jueves, 26 de enero de 2012

TERTULIAS PROSTIBULARIAS

 




TERTULIAS PROSTIBULARIAS.


En la revista ‘yo-dona’, de Enero de este año, se habla de
prostitución. Una de las cuatro mujeres de la tertulia, Pilar López
Díez, periodista experta en género, dice:

No hay solución a corto y medio plazo, porque no la hay para los
hombres que no respetan a las mujeres’
.

O sea, los hombres que solicitan los servicios de una prostituta, no
respetan a las mujeres. Chinas y japonesas incluidas. Digamos, antes
que nada, que estamos hablando de prostitución voluntaria. Si no es el caso, se trata de un delito que debe ser perseguido por la policía, y juzgado por los tribunales correspondientes.

Dicho esto ¿por qué es una falta de respeto hacia las mujeres usar un servicio sexual ofrecido por una mujer?

Las estadísticas, hasta donde yo conozco, no son muy fiables, en lo
que se refiere a los ‘putos’. Pero, según lo que he leído a lo largo
de los años, podríamos calcular que hay, aproximadamente, un cinco por ciento de ‘putos’ del total de ‘putas’. O sea, que si en España hay 500.000 ‘putas’, habría 25.000 ‘putos’.

Mi pregunta, a la sra López es la siguiente: ¿le parecería una falta
de respeto a los hombres que una mujer solicitara los servicios
sexuales de un ‘puto’?

La respuesta puede ser negativa o afirmativa. Si es negativa, estamos
en presencia de la típica sectaria feminista. De esas que están
encantadas, por ejemplo, que una señora de cincuenta años se folle a un jovencito de dieciocho, pero les parece monstruoso que un hombre de cincuenta se folle a una jovencita de dieciocho. Si este es el caso, no pierdo más el tiempo con esta señora.

Pero supongamos que la respuesta es afirmativa. Esto supone eliminar, por ley, la prostitución masculina y femenina, e introducirla en el código penal, como parece ser el deseo de la tertuliana. ¿Por qué una persona mayor de edad, de manera voluntaria, no puede ofrecer sus servicios sexuales a cambio de dinero?

Tal vez estemos ante un caso de paternalismo. Ya saben. Alguien (A) prohíbe a (B) que realice la actividad (D) porque, supuestamente, perjudica a (B), a pesar de que (B) no está de acuerdo.

En este ejemplo, (A) es el Estado y (B) un ciudadano. Pongamos un
ejemplo más conocido. Supongamos que el Estado prohíbe fumar. Todos sabemos que fumar es perjudicial para la salud, pero prohibir fumar supone eliminar la libre decisión de un ciudadano y sustituirla por la voluntad de ‘papá-Estado’.

Algunas personas dirán que no se trata de una ‘libre decisión’, o no
lo es en la mayoría de los casos. Sin embargo, pensar así es muy
peligroso para la libertad de las personas. Supone decir algo así:
‘dado que su decisión no es libre, nosotros (‘papá-Estado’) tomaremos la decisión por usted, porque nuestra decisión es libre y bien informada. El siguiente paso es colocar un chupete en la boca de los ciudadanos y convertirlos en ‘niños-ciudadanos’. O sea,
‘niños-cuasi-ciudadanos’.

Por tanto, y volviendo al ejemplo inicial, una cosa es el negocio
ilegal y vergonzoso, de las mafias explotadoras y otra cosa es la
decisión de una persona adulta. El Estado debe perseguir a las mafias y a la delincuencia, en general, pero no sustituir la libertad de los ciudadanos. Tampoco imponer una moral determinada. En principio, lo prohibido debe estar en el código penal, y el código penal no debería incluir la venta voluntaria de servicios sexuales de personas adultas.

