NOTICIAS (retroprogres)

8/7/2007.






'Las juventudes de CDC reparten entre los turistas que entran por la frontera de La Junquera unos abanicos con el lema 'Catalonia is not Spain', para defender la independencia de Cataluña'.


Si ellos pueden proclamar, a los cuatro vientos, que no nos quieren, los demás podemos dejar de comprar productos catalanes. Han despreciado, demasiado, a los españoles, a España y a sus símbolos para que puedan sorprenderse si hubiera un boicot en toda regla. Si no se produce es porque parte de la sociedad española está anestesiada moralmente y sólo se enfada por cuestiones futboleras. El que no lo crea, que trate de imaginar lo que sucedería si se hubieran dicho, públicamente, contra Cataluña las mismas cosas que contra España. Por ejemplo, el desprecio del rufián Rubianes, 'Me cago en la puta España', aplaudido en TV3, por el presentador y la audiencia. O el insulto a las madres de los militares españoles. Y un largo etcétera.


'Es posible que George Bush esté detrás de los atentados del 11-S, dice la Ministra de Sarkozy, la socialista Christine Boutin'.


Es posible que Christine sea imbécil. ¿O es probable? Lo posible es demasiado amplio para que lo tengamos en cuenta en la vida cotidiana. Por ejemplo, es posible que si viajo en avión, éste se estrelle; es posible que al ir por la calle caiga una maceta sobre mi cabeza y me mate, y así muchas otras cosas. Pero, normalmente, no hacemos caso. Si afectan seriamente a nuestras decisiones cotidianas es que tenemos que ir al psiquiatra.

La socialista Christine (¿será casualidad que sea socialista?) ha dicho una idiotez, más grave por ser Ministra. ¡Pobre Sarkozy! Casi todo es posible. De ahí que nos manejemos, usualmente, con lo probable, aunque sea muy difícil determinar, con precisión, los niveles de probabilidad. Terminemos con una posibilidad. 'Es posible que Christine haya asesinado al último asesinado que vive en su misma ciudad'. ¿Es posible? ¡Claro que es posible! Pero ninguna persona sensata se atrevería a decirlo. Entre otras cosas, porque hay presunción de inocencia.


Sebastián Urbina.