborno hay dinero, igual que para la propaganda, véanse las tropecientas portadas con el incalificable lema “Salimos más fuertes”, que he tomado para el título.

Pero decenas de miles de españoles, ni se sabe cuántos, directamente no salen de ésta. Otros muchos, contagiados, salen más débiles, algunos con secuelas de por vida. Millones salen arruinados, y los que quedan. Pero el Gobierno sí, el Gobierno sale mucho más fuerte. Está dominando a los demás poderes del Estado y ha demostrado que basta una frágil mayoría parlamentaria para suspender nuestros derechos fundamentales sin control alguno.

¿Dónde está el Tribunal Constitucional? Ah, misterio insondable. Peor podría ser lo que acabara resolviendo. Desde que los impuestos confiscatorios que prohíbe la Constitución son sólo aquellos que alcanzan el 100% de la base imponible, cualquier cosa es posible.

Repasemos: María José Segarra, Fiscal General del Estado durante el juicio del 1-O, destituida; Carmen Tejera, Abogada-jefe del Estado en Hacienda, testigo esencial en el 1-O, destituida; Diego Pérez de los Cobos, al mando del operativo policial del 1-O y testigo esencial en el juicio, destituido; Edmundo Bal, Abogado del Estado jefe de la sección penal, que se negó a cambiar la acusación por rebelión por la de sedición, destituido. Ya en 2018 Marlaska destituyó a Manuel Sánchez Corbí, responsable de la UCO de la Guardia Civil.

Sí, se cumplen ahora los dos años desde la moción de censura de Sánchez contra Rajoy. Cinco meses con el gobierno socialcomunista. Los sucesos se aceleran, y los pilares de nuestra democracia se tambalean. Así que conviene recordar qué es una democracia. Una democracia liberal, la de toda la vida, no una popular-comunista, que ya saben que “democracia es una palabra que debemos disputar”, que dijo Pablo Iglesias, y por tanto la usan, pero para significar lo contrario, al orwelliano modo.

En la democracia liberal lo esencial es el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos, y para ello es preciso atar corto al Gobierno, porque está la historia llena de gobiernos que han masacrado a sus ciudadanos. Muchos de ellos, comunistas. La división de poderes implica que el poder se reparte entre diversos cargos e instituciones, para que se vigilen entre sí y todos cumplan la ley, aprobada por los representantes de los ciudadanos mediante los procedimientos legalmente establecidos.

Nuestra división de poderes ya era bastante imperfecta de partida, pero se ha ido deteriorando más desde 1978, en particular con el “Montesquieu ha muerto” del PSOE en 1985. Rajoy tuvo la ocasión de mejorarla, pero la desperdició. Es difícil vencer la tentación y lanzar el anillo al fuego, ahora que por fin lo tenemos y podríamos usarlo para el bien, pensó, quizás. Rajoy, nuestro Isildur, se dio la vuelta y acabó perdiendo el anillo, asaeteado por los orcos. Y ahora nos enfrentamos al peligro real de acabar en un régimen iliberal, es decir, sometidos a los abusos de un poder arbitrario y descontrolado.

Sólo se observan dos posibilidades para evitarlo. Una, que la presión de la crisis económica y el probable rescate europeo lleve al PSOE a cambiar de socios, aceptando un gobierno moderado con el apoyo del PP. La otra, construir una alternativa en torno a un programa de mínimos consistente en la defensa y reforzamiento de la democracia liberal, de la nación española, y de la economía (social) de mercado. Toca hacer Política.



(Gabriel Le Senne/28/5/2020/MallorcaDiario.)



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