lunes, 13 de diciembre de 2010

ZP NOS LLEVA A LA RUINA.











LA ECONOMÍA EN EL CUARTO TRIMESTRE. Roberto Centeno. El Confidencial.


El golpe de efecto del Gobierno decretando el estado de alarma para atajar un conflicto que encendió deliberadamente -sabía lo que iba a pasar y siguieron adelante justo en el momento en que el caos sería máximo-, ha acaparado, como se pretendía, toda la atención del público. Una acción abiertamente anticonstitucional, pero refrendada por el PP. No obstante, la economía ha seguido su curso implacable, y hemos ido conociendo, como es habitual a principios de cada mes, datos del mayor interés. Y la primera evidencia de los mismos es lo que ya había adelantado desde esta columna: la economía se ha dado la vuelta desde junio y hemos entrado en una nueva fase de caída de la actividad y de la demanda, caída que se prolonga en octubre y noviembre, de acuerdo con todos los indicadores conocidos. La segunda es la cuantificación de dicha caída, que el BdE y el INE, con la mendacidad que les caracteriza, cifran en un crecimiento cero, una afirmación que ningún analista riguroso se toma en serio.

Como prueba de ello, y para aquellos fundamentalistas o simplemente despistados que todavía se creen las cifras oficiales, quiero mencionarles la opinión al respecto de uno de nuestros mejores analistas de coyuntura que, además, y por el puesto que ocupa, tiene que ser exquisitamente prudente en sus afirmaciones (1). “Es una regla conocida que la contabilidad nacional española suaviza los ciclos, por eso es compatible que el INE haya calculado un crecimiento cero con que en realidad se haya producido una caída”. Es decir, que incluso sin hacer trampas la metodología del INE sobrevalora las cifras de el PIB, en comparación con la metodología seguida por el resto de países europeos. Pero es que el INE se hincha a hacer trampas. Referente a los últimos datos de paro registrado, “si el empleo cae y la población activa no varia apenas, no puede descender el paro -se refiere al paro en términos desestacionalizados, que descendía en 45.000 personas - por eso el dato de las oficinas de empleo no tiene ninguna consistencia”.

Y respecto al crecimiento del tercer trimestre, “la abrumadora mayoría de indicadores muestran una caída (del PIB). No vale decir que la fuerte contribución del saldo exterior es lo que ha hecho que el PIB no caiga, pues esa contribución se debería haber traducido en una estabilización de dichos indicadores y no ha sido así”, es decir, en román paladino, en el INE mienten como bellacos, nada coincide con nada. Sin embargo A. Laborda se consuela confiriendo al INE una autoridad moral de la que carece; después de demostrar que mienten, señala: “Pero esto es como en el fútbol, lo que vale es lo que pita el árbitro, y no hay más que hablar”. Pues siento disentir, porque el INE no es un árbitro, es el encargado de suministrar la información estadística veraz, sobre la cual puedan los agentes económicos adoptar decisiones correctas. Si la información no es veraz, sino conscientemente falsa para ayudar a un determinado partido político, no solo hay que denunciarlo: en su día habrá que exigir las responsabilidades que se deriven de su actuación.

Las cifras conocidas: el hundimiento de la industria y los servicios

A final de noviembre se conocieron los datos de la industria y los servicios del tercer trimestre completo, que han resultado peores de los que indicaban julio y agosto. La media del tercer trimestre de la cifra de negocios de los servicios cayó un -10,1% respecto del trimestre anterior, por lo que estamos ante una reducción de la actividad, sino ante un hundimiento. Dicha cifra se da de patadas con el camelo que nos cuentan desde el INE, para quien el Valor Añadido Bruto de los servicios de mercado en el tercer trimestre creció en un 1,1%, y aun no siendo la misma cifra de negocio que el VAB, las cifras de variación son prácticamente proporcionales. Si tenemos en cuenta que los servicios son del orden de los dos tercios del PIB, el engaño es de proporciones épicas, y sigue siendo del mismo nivel de falsedad que la caída del PIB en 2008-2009 del -4%, según el INE, del -17% según sus componentes y numerosos estudios independientes realizados. Es decir, la realidad es cuatro veces más que la cifra oficial. Y lo mismo en la industria, cuya cifra de negocios cayó un -3,3% mientras el INE calcula un VAB del 0,5% en el tercer trimestre. Es evidente que el grado de mendacidad del INE y del BdE superan todo lo razonable.

Respecto al mes de octubre tenemos muchos datos, buena parte de ellos procedentes de la Agencia Tributaria, y la situación empeora respecto a la caída del tercer trimestre. “Las ventas interiores a precios constantes, corregidas de calendario y deflactadas, disminuyeron un 5,3% respecto al mismo periodo del año anterior, caída superior al 4,4% del tercer trimestre”. Por sectores productivos, la industria, excluidas agua y energía, cayó un 3,7%, cuatro décimas más que el tercer trimestre, con caídas del ventas de automóviles del 37,9% en octubre y del 29,1% en noviembre. Y el indicador PMI prosiguió en octubre y también en noviembre su tendencia a la baja. La construcción cayó un 22,6%, un pozo que parece no tener fin, con una caída del consumo aparente de cemento del 12,4%. Mientras, las de servicios aceleraron su caída “lo que es coherente con el indicador PMI de servicios también de octubre y noviembre, que ha vuelto a situarse por debajo del nivel 50 que separa la zona de expansión de la de contracción”.

