viernes, 31 de enero de 2014

DESCONFÍE DE LAS SOLUCIONES SIMPLES













DESCONFÍE DE LAS SOLUCIONES SIMPLES.



"Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la Hemiplejía moral"



José Ortega y Gasset.



Hemiplejia:

Parálisis de todo un lado del cuerpo por diversas lesiones en los centros motores.







NO PERMITA QUE LE CUENTEN UN CUENTO DE BUENOS Y MALOS.



Ortega se refiere a que se le puede paralizar ‘la derecha’ o se le puede paralizar ‘la izquierda’. Tendrá una visión sectaria en cualquier caso.  Si le quieren ‘vender’ un discurso de ‘derecha-izquierda’ es que le tratan como si fuera un simplón. Es como si la enorme complejidad de la realidad política se pudiera resumir en dos palabras mágicas: ‘derecha e izquierda’. Dos lugares, claros, bien definidos, inconfundibles.



El colmo de la estupidez es cuando usted cree, no solamente que el mundo se divide en una u otra de estas (difusas, por otra parte) opciones políticas sino que, además, cree que una de ellas es ‘la buena’ y la otra es ‘la mala’. Como en las películas de ‘buenos’ y ‘malos’.



Esto no significa negar que haya tendencias. Pero es mejor prescindir de esta dicotomía tan gastada, de blanco-negro, y tan cargada de prejuicios. Es mejor hablar de personas que apoyan una mayor intervención del Estado en la vida social, política y económica y de otras que apoyan una menor intervención del Estado. Creo que es una distinción  menos mala, aunque no resuelva todos los problemas. No hay soluciones mágicas. No hay bola de cristal. Si quiere ser un ciudadano libre y responsable tendrá que pensar por sí mismo. Si fuera progre diría 'ciudadanos y ciudadanas'.



Por otra parte, siempre conviene preguntar a un pesado de ‘derecha-izquierdas’, ¿por qué este planteamiento, o esta solución, es de derechas o de izquierdas? Y analice las razones.



En última instancia, o usted piensa por usted mismo, o bien, otros pensarán por usted. Cosa distinta es que una persona responsable se deba informar adecuadamente antes de opinar sobre algo. En otro caso, se comporta como una oveja del rebaño. Del que sea.



Sebastián Urbina.

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VALORES DE DERECHA Y DE IZQUIERDA.


Es un lugar común distinguir entre ‘derecha’ e ‘izquierda’. Pero ¿qué significa ser ‘de derechas’ o ser ‘de izquierdas’? Definiciones hay muchas, aunque, tal vez, la que utiliza la mayoría de ciudadanos es la que asigna a partidos de izquierda la defensa de valores como la igualdad de oportunidades, la tolerancia, la participación, la justicia social, un Estado garantista y protector, etcétera; y a partidos de derecha, principios como el del mérito, el trabajo, la confianza en la economía de mercado, la apuesta por un Estado mínimo y poco regulador, una autoridad fuerte, etcétera.


Sería preocupante que la mayoría de los ciudadanos creyera, en serio, que los partidos de izquierda y de derecha responden a estos parámetros. Veámoslo más de cerca.


Por ejemplo, se dice que la izquierda defiende la igualdad de oportunidades. ¿Quiere decirse que la derecha no la defiende? Ya no se trata de opiniones a favor o en contra. Es que, como cuestión de hecho, los partidos de derecha defienden la igualdad de oportunidades, al menos como los partidos de izquierda. Parece, por tanto, que deberíamos eliminar este criterio (supuestamente diferenciador entre derecha e izquierda), el de ‘igualdad de oportunidades’.


Incluso podríamos poner algunos ejemplos. La actual enseñanza, de pésima calidad, no ayuda a la igualdad de oportunidades. Los hijos de familias de clase media baja y baja, tenían (cuando la enseñanza pública era de mayor calidad) la oportunidad de mejorar social y económicamente. La LOGSE es, en gran medida responsable, de este deterioro, y es obra de la izquierda. O sea, ha perjudicado, aunque por vía indirecta, la igualdad de oportunidades.


Podría decirse que uno de los ideales de la izquierda es, más que la igualdad de oportunidades, la igualdad de resultados. Este tipo de igualdad, aplicado a la enseñanza ha tenido, y tiene, nefastos efectos. Es cierto que ha igualado el nivel estudiantil. Pero lo ha igualado a la baja. Y los informes PISA de educación, nos sitúan en los últimos lugares de Europa en calidad educativa.


Otro valor de la izquierda sería la ‘tolerancia’. Hay que tener grandes tragaderas para creer que la izquierda monopoliza la tolerancia, o el valor de la tolerancia. También como cuestión de hecho, es falso. De todos modos, primero habría que aclarar qué se entiende por tolerancia. Pongamos un ejemplo. Gracias, otra vez, a la LOGSE y a la ideología de izquierdas, se ha minado la autoridad de los profesores. ¿Supone esto más tolerancia? Las aulas son, ahora, más conflictivas y ruidosas. Los profesores tienen más bajas laborales por depresión. Y los buenos estudiantes tienen más dificultades para estudiar y aprovechar el tiempo.


¿Tal vez se refieren, por ‘tolerancia’, a que han legislado a favor del matrimonio homosexual? Pero una cosa es la tolerancia y otra la demagogia. Solamente tres o cuatro países en el mundo aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Qué dice la derecha represora? En general, apuesta por las ‘uniones civiles’. Las personas del mismo sexo que quieran convivir pueden hacerlo y, además, acceder a los mismos derechos que los cónyuges de un matrimonio. Pero no son un matrimonio. No manipulemos el lenguaje.
Desde la noche de los tiempos, el matrimonio se refiere a la unión entre hombre y mujer. ¿Es tolerancia despreciar el significado de las palabras?


Cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad’. Confucio.


La ‘participación’ sería otro valor típico de la izquierda. Por tanto, la exclusión y el silencio serían típicos de la derecha. ¿A quién pretenden engañar con estas falsedades? Hay que ser un sectario de izquierdas para tragar estas simplezas demagógicas. ¿Quieren decir que cuando la derecha gana las elecciones se termina la participación de los ciudadanos y que se retoma al ganar la izquierda? Hay que tener tragaderas muy grandes.


¿Se acuerdan del antidemocrático Pacto de Tinell? ¿Y del ‘cordón sanitario’? Son ejemplos de cómo entiende la izquierda (y sus amigos nacionalistas) la participación. ¿Cómo se puede hablar de ‘participación’ como un valor de la izquierda, cuando han tratado de excluir de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición?


Por cierto, recordemos que el reconocimiento del voto a las mujeres, durante la II República española, fue obra de la derecha. No de la izquierda. Como lo oyen. Eso es participación.


Otro valor de la izquierda sería ‘la justicia social’. Recordemos la propaganda del partido socialista durante la época felipista. Sacaron a relucir el amenazante doberman, y dijeron que si ganaba la derecha quitarían las pensiones a los jubilados. Por supuesto, todo era mentira. Tanta mentira nos obliga a recordar que Prusia fue el primer país en crear un sistema público de pensiones, llamado de reparto. De la mano de Bismarck, el llamado Canciller de Hierro (1815-1898). Tampoco fue la izquierda.


Como dice M. Rojas, en ‘Reinventar el Estado del Bienestar’, Suecia ha sido un modelo para los socialdemócratas. Pero ha sido este país el que ha puesto de manifiesto las debilidades de este modelo cuando se sobrepasan ciertos límites. Suecia ha iniciado, a partir de la profunda crisis de los años 90, la búsqueda intensa de un Estado del Bienestar más viable. M. Rojas cuenta cómo Suecia ha pasado del Estado benefactor al Estado posibilitador, con gran éxito.


Con otras palabras, frente al Estado Benefactor, dispuesto a controlarlo todo y a decidirlo todo desde la cuna a la tumba, típico de la izquierda, se ha impuesto el Estado Posibilitador. Éste se entiende como un complemento (para la justicia social) del vigor de la sociedad civil. De la creatividad y la dinamicidad de la economía de mercado. Pero no se trata de un Estado mínimo y desregulador. Aunque es la propaganda de la izquierda contra la derecha.


O sea, que el Estado del Bienestar, en manos de la izquierda, entró en un callejón sin salida por no controlar el gasto público, ni las prestaciones sociales. Eso sí, las intenciones eran buenas.
En fin ¿cuáles son los valores típicos de la izquierda?


Sebastián Urbina. 

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