domingo, 29 de noviembre de 2015

DIALOGAR CON ASESINOS.











DIALOGAR CON ASESINOS.

Debemos saber que la cultura progresista, con sus acomplejados compañeros de viaje, representa una moderna versión del Caballo de Troya. Con otras palabras, la cultura progresista facilita que nuestros enemigos se instalen en nuestra casa. La matanza de ‘Charlie Hebdo’ no sirvió para aprender la lección. La penúltima matanza de hace pocos días, en París, tal vez abra los ojos a más gente.

Decía von Clausewitz, uno de los más influyentes teóricos de la ciencia militar: ‘’Como es natural, las gentes de buen corazón piensan que hay algún medio ingenioso de desarmar o derrotar al enemigo sin excesivo derramamiento de sangre, y quizá imaginen que ésta es la verdadera finalidad del arte de la guerra”.

Pensé en este militar prusiano (s. XVIII-XIX) cuando leí en la prensa que algunas personas se preguntaban porqué los países occidentales no intervenían en Siria. El gobierno de Bashar-Al-Assad es responsable- y los rebeldes también- de decenas de miles de muertos. La mayoría civiles. A principios de 2014 pasaban de 130.000. A principios de 2015 pasaban de 220.000.

La respuesta a esta pregunta sobre la intervención en Siria me parece relativamente sencilla. Utilizar, solamente, la diplomacia, y el diálogo, no será suficiente para amansar al dictador Bashar Al-Assad y a los rebeldes. Si esto es correcto, habría necesidad de enviar soldados y armas.

O sea, habría que pegar tiros, y habría heridos y muertos. Los periodistas filmarían escenas de horror. Cuanto más horror, mejor, periodísticamente hablando. Pero la sensibilidad occidental no está para estas cosas. Quiere que se arregle todo sin dolor. Y rápido. Esta es la idea de Clausewitz, citada al inicio de este artículo.

Probablemente no es un problema de nuestro tiempo sino que afecta a la naturaleza humana. Sin embargo, nuestro tiempo tiene algunas características que refuerzan esta ingenua idea. Hedonismo, relativismo, pacifismo (la mayoría de pandereta) y ‘buenismo’, en general.

Si se diera la intervención terrestre en Siria, habría las consabidas manifestaciones anti-USA, en todos los países occidentales. Y algunos no occidentales. También habría muertos USA, pero esto tiene menos importancia para el progresismo occidental. Las televisiones mostrarían escenas en las que familiares de los muertos llorarían sobre el ataúd, y los políticos temen estas escenas por la previsible pérdida de votos. Se acusaría a USA de buscar petróleo por sangre.  
También habría manifestaciones en el interior de USA. Porque también ellos disfrutan de un vociferante progresismo antiamericano. 

Especialmente si están los conservadores en el poder. Se lo pasaron muy bien con Bush. En cambio, con Obama (teóricamente progre y con el Nobel de la Paz) la cosa no mola tanto. En resumen, ¿para qué complicarse la vida se podría preguntar un Presidente USA?
Intensifiquemos el diálogo y de este modo no tendremos que enviar tropas y nos ahorraremos dinero. No tendremos muertos ni heridos, y no nos podrán lanzar a la cara escenas de horror por televisión. Por tanto, a dialogar. Sin embargo, sólo tiene sentido dialogar con el que, realmente, quiere y acepta los compromisos de un diálogo sincero.


Con los falsos diálogos hay un inconveniente. Que los criminales seguirán asesinando a inocentes. Pero los occidentales progresistas seguirán protestando. Tanto si se interviene (porque se buscan beneficios y petróleo) como si no se interviene (porque Occidente es insensible al dolor ajeno). En estas circunstancias no tiene nada de extraño que USA se repliegue. Aunque sea relativamente, por supuesto. Haga lo que haga, las gentes progresistas le acusarán de actuar como ‘el gendarme del mundo’, protegiendo, exclusivamente, sus propios y mezquinos intereses. 


Nada de lo comentado tiene carácter puntual. Al contrario, forma parte del ambiente cultural dominante en Occidente desde hace décadas. Recordemos, a tal efecto, unas palabras de Willi Müzenberger. Este dirigente de la Komintern, llamaba ‘El club de los inocentes’ a estos intelectuales y artistas embobados con la izquierda emancipadora y la revolución soviética. Mentían, y/o se auto engañaban. Entre ellos, Bretch, Sartre, Hemingway o Dos Passos. Ahora se les cae la baba a otros.

 Por algo la izquierda tiene una indiscutible superioridad moral sobre la corrupta derechona. Así lo confirmaba el 'razonamiento' de Alberto Garzón (elegido candidato a la presidencia del Gobierno de España, por IU, en las elecciones generales de 2015) que decía que es imposible que una persona sea, al mismo tiempo, de izquierdas y delincuente. En resumen, los delincuentes sólo pueden ser de derechas.

 Pero no contento con estas profundas reflexiones de progreso, añade, con un ‘buenismo’ enternecedor propio de la izquierda: Reniego de un sistema económico como el capitalista cuyos fundamentos he estudiado y en los cuales reconozco gran parte de la responsabilidad de las penurias que sufre la humanidad hoy en día.

Ya saben, la alternativa real- o sea, no utópica- es Cuba, Venezuela o Corea del Norte. Porque, hoy en día, los dos grandes modelos económicos- con las evidentes variantes y matices de rigor- son: la economía de mercado o el socialismo de Estado. Aunque este último no es un término unívoco, hace referencia a una situación en la que, graves limitaciones de la libertad aparte, el Estado tiene un papel económico y político mucho más importante y determinante que la sociedad civil. Con el rechazo a la propiedad privada y el mercado.


La última matanza de los terroristas yihadistas, en París, ha sido tan terrorífica que obliga a los países occidentales a tomarse en serio la derrota militar del Estado Islámico. Y, también, tomarse en serio la propaganda islamista radical de algunos imanes- además de Internet y redes sociales- que aprovechan  nuestras libertades para tratar de destruirnos.


¿Dialogar con asesinos?  Los mismos miserables que querían dialogar y ’comprender’ a ETA, ahora quieren dialogar y ‘comprender’ a los terroristas islámicos. Su enfermizo odio a Occidente les domina.  
Es mejor que se entere de una vez. Estamos en guerra. Una guerra no convencional. Y no le servirá de nada arrodillarse, pedir perdón, gritar el ‘no a la guerra’, o encender velitas por la paz.

Sebastián Urbina.
(Publicado en ElMundo/Baleares/27/Noviembre/2015.)



2 comentarios:

Arcoiris dijo...

A un hijo mío le hacía observar, cuando comentábamos los atentados recientes de París, que Francia llevaba un cierto tiempo bombardeando, vete a saber las razones, a la oposición de Bashar Háfed al-Ásad, así que... Luego he leído sobre la triste última carnicería, (siempre es recomendable leer para mejorar el conocimiento y acercarse a la libertad), y me ha sorprendido enterarme de algunas cosillas. Por ejemplo, que en el año largo de vida de la proclamación del EI han tenido tiempo de atribuirse atentados mortales en los siguientes países: Algeria, Australia, Bangladesh, territorios controlados por el propio EI, Kwait, Pakistán, Líbano, Camerún, Chad, Arabia Saudí, Túnez, Libia, Turquía, Francia, Yemen, Nigeria y Egipto. Pero es que, además, han atentado contra intereses nacionales (culturales, turísticos, etc.) en Dinamarca, Australia, Croacia, Rusia, Kwait, Líbano, Etiopía, Pakistán, China, Noruega, Emiratos Árabes Unidos, (todos ellos con un único, de momento, atentado contra sus intereses), Italia, Reino Unido, Túnez, Turquía, Francia, Japón, Libia, Chad, Egipto, Estados Unidos, Camerún, Yemen, Arabia Saudí y Nigeria. Tela, ¿no? La inmensa mayoría de esos países, que yo sepa, nunca les han bombardeado. Tal parece que lleven razón quienes aseguran que estamos frente a una guerra mundial religiosa y que una secta islámica muy activa no nos contempla con simpatía al resto del mundo. Como para ofrecerles diálogo a quienes tienen tanta proclividad por el gaznate del “infiel”, que somos todos los demás.

Sebastián Urbina dijo...

Cierto. Pero los de siempre utilizarán los bombardeos- los haya, o no- para justificar los asesinatos de nuestros enemigos