Por cierto, yo no defiendo la prostitución. Lo que defiendo es la
limitación intervencionista del Estado. Con otras palabras, el
paternalismo es bueno si se refiere a los niños, pero no si se refiere
a las personas adultas. Porque los aspectos negativos (sustitución de
la libertad de los ciudadanos por la del Estado) son claramente
mayores que los positivos (que en ciertos casos, el Estado tenga
razón). Dicho esto, mi preferencia es que nadie venda (aunque sea
voluntariamente) servicios sexuales. Prefiero que la gente tenga
relaciones basadas en el afecto, el aprecio, el amor y la atracción
sexual. O todo a la vez. Pero es mi preferencia.

Normalmente, las personas saben lo que les conviene. Y si se
equivocan, es su libertad. Es su vida. Vamos a suponer que el Estado
no se equivoca nunca (lo que es completamente falso); ¿aceptaría usted que toda su vida estuviese decidida por el Estado? Piense que,
hipotéticamente, no se equivocaría nunca. ¿Lo aceptaría?

El Estado no está para hacer de niñera. Está para garantizar unas
condiciones que permitan, de la mejor manera posible, que las personas decidan sus vidas. De ahí que la protección de la vida, la libertad y la propiedad sean tan importantes. Porque permiten formular y, tal vez, realizar proyectos de vida. Con errores, claro está.

Es cierto que hay miedo a la libertad. Es cierto que hay muchas
personas que no se sienten incómodas con una dictadura o un sistema autoritario, pero este no debe ser el ideal de sociedad al que aspira una persona decente. En cambio, un esclavo mental, sí puede prescindir de la libertad, conformándose con la seguridad. Un hombre digno de este nombre, no puede. Sabe que en la vida hay riesgo e incertidumbre.

De ahí la importancia de un buen sistema educativo y de unos padres sensatos que transmitan buenos valores a sus hijos. Libertad,
responsabilidad, esfuerzo, generosidad, respeto.....  Aunque algunos
padres prefieran ‘educar’ niños malcriados. No saben el daño que les hacen.


Sebastián Urbina.
PD.
Antes he dicho ‘hombre’ y no ‘hombre y mujer’ porque no quiero ser políticamente correcto. Al decir, por ejemplo, ‘ciudadanos’, nos
referimos a todas las personas, sean hombres o mujeres. Tampoco quiero decir ‘vascos y vascas’. Además, no me quejo cuando, por televisión, se dice: ‘el hombre está destrozando el planeta’.

Estoy harto de gilipollas.

4 comentarios:

Galafrin dijo...

De verdad cree que la prostitucion masculina es para mujeres?
Esto es tan ridiculo como España desde 70 años.

Sebastián Urbina dijo...

Siempre han existido los putos, porque había mujeres que los utilizaban y ahora más, con la mayor permisividad, pastillas y libertad sexual. Si no le gusta el nombre puede usar el que quiera. Pero haberlos 'háylos'. Otra cosa es la proporción. Mucho más baja que en el caso de las putas.

Le parezca ridículo, o no.

Galafrin dijo...

Lo que dudo es que sean de manera significativa usados por mujeres, ellas tendrìan que cumplir algunas condiciones como tener edad, salud, dinero, libertad ademas de ser fea por eso apuntaba que su ejemplo no me parecìa relevante en este caso.

Sebastián Urbina dijo...

Las mujeres, antes de la liberación sexual, tenían que aguantarse si no disfrutaban en la cama. O usar consoladores de diverso tipo. Aunque ahora siguen.

En la actualidad, la mentalidad, las costumbres y la permisividad han cambiado mucho. Una mujer puede estar insstisfecha sexualmente sin ser fea. Ahora no se limita a llorar, o a confesarse.

Las maneras y modos de actuación del 'puto' no tienen que ser necesariamente de pago al contado. Siempre se ha producido pago al contado, en especies, favores, etcétera.

Con todo respeto, creo que tiene una opinión equivocada de una parte de las mujeres (ignoro el tanto por ciento), especialmente, después de la liberación sexual de la mujer.

Cuando una chica de hoy hace lo que hace en el 'botellón',por ejemplo,(o en las vacaciones de varias amigas para pasarlo en grande, o en las despedidas de solteras) no es fácil que de 'mayor' se conforme con hacer calceta. Si se queda insatisfecha.