9/9//2008.
¿IDIOTEZ O SECTARISMO?
Los parias de la tierra española están de suerte. Zapatero, Guerra y otros altos dirigentes socialistas han advenido para prometer el maná del estao a los menos pudientes y castigar a los culpables de tanta injusticia. El presidente del Gobierno y su cohorte, todos proletarios de rancio abolengo, se ajustan un pañuelo rojo al cuello, levantan el puño manicurado y entonan La Internacional como en los viejos tiempos. Una vez cada doce meses componen la estampa, pero el mensaje permanece.
Los ejecutivos de la Pesoeya no se proponen trastrocar la economía de mercado, sino exprimirla en su beneficio, y por eso dan siempre lustre al cliché de que la izquierda está con los débiles y la derecha con los fuertes. A esa convicción sentimental viene a reducirse, hoy, el "ser de izquierdas". Viven tales criaturas poco más que de emoción y sentimiento. De ahí que resulte tan absurdo reclamar de unos políticos, que medran explotando ese filón, recetas para salir de una crisis o cualquier otro signo de eficacia.
El público de estos proletas de ocasión no censura la ineptitud manifiesta de sus dirigentes ni el disfraz sindicalista de quienes no han trabajado duro en su vida. No exigían siquiera, este fin de semana en Rodiezmo, mejores salarios o menos impuestos. Los devotos socialistas allí congregados están encantados con Zapatero porque es un "hombre de paz" y "el más guapo del mundo mundial". Ése es el nivel. Y no sólo en la ritual asamblea de la nostalgia roja.
Quieren oír que Bush es culpable, y lo oyen. Quieren escuchar que la derecha asfixia a los más desvalidos, y lo escuchan. Todo es previsible, arcaico, pueril y falso, pero rehace el universo maniqueo que la izquierda precisa para sobrevivir; el escenario de buenos y malos que necesita para pavonear la superioridad moral que se arroga impúdicamente. Es ése un papel que aquí puede representar sin temor a la competencia. El partido del centroderecha español no se atreve a discutirlo. Ya elude, medroso, cualquier pronunciamiento sobre cuestiones de orden moral y, prácticamente, no habla de política.
Es difícil decidir quién resulta más patético.(Cristina Losada).
Antes me preguntaba si tragar estas píldoras es cuestión de idiotez o sectarismo. ¿Y si fueran las dos cosas?
Estamos perdidos.
Sebastián Urbina.
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NO FUE IMPROVISADO |
Guerra disparó su "cañonazo" a un descolocado Montilla por encargo |
Miguel Ángel Orellana |
Al líder del PSC se le debió de quedar cara de muy pocos amigos cuando escuchó a su veterano colega atacándole sin piedad desde el escenario de Rodiezmo. ¿Le salió espontáneamente? No tanto. |
9 de septiembre de 2008 | ||||
En la tradicional fiesta minera asturleonesa en la campa de Rodiezmo, Guerra -tal y como informó El Semanal Digital- defendió que José Luis Rodríguez Zapatero está haciendo grandes esfuerzos contra la crisis económica, mientras algunos responsables autonómicos sólo se dedican a "tirar cada uno de un pico de la manta" para ver quién se lleva más con la financiación. En algunas territorios, además -subrayó el ex vicepresidente del Gobierno en clara referencia a Cataluña-, se ha sumado "la izquierda y la derecha" con ese objetivo común que tildó como "operaciones irresponsables". Alfonso Guerra, que salió a escena dispuesto al desahogo, criticó que el PSC pueda "actuar contra el Gobierno para tumbar los Presupuestos Generales del Estado, amenazando con romper el grupo parlamentario". "O se es socialista o no se es", zanjó. Nada dijo Zapatero de la reacción de Guerra. Ni siquiera intervino para mediar, o postularse a favor o en contra. El otrora "número dos" del PSOE actuó por encargo de La Moncloa, según confirman a El Semanal Digital fuentes socialistas. "El presidente del Gobierno buscaba un mensajero y no pudo encontrarlo mejor", repiten. José Luis Rodríguez Zapatero buscó confesar a través de Alfonso Guerra, memoria de la "e" de "español" en sus siglas, su malestar con José Montilla por haber ido mucho más allá de lo esperado y éste no tardó en dar fe de haber recibido el recado. El presidente de la Generalitat devolvía este lunes la andanada despreciando a Guerra, el cual -recordó- "no tiene el papel que tenía en el pasado" y mucha gente "ya no se acuerda de él". En declaraciones a Catalunya Radio, Montilla insistió en la demanda de más recursos y volvió a dar a entender que todo es cuestión de negociar. Llegados a este punto vuelve a ser evidente la dificultad de casar los objetivos e intereses de Zapatero con los de Montilla. El presidente del Gobierno y su estado mayor confían en alcanzar la cuadratura del círculo. Por un lado, el imperativo de contentar al PSC. Por otro, la necesidad de no desairar al PSOE en el resto del territorio nacional. Hay un tercer escenario: el descarrilamiento del Estatut. Un pronunciamiento sobrevenido del Tribunal Constitucional daría un respiro a José Luis Rodríguez Zapatero. El problema es que la sentencia ni está, ni se la espera. |
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