martes, 2 de septiembre de 2008

EL JUEZ GARZÓN Y LA JUSTICIA


2/9/2008.


EL JUEZ GARZÓN Y LA JUSTICIA.


(PD).- El juez Baltasar Garzón, ejemplo de coherencia, rechazó en 1998 la querella por genocidio presentada por la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama. Pero ahora sí. Garzón quiere "agitar esos duendes macabros al abrir una especie de macroinvestigación judicial sobre los crímenes cometidos por el llamado bando «nacional» durante la Guerra Civil y la primera época del franquismo".

Cuando parecía aplacada la polvareda de la Ley de Memoria Histórica (que finalmente no recibió tal nombre y que se ha caracterizado por irritar a todos y no contentar a nadie) y en un país donde se amnistío a los etarras que asesinaron a un presidente del Gobierno y siguen desaparecidos secuestrados por ETA, entra en juego el juez Baltasar Garzón.

Pero hay un dato que recuerda una oyente de la cadena COPE. Mercedes Aranda, encargada de hacer la selección de llamadas, dice que Garzón en 1998 desestimó una querella presentada por familiares de las víctimas de Paracuellos. Y la periodista lee directamente de la Wikipedia:

"En 1998, al amparo del proceso emprendido en España contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, una autodenominada Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama, presentó una querella ante la Audiencia Nacional contra Santiago Carrillo, el PCE, el PSOE, la Comunidad de Madrid y el Estado español por delitos de genocidio, torturas y terrorismo. El juez Baltasar Garzón rechazó de plano la querella alegando la «mala fe procesal» y «abuso del Derecho» por parte de los denunciantes, por lo que no admitió recurso alguno contra la resolución.[126] Garzón razonó así la resolución:

Con el respeto que me merece la memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como acontece en este caso [...], los preceptos jurídicos alegados son inaplicables en el tiempo y en el espacio, en el fondo y en la forma a los [hechos] que se relatan en el escrito y su cita quebranta absolutamente las normas más elementales de retroactividad y tipicidad".

Tal y como escribe Eugenio Trias Segnier en ABC,

"Ni que decir tiene que estamos ante una iniciativa truculenta sin ninguna posibilidad de prosperar. En primer lugar, porque Garzón no es competente para investigar estos crímenes. Y, en segundo lugar, porque la Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso en octubre de 1977, ponía punto y final a cualquier tipo de responsabilidad penal por delitos políticos cometidos con anterioridad al 15 de diciembre de 1976, fueran de la gravedad que fueran. Así se lo ha recordado un escrito de la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Además, la investigación de esas desapariciones exigiría ingentes recursos humanos y materiales, de los que el sistema judicial no dispone".

"A Garzón todo eso le da lo mismo, ya que lo que busca no es hacer justicia sino instrumentalizarla para sus fines personales".


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CONSIDERA "SUCIA" E "INOPORTUNA" LA DECISIÓN DEL JUEZ

Bueno: "Garzón tiene complejo de Jesucristo para juzgar a los vivos y a los muertos"


El filósofo y profesor emérito de la Universidad de Oviedo, Gustavo Bueno, tachó de "sucia" e inoportuna" la decisión del juez Baltasar Garzón de abrir una causa general para perseguir los crímenes de la Guerra Civil, pero sólo los del bando "nacional". El profesor señaló que el objetivo del magistrado y del Gobierno es la "vergonzosa" intención de "querer identificar al PP con el franquismo".

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Estoy de acuerdo con lo que dice el profesor Bueno. Esto ya bastaría para descalificarle. Pero creo que hay otro aspecto que es muy grave. Uno de los principios absolutamente básicos en la administración de justicia es el de 'tratar igual a los iguales'. Que el juez Garzón no respete este principio es de una gravedad que aterra. Más aún si considera que los muertos de una parte no son igual que los muertos de la otra. ¿Será una versión 'Memoria Histórica' de los dictadores buenos (de izquierdas) frente a los dictadores malos (de derechas)?


Con independencia de que la Ley de Amnistía de 1977 ponía fin al objetivo de escarbar en nuestro pasado. Como se ve, escarbar en ciertas direcciones y no en otras. Lo de siempre. La izquierda cree que tiene una superioridad moral que le permite hacer lo que le plazca. Peligrosa enfermedad.


Sebastián Urbina.

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Se recomienda la lectura del artículo 'Garzón y el honor de los Prizzi', de José Díaz Herrera/elMundo/4/9/2008

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Más críticas a Garzón.



El «chivatazo» a ETA de 1996 o el juicio sobre el aparato de extorsión de la banda, aguardan en su mesa

Los ataques no se centran sólo en las competencias, sino en el trabajo atrasado desde hace años en su Juzgado.
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón - Alberto R. Roldán
F. Cancio
madrid- Son muchas las críticas que ha recibido el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, por su investigación de los fallecidos y desaparecidos durante la Guerra Civil. Uno de los últimos y más críticos ha sido el vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), José Luis Requero, quien no entiende la apertura de «una causa general» para investigar estos crímenes «cuando existen temas pendientes de investigación desde hace años».
Así, criticó que asuntos como el del «chivatazo» a ETA en mayo de 1996 o el del aparato de extorsión de la banda terrorista «lleven más de un año paralizados», al tiempo que hizo referencia a algunos juicios pendientes del GAL por varios asesinatos aún no esclarecidos.
Según Requero, «no es serio que de repente se ponga todo patas arriba y se pida a toda una serie de instituciones y organismos ciertos datos en un plazo de 15 días». Al mismo tiempo, consideró que esta tarea requeriría de, al menos, medio centenar de funcionarios y no los 11 con que cuenta Garzón, «porque sería humanamente imposible. Es un despropósito», señaló.
Requero también quiso dejar claro que la Ley de Memoria Histórica se dictó con este fin, crear unos órganos competentes e instar a los Ayuntamientos a colaborar en la identificación de fosas y fallecidos durante la Guerra. «Ha habido en España una ley de amnistía y luego por otro lado, la Ley de Memoria Histórica, que puede dejar la carga de poner en marcha muchas de las iniciativas a los particulares, pero encomienda competencias a órganos de las administraciones públicas sin pasar por el aparato judicial», comentó.
El vocal del Poder Judicial también hizo referencia a la posible exigencia al juez de que se ocupe de los asuntos atrasados. Según Requero, existen dos límites: «uno desde el punto de vista jurisdiccional que consiste en que si alguien recurre, sea revisado jurisdiccionalmente, y otro el profesional, cuando se ocupa de cosas que no son su competencia, el Consejo General tendría que actuar al respecto».
Pero no sólo Requero hace referencia a los asuntos pendientes del juez de la Audiencia Nacional. Así, la Asociación Nacional de Afectados por Errores y Abusos Judiciales también instó ayer a Baltasar Garzón a investigar las muchas causas que tiene «encima de la mesa», en vez de dedicarse a estudiar los desaparecidos de la Guerra Civil. Miguel Allúe, presidente de este colectivo, aseguró que «Garzón tiene bastantes ocupaciones pendientes» como para dedicarse a estar «hurgando» en asuntos como la contienda civil de 1936, informa Servimedia.
Allúe considera que las cuestiones relacionadas con los desaparecidos o asesinados durante la Guerra Civil deben investigarse «a petición de las propias familias» y dejándolas que sigan «su curso». Explicó, además, que, por este motivo, no son convenientes las actuaciones de los «jueces estrella».
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La memoria histérica, tan falsa como el capitán Lozano, al ataque
MEMORIA INTERESADA
El fantasma del capitán Lozano sobrevoló la primera legislatura de Zapatero y amenaza con regresar como banderín de enganche de una maniobra destinada a tapar los patinazos del Gobierno.
Fue hace cosa de cinco años más o menos. En plena segunda legislatura del Aznarato comenzó a soplar un viento que nadie sabía de dónde había salido y que traía con él dos palabras: memoria histórica. De la noche a la mañana florecieron asociaciones, declaraciones, espacios en medios. Nadie supo de dónde venía pero se había quedado. Comenzó a hablarse de fosas. Y hasta ahora.