En resumen, el PIB medido por sus componentes tanto del lado de la producción, como del lado de la demanda, estaba cayendo entre un 3 y un 4% en el tercer trimestre. Sin embargo, la situación ha empeorado, y con los datos conocidos del cuarto trimestre, salvo milagro divino, la economía está cayendo hoy más del 4%. Asimismo, si tenemos en cuenta las nuevas medidas de consolidación fiscal, el cierre de la financiación a familias y empresas, el hundimiento de la renta disponible de las familias y lo que les contaré ahora, calculen ustedes lo que nos espera en 2011.

No se inquieten, el sector exterior nos salvará

Primero fue la industria quien nos salvaría de la crisis, pero la industria se hundió y se sigue hundiendo. Luego fueron los servicios, pero los servicios se hundieron y se siguen hundiendo. Y la última mentira es el sector exterior, que como consecuencia del alza de los precios del petróleo y las materias primas también se está hundiendo. No obstante, les queda otra carta, ya que las tragaderas de los españoles son ilimitadas como se ha demostrado y demuestra cada día. La identificación de los culpables si nos intervienen es sencilla: serán Merkel y Rajoy. Y si no bastase, no les quepa duda de que a Rubalcaba se le ocurrirá algo. Todo menos asumir responsabilidad alguna. Pero vayamos a nuestra salvación, según ZP, el PP y la mayoría de medios.

En el periodo enero-agosto 2010, las exportaciones de mercancías ascendieron a 119.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 17% respecto al mismo periodo del año anterior. Mientras, las importaciones ascendieron a 154.000 millones, un 15 % más. El resultado ha sido un incremento del déficit comercial del 9,6%, y eso que lo malo apenas había empezado. Lo malo es la escalada imparable de los precios del petróleo, que supera los 90$ y, en opinión de los analistas, superará los cien alrededor de fin de año; de los metales, que se encuentran disparados, y del gas, que seguirá la senda del petróleo, con seis meses de desfase, según la mayoría de contratos. Sin embargo, eso es el petróleo bruto, si hablamos de las gasolinas y gasóleos, que es lo que consume la gente, el oligopolio petrolero implantado por Aznar-Rato en el RD Ley 6/2000 (denominado hipócritamente de “Intensificación de la Competencia” porque destruyó toda posibilidad de competencia efectiva) hace que los precios de los productos se hayan ido al mismo nivel que en julio 2008, cuando el petróleo estaba a 150 dólares. La Comisión Nacional de la Energía, que pagamos todos pero siempre está al servicio de los monopolistas, lo atribuye al tipo de cambio. El crudo valía entonces 95 euros/barril y hoy 69, un 27,4% menos, y, añadiendo las subidas de impuestos, el oligopolio petrolero ha subido el precio al público casi un 20% más de lo que correspondería.

Pero esto es otra historia que les detallaré la próxima semana. Hoy lo relevante es que a fin de año pagaremos por nuestro petróleo del orden de 14.500 millones de euros más que el año pasado, ¡Debemos transferir a los exportadores un 1,4% de nuestro PIB por consumir menos! Lo que significa dos cosas: primero, que el saldo exterior no sumará sino que restará puntos de PIB, justo lo contrario de lo que afirma el Gobierno; segundo, que reduce aún más la renta disponible de las familias y, en consecuencia, el consumo y la inversión. Y termino, las expectativas de crecimiento del cuarto trimestre y de todo 2011 apuntan a -4% siendo optimistas. Solo el sector turístico mejorará, pero la recuperación económica global ni está ni se la espera, aunque lo esencial es lo de siempre: en 1978 el gasto de las AAPP era el 26% del PIB y hoy es casi el 50%; en 1978 el número de empleados públicos era de 660.000 y hoy supera los tres millones. Mientras no cambiemos radicalmente el modelo de Estado y reduzcamos los casi 100.000 millones de euros de despilfarro, esto no tiene arreglo posible.

(1) Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS).

1 comentario:

Juan Luis dijo...

No he podido concluir la lectura del artículo del profesor Centeno. Sus cifras y datos abruman tanto que pierdo el hilo. Pero casi es peor cuando habla, porque entonces su vehemencia le obceca hasta el punto de perderlo él. En todo caso, no es hombre de grandes síntesis. Que el gobierno manipula todas las estadísticas, y entre ellas las de actividad y crecimiento económico, es evidente por simple inferencia. Ningún país, se llame como se llame o esté gobernado por tirios o troyanos, puede duplicar, o triplicar, su cifra de paro sin que su actividad se resienta, y a la baja, proporcionalmente. El PIB no hace otra cosa que mensurar la actividad al coste de los factores. Aceptar que el paro suba sin que caiga la actividad implicaría admitir que quienes han perdido su puesto de trabajo eran improductivos o, lo que es igual, que cobraban su salario por no hacer nada. Si el aumento del paro hubiera afectado solo a la clase política todavía podría entenderse, dado que, como los zánganos de las colmenas, no sé que hagan otra cosa sino holgazanear y solazarse. Y encima cobran, y viajan en “bisnesss” y cargan sus gastos en “visas goool”.