25/9/2008.


NO TIENEN REMEDIO.


Evo Morales culpó a las privatizaciones de la crisis financiera, condenó al capitalismo como 'el peor enemigo de la humanidad' y se desmarcó con 'los diez mandamientos para salvar el planeta, o sea, renunciar al imperialismo y al colonialismo, defender la armonía con la madre tierra y considerar los servicios públicos como un derecho.

Me temo que no hay nada que hacer con gentes tan obtusas, salvo denunciar sus bobadas que, sin descanso, repiten los progres del mundo. No solamente el social-indigenista Morales se hincha a decir barbaridades. Gentes famosas largan y no paran. Por ejemplo, José Saramago. Es un señor con el Premio Nobel de Literatura a sus espaldas, lo que se negó a Borges porque apoyó a la dictadura argentina. Curioso. José Saramago se deshace en elogios al dictador Fidel Castro y, sin embargo, le dieron el premio. ¿O será por eso? Por apoyar, libros aparte, a los dictadores 'buenos' y no equivocarse de bando.

Saramago, con su verbo florido, acusa al capitalismo de destrucción, contaminación, pobreza y marginación. No exagero. Se puede ver en La Caverna, una de sus novelas. Pero ¿y los hechos? ¡Qué más da! Recordemos que lo que puede hacer hoy la clase media, en términos generales, es lo que en el siglo XVIII podía hacer la nobleza de más alta cuna. Y todo esto se ha realizado gracias al enemigo público número uno, el capitalismo.

Más datos. ¡Malditos datos, fríos y no se qué más! Pues bien, el desarrollo material del último medio siglo ha permitido que se haya liberado de la pobreza a más de 3.000 millones (tres mil millones) de seres humanos. No tiene parangón en la historia de la humanidad. A su vez, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo confirma que la pobreza ha disminuido más en los últimos cincuenta años, a nivel mundial, que en los 500 (quinientos) años anteriores.

¿A qué no adivinan con qué modo de producción se han hecho estas cosas? Con el capitalismo maldito. Pero no debemos olvidar 'El libro negro del comunismo', escrito por siete historiadores franceses, en el que se aportan pruebas de la matanza de, aproximadamente, cien (100) millones de personas, a manos de la salvación de la humanidad, el comunismo. En fin, se repiten las idioteces y las mentiras. Ignorancia y mala fe.

Pero ¿cómo es posible que gentes inteligentes, en otros ámbitos, sean tan necias cuando hablan de política o de política económica? Una de las más importantes razones, aunque no la única, es la creencia en la superioridad moral de la izquierda. Esta bobada suele traducirse en una comparación trucada, propia de un jugador de ventaja. Es decir, comparan el mundo real (por ejemplo, los paises capitalistas actuales) con un mundo ideal. Socialista, por supuesto, pero que no existe. No se atreven a comparar una realidad (países capitalistas actuales) con otra realidad, Cuba o Corea del Norte (países socialistas actuales). Pero esto sería jugar limpio.

Hay que mentir o distorsionar. Y para esto es muy importante tener órganos de resonancia. Por ejemplo, los medios de comunicación, por no hablar del 'mundo de la cultura'. Cultura subvencionada, quiero decir. Según encuestas realizadas por Gannet Nees Service, el 38% de los norteamericanos apoyaron a Bush (en las elecciones) pero solamente un 7% de los periodistas lo apoyó. ¿Qué significa esto? Que los periodistas, y la prensa en general, no representan al electorado. En España diría que es peor. ¿Conoce usted a un periodista que no sea progre? Seguramente está escondido o disimula. ¿Y no afecta a la forma y manera de informar?

Sebastián Urbina.