El etarra Otegui ha confirmado que Zapatero conocía sus planes en 2004. Eguiguren ha sido interlocutor, no el principal ni el único, en la negociación, tú a tú, entre Zapatero y Eta. Se ofendió a la dignidad nacional en aquellos años hasta el asqueo. Como Zapatero no cumplió con diligencia lo acordado con Eta, la banda terrorista le hizo una caricia en la terminal de Barajas. Tras la atrocidad, Zapatero anunció al pueblo español desde la pantalla de televisión que la negociación había terminado. Mintió descaradamente. Reconoció su mentira meses después en el diario El Mundo. La negociación continuó y, por todos los indicios no se ha interrumpido. Zapatero hizo un mutis personal cuando las manifestaciones convocadas por las víctimas del terrorismo le convencieron de que la indignidad de su negociación política con Eta le restaba votos para las elecciones de 2008.
Ahora asistimos al circo de las declaraciones de Otegui y Eguiguren cuando todos sabemos que las fintas de Eta y Batasuna no tienen otro propósito que las elecciones municipales. Los terroristas necesitan la financiación que se deriva de su control de no pocos ayuntamientos. Eso es todo. Si el Gobierno cede y permite a Eta continuar en las instituciones, la banda, tras las elecciones, endurecerá sus posiciones y seguirá acosando la libertad de los españoles.
Todos sabemos que así están las cosas, a pesar de las veladuras y los eufemismos. Algunos contamos la realidad, otros la callan o la disimulan. Pero ya no hay pardillos que se crean lo que Zapatero diga de Eta. Ha mentido demasiado. Zapatero, embustero. Eguiguren, por su parte, cree que se producirán acontecimientos de aquí a Navidad. Y es evidente que sabe lo que dice. (El Imparcial).
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Ingenuo Ansón. Hay millones de progres dispuestos a creer a Zapatero. ¡Aznar asesino! ¡PP fachas! Y así.
1 comentario:
El problema no es que estén dispuestos a creer a Zapatero. El problema es ético: que no se indignen por los continuos insultos a la dignidad de las víctimas, y por admitir como interlocutores válidos en una negociación política a unas alimañas con casi mil muertos en su historial.
Ya no es sólo la ceguera voluntaria. Es un problema de moral.
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