lunes, 9 de julio de 2007


8/7/2007





¿PARA QUÉ SIRVEN LAS HUMANIDADES?


En el ABC/cultural del 7/13 Julio, Andrés Ibáñez nos habla de esta cuestión.


Dice que los profesores universitarios Harald Welzer y Martin Seel, se equivocan en su polémica acerca de las Humanidades, su valía y su función. A efectos de brevedad, sólo me referiré a lo que él opina.


'Welzer vive (como todo el mundo) dentro de una red de sentido, de valores y de imágenes, pero no se da cuenta. Se cree que esa red es ''la realidad''. Pero esa realidad que él da por supuesta es una creación de poetas, filósofos, historiadores, psicólogos, lingüistas, dramaturgos, pintores. Él supone que el papel de las ciencias humanas es ''analizar la sociedad'' del mismo modo que los científicos lo que hacen es analizar la naturaleza. Pero no es así. Lo que hacen verdaderamente las ciencias humanas no es analizar la sociedad (esta sería una tarea secundaria) sino darle forma, crearla''.



Estoy de acuerdo en que las ciencias humanas no hacen, ni pueden hacer, lo mismo que hacen las llamadas 'ciencias maduras'. Entre otras cosas, porque el objeto de estudio no se confunde con el sujeto que estudia. Esto es lo que sucede en las ciencias humanas, que el investigador (un sujeto humano) estudia, por ejemplo, relaciones sociales determinadas, que son posibles gracias a la existencia de sujetos (como el investigador) que interactúan, siguiendo reglas, explícita o implícitamente.


Lo que me parece discutible es su afirmación de que 'lo que hacen verdaderamente las ciencias humanas NO es analizar la sociedad ... sino crearla'. En mi opinión, las ciencias humanas realizan una doble tarea, descriptiva y prescriptiva o normativa. De acuerdo con la primera, tratan de decirnos 'lo que hay', en una sociedad, en un determinado momento. O tal vez, un sector de la realidad social. De acuerdo con la segunda, dicen cómo deberían ser las cosas. O sea, 'crearla', según el término utilizado por Ibáñez.


¿Por qué son necesarias las dos tareas? Porque nunca se crea o se prescribe a partir de la nada, a partir de cero. Siempre se crea o se prescribe a partir de una realidad existente, o de un estado de cosas existente. Si esto es así, y me parece obvio que lo es, resulta de la mayor importancia conocer con la mayor precisión y rigor dónde estamos, en qué situación vivimos. Y esta es la labor descriptiva, la labor de analizar 'lo que hay', aquí y ahora.


En conclusión, las dos tareas son imprescindibles y se interpenetran. Esta es otra de las dificultades de las ciencias humanas. La interpenetración entre descripción y prescripción, o entre análisis y creación. Lo que no sucede en las llamadas 'ciencias maduras', en las que es mucho más difícil que se produzca este problema. Entre otras cosas, porque estas ciencias utilizan, en mucha mayor medida que las ciencias humanas, un complejo aparato lógico-matemático.


En segundo lugar, porque hay métodos de contrastación con la realidad objetiva, la realidad 'de ahí fuera', mucho más precisas y comprobables (y repetitivas o reproducibles) que en las ciencias humanas. En tercer lugar, porque la capacidad predictiva es muy débil, o inexistente, en las ciencias humanas (recordemos que nadie previó la caída del Muro de Berlín, por ejemplo) y es fuerte, o muy fuerte, en las ciencias maduras. En algunas más que otras. Finalmente, porque, como ya he dicho, en estas ciencias no se confunde sujeto y objeto, como sucede en las ciencias humanas. Aunque se tomen precauciones, que se toman. De ahí que, en las ciencias humanas, la 'red de sentido' es una realidad que forma parte de nosotros mismos, de una forma diferente a como la realidad de 'ahí fuera' ( más objetivable y externa) tiene que ver con nosotros.

Piense, el lector, en la diferencia entre la institución de la propiedad y una montaña.


Sebastián Urbina.

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