Visto con perspectiva, hay quien estaría tentado de afirmar que se trató de uno de los caballos de batalla contra un Gobierno, el del PP, que pese a la boda de El Escorial, y sin haberse metido aún en el jaleo de Irak, cosechaba uno de sus mejores momentos. Vayan a saber. Pero lo cierto es que la memoria histórica se convirtió en un recurso, una cachiporra, de esa Generación ZP del PSOE. Una pseudoizquierda pijotera, snob incluso, pero con gusto por volver a ciertas formas. Como en aquellos tiempos finales del felipismo, cantando La Internacional puño en alto y con el Rolex en la muñeca, aunque hora con menos caspa. Al fin y al cabo, los otros fueron nuevos ricos, y éstos han vivido en la mamandurria toda su vida.

Ahí lo tenemos de nuevo. Lo que podría decirse de ese sujeto interesado llamado Baltasar Garzón ya ha sido dicho. En cuanto al resto de los bautizados como "Los Intocables", más de lo mismo. El síndrome del estrellato y de la casta campea por los pasillos de la Audiencia Nacional mientras las pifias de sus jueces se acumulan. Sin repercusión alguna para ellos, claro. Y mientras meten la pata con ETA, no dudan en chupar cámara para las causas que marcan la agenda internacionales. De Pinochet a los chinos –qué risa, tía Felisa, imaginando al presumido Pedraz exigiendo cuentas a los capitostes de Pekín–, acabarán procesando a Don Pelayo por incitación al odio racial. Ya lo verán. Al fin y al cabo, también sería memoria histórica.

Un concepto, por cierto, que ni siquiera existe en las ciencias históricas. Las propias palabras, memoria histórica, guardan en sí mismas un componente rehabilitador: supone un culto, selecciona lo que le interesa, obvia lo que no cuadra, descontextualiza y exige adhesión inquebrantable. Todo lo contrario de la investigación histórica. O blanco o negro. O estás conmigo o contra mí.

Basta con echar un vistazo a los periódicos o escuchar ciertas declaraciones para darse cuenta de que tras una causa digna –sí, hay familias que tienen derecho a dar sepultura a sus muertos si así lo desean– se esconde un tremendo revanchismo, un odio desaforado, una forma de luchar contra Franco treinta años después de muerto. Y, por supuesto, una cortina de humo útil para algunos o una causa jugosa para las ansias de protagonismo de algunos interesados. Aunque haya quienes, como la familia de Federico García Lorca, echen abajo los palos del sombrajo de algunos negándose a desenterrar los restos del poeta. O alguno de sus apóstoles, echando un velo de silencio sobre las fosas incómodas, al estilo de la encontrada hace meses en Alcalá de Henares, centro de operaciones de los servicios soviéticos y sus mamporreros estalinistas españoles durante la Guerra Civil.

Porque, por ejemplo, ¿quién desenterrará los muertos arrojados al mar en Santander o en La Garrofa, en Almería? ¿A los fusilados en el Altuna Mendi y el Cabo Quilates? ¿Abrirán las fosas comunes de los ametrallados de Paracuellos, preludio de Katyn, donde el franquismo irredento, excusa de los memorios histéricos, sólo exhumó una y dando gracias? ¿Se identificarán los que quedaron en cunetas en las afueras de Madrid, con la cara arrancada por un disparo de Mauser a quemarropa? ¿Elevarán un monolito en el barrio madrileño de Usera para recordar el "tunel de la muerte"? La respuesta la saben ustedes tan bien como yo.

Al fin y al cabo, esa memoria histérica es tan falsa como el curriculum del capitán Lozano, máxima imagen de ese patrocinio. El idealizado abuelito del presidente no sólo fue un militar demócrata, socialista y de izquierdas, sino también un pionero de la Alianza de Civilizaciones en la punta de las bayonetas en Marruecos, un represor de insurrectos en Asturias y un presunto agente doble que acabó, como suele suceder en un noventa por ciento de estos casos, frente a un piquete de ejecución. Esa es la historia. Lo otro es memoria histórica. Credo y propaganda.

Pero, sobre todo, lo triste, lo verdaderamente indignante de este asunto es que setenta años después de aquello, haya quienes por puro interés –político, mediático y otros que me callo– vuelvan a agitar los fantasmas de un pasado que debería estar en los libros. ¿Se imaginan a los estadounidenses, y eso que allí la cosa fue más compleja todavía, agitando el fantasma de su Guerra Civil siete décadas después?

Aquí, sin embargo, unos cuantos tíos Gilitos se frotan las manos pensando en los réditos que pueden sacarle a unos cadáveres que, fuera de las cámaras y las grabadores, en los pasillos enmoquetados y en los reservados de a 100 euros el cubierto, les importan bien poco.(Manuel Ortega).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La gentuza que nos gobierna (la otra la dejaremos en paz), se atreve.

Como han se han dado cuenta que les sale gratis y la oposición está en trance, no paran. Además ahora conviene tener entretenido al personal. Es decir, no nos extrañemos de lo que venga, aunque nos parezca imposible.

FERNANDO SANTAYANA

Anónimo dijo...

Evidentemente, en España estamos como flotando en una balsa de aceite, no hay problemas más graves ni más urgentes que juzgar los crímenes del franquismo. Se debe encarcelar cuanto antes a esos peligrosos criminales :-P

saludos

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con lo de nika, en lo de la balsa de aceite.
Es un mar de mierda. Y aunque intentemos nadar con la cabeza fuera, no paran de hacernos aguadillas.

Anónimo dijo...

Y lo peor de todo es que les sale bien. Han convertido la democracia en el arte de torear al pueblo, engañandole siempre para que entre al trapo y les mantenga en el poder.

Parece que los toros aprenden, y después de ser toreados unas cuantas veces, ya embisten al bulo. Pero el pueblo español parece menos espabilao que los toros, y nada, ya le pueden dar capotazos que luego les vuelve a votar.

Ahora nos dan una ración de demagogia con los pobres muertos de la guerra(de uno solo de los bandos), y la gente se despista de la crisis y de lo que haga falta.Es decepcionante.

Anónimo dijo...

Censar los muertos desaparecidos durante la guerra da para tanto? Si no fuese Garzón ¿sería plausible?

Hay familias que recuerdan a sus seres queridos, y tan solo quieren darles sepultura digna. Descansar internamente y acabar con una pesadilla personal. Abrir sus heridas para sanarlas. La política les importa poco, son sus raíces. Punto.

Me gustaría saber si serían tan valientes de decir esto a los supervivientes y familiares de las asociaciones que luchan por encontrar a su padre, abuelo, tío, o quien sea. Aquí es muy fácil.

Pobre señor Santayana, de redactor de "cartas al director" en el Bon Dia Mallorca, a comentarista de blogs personales ¿Se acabaron la subvenciones para "los buenos"?

Anónimo dijo...

Con su permiso del Sr. Urbina.

Va para el anónimo censor de muertos:

Le agradezco su compasión, pero no la necesito. Métasela por dónde le quepa.

Nunca he cobrado por lo que escribo, aunque no niego que me gustaría. Algún día será, no lo dude.

Lo que dudo es que usted salga de su anonimato y explique eso de las subvenciones para “los buenos”. No tiene lo que hay que tener.

¿No será usted un tal Manel?

FERNANDO SANTAYANA