martes, 10 de julio de 2007

¿Esperpento o Alicia en el País de las Maravillas?


10/7/2007






¿CONFEDERACIÓN ESPERPÉNTICA, O ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS?


'No es aventurado decir que hoy España está más fragmentada que hace tres años, que se están sentando las bases para que esta disgregación aumente- el caso de la guerra del agua es el mejor ejemplo- o que el debate identitario, lejos de remitir, sigue desperdiciando demasiadas energías. El PSOE ha pactado en Cataluña con ERC, en Galicia con el BNG, en Baleares acaba de hacerlo con el BLOC- alguno de cuyos representantes ha prometido la Constitución ''por imperativo legal'' y entre proclamas independentistas- y está a punto de cerrar un acuerdo en Navarra con Nafarroa Bai. Todos ellos con aspiraciones soberanistas'.(ElMundo)



Lo que se dice y se comenta (los abrazos socialistas con los nacionalistas soberanistas) no es nuevo. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír. Se ha sabido (y se ha publicado) que la gran mayoría de alemanes, que vivieron la barbarie hitleriana, dijeron que no se habían enterado de la existencia de campos de exterminio.


Aquí, en España (con perdón) y salvando las distancias, se viene repitiendo por parte de la prensa canallesca, que los nacionalistas periféricos llevan unos treinta años chantajeando al Estado. Maestros en este arte, se ven apoyados por una catastrófica ley electoral que prima a las minorías (da igual que sean chantajistas, o no), en su acrisolado victimismo y en su vigorosa deslealtad a la Constitución española y a lo que representa. Bien es cierto que su capacidad para la distorsión y la mentira es altamente especializada.

Pero el rojerío mediático pone sordina (o ignora si conviene) a los desmanes chantajistas de la tropa periférica. No en vano el PSOE (en un tiempo pasado, Partido Socialista Obrero Español) consigue dietas, jamón y coche oficial pactando con el que sea. Incluso con independentistas confesos.
Y no se diga, sin más, que el PP fue del brazo con los nacionalistas. En primer lugar, es cierto, pero no es correcto ni honesto hablar de pactos, acuerdos o componendas sin citar la fecha. Las cosas cambian. Bien es cierto que algunos ven en ello motivo de cambio, si conviene, y motivo de permanencia, si conviene. O sea, nos mantendremos en los principios, si los cambios me perjudican y nos adaptaremos a la realidad si los cambios de la realidad me benefician.

Es verdad que el PP tiene el problema de ''quedarse solo'' (con unos diez millones de votos) o pactar, por ejemplo, con un CIU en peligro. Es decir, en peligro de seguir en la oposición y no ''tocar poder'', y el jamón correspondiente. Perdón, botifarra. Algo parecido (no igual) podría suceder con el actual PNV. Tiene miedo a que, como CIU (salvando las distancias) le echen del changurro y del coche oficial. O sea, que el PSOE pacte con la llamada ''izquierda abertzale'' (los partidarios de ETA) y le dejen fuera.

El PP tiene, pues, un gravísimo problema y los ciudadanos también. Si los ciudadanos no tomamos las riendas y nos organizamos, esta cuadrilla de políticos sin escrúpulos (o acomplejados y caguetas) se van a cargar lo que ha costado siglos construir, la nación española. Que hoy es un ámbito de libertad y de solidaridad interterritorial. ¿Y mañana? Tal vez una puesta al día de la 1ª República española. Un esperpento (esperemos que pacífico) a la altura de los políticos. ¿Y de los ciudadanos?

Me parece de una preocupante ignorancia, aunque muchas veces es mala fe, la afirmación de que no se pueden forzar las cosas, que hay libertad para todo, y que tenemos diferentes sensibilidades de nuestra relación con lo que se llama España. Esto es una mezcla de ignorancia y falsedad, frecuentemente repetida por el rojerío mediático y la progresía en general. ¿Por qué? Porque los dos partidos nacionales (antes PSOE y PP) cedieron irresponsablemente las competencias educativas. Recordemos que el Estado puede recuperarlas si no se utilizan o se utilizan incorrectamente. Pero hay tanta cobardía y entreguismo que esta afirmación es entendida por el rojerío (y no digamos por los nacionalistas periféricos) como provocación, pura y dura. Me encanta eso de ''pura y dura''.


Pues bien, a lo que iba. Después de treinta años (más o menos) de deslealtad a España y lo que representa, mostrando en las escoletas, ikastolas (o la mayoría) una imagen falsa o distorsionada de nuestra historia común, han salido generaciones de indocumentados que odian o desprecian a España y a los españoles. Les han repetido (al mejor estilo Goebbels) que ellos no tienen nada que ver con España. Que han sido secularmente oprimidos por la bota castellana y lo que haga falta. Esto es jugar sucio. Y los grandes partidos (antes nacionales) permitiendo y colaborando con esta bomba de efectos retardados.

Ahora yo pido que el gobierno central recupere, al menos, parte de las competencias educativas y que durante treinta años (más o menos) enseñe a los estudiantes la historia común de los españoles. Con sus grandezas y sus miserias. Como en cualquier gran nación, como la nación española. Pero me temo que los políticos, en general, son demasiado cobardes para hacer algo así. Les resulta más cómodo protegerse mutuamente (aunque ahora ZP, lleno de rencor, ha variado las reglas) que apoyar el bienestar general y las expectativas ciudadanas.

En estas preocupantes circunstancias no es extraño que haya salido un breve panfleto (no es peyorativo) de E. de Diego, 'Manifiesto de las clases medias' para denunciar el expolio vergonzoso (dietas, subvenciones, comisiones y demás) de la casta política. Es la hora de los ciudadanos organizados. O la hora de comprar vaselina. ¡Usted verá!

Sebastián Urbina.

Recomiendo, una vez más, la lectura de 'El Estado fragmentado', de Sosa Wagner. ¡Y eso que fue un alto cargo socialista con F. González!

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