(Mucha gente no sabe lo que es el multiculturalismo. Pero insulta al que lo critica.)
MULTICULTURALISMO.
Rata
fascista, nazi, racista...'
Linchan a Albiol por estar en contra del multiculturalismo.
El portavoz del PP en el Parlamento de Cataluña, Xavier García Albiol, ha sufrido todo tipo de insultos en las redes sociales por decir que el 'multiculturalismo' es uno de los principales problemas de Europa. (La Gaceta)
CRISPACIÓN Y RELATIVISMO.
Dos periodistas, José Javier Esparza y Antonio San José, han
escrito sobre la crispación política en España. Según el primero, ‘la
izquierda tiene una especie de complejo de hiperlegitimidad’. De acuerdo
con el segundo, ‘es el centro derecha el que maneja el trazo-grueso’.
A partir de ahí, ambos desarrollan una serie de argumentos en
apoyo de sus tesis. Según el primero, la crispación es responsabilidad de la
izquierda, al menos de manera básica y mayoritaria. Esta (supuesta)
hiperlegitmidad de la izquierda es la que permite que se crea con derecho a
todo. A insultar y a utilizar la violencia, si lo considera oportuno. Murcia
sería el último ejemplo de este tipo de comportamientos.
En cambio, el segundo periodista dice que el responsable de la
crispación es el centro-derecha. Cosas del trazo-grueso y de dar la culpa de
todo al gobierno. Lo que llevaría a un clima de creciente crispación.
Si existe la objetividad (aunque sea con
letra pequeña), tiene sentido debatir acerca de las dos opiniones de los
citados periodistas. Por ejemplo, tendría sentido decir que uno tiene más razón
que el otro. Ahora bien, si la objetividad no existe y lo único que nos queda
es el relativismo, la situación cambia radicalmente.
Bueno ¿y qué es la objetividad? Para
empezar, supongamos que alguien nos dice que ‘los juicios morales son
subjetivos y relativos’. Es lo que está de moda. Sin embargo, las consecuencias
no son irrelevantes.
Veamos un ejemplo. Dos individuos desean
tener relaciones sexuales con una mujer. Ésta les dice que no quiere saber nada
de ellos. Pero no se rinden. La esperan, por la noche, en un lugar oscuro, y la
violan. Llevan la cara tapada y no hablan para no ser reconocidos.
Con independencia de que han cometido un
delito tipificado en el código penal, queda la cuestión moral. Si los juicios
morales son subjetivos y relativos ¿por qué deberían tener algún tipo de
remordimiento por lo que han hecho? ¿Por qué habría que condenarles moralmente?
Todo es relativo.
Otro clásico ejemplo es la ablación del
clítoris y tiene que ver, no solamente con el relativismo sino, además, con el
multiculturalismo. Esta maléfica doctrina nos dice, resumidamente, que todas
las culturas son igualmente respetables.
Si lo aceptamos, tendremos que aceptar que
la mutilación sexual de las niñas es moralmente respetable. O cortar las manos
a los ladrones. O ahorcar a los homosexuales. O azotar públicamente a las
adúlteras, etcétera, etcétera. A esto nos conduce el relativismo y el multiculturalismo.
Según el relativismo normativo, que es el
que más nos interesa ahora, los diferentes principios morales existentes tienen
igual valor moral.
Según el multiculturalismo, las
diferentes culturas serían como un todo homogéneo que debe respetarse. La
consecuencia ha sido, en la práctica, la creación de guetos culturales. Europa
está llena de ellos. Surgiría así un tipo de convivencia política en el que las
culturas serían aceptadas como un todo, sin que pudieran cuestionarse, ya que
las diferencias culturales (sean las que sean) serían un valor a proteger. En
concreto, sajar el clítoris, cortar las manos a los ladrones, azotar a las
adúlteras, etcétera.
En este contexto, ya no hay ‘bueno y malo’. ¿Por qué? Porque todo es relativo, excepto el propio relativismo. Y con esto volvemos al principio. ¿Qué es la objetividad? Adoptar un punto de vista imparcial, estando informado, es una finalidad propia de toda persona que quiere ser objetiva. Aunque la imparcialidad es un ideal, nunca conseguido absolutamente.
Si creemos que los jueces dictan
sentencias injustas (sin entrar ahora en lo que esto significa) nos indignamos.
¿Por qué si todo es relativo? Porque esperamos justicia. Esperamos
imparcialidad. Que se trate igual a los iguales. Pero hacer esto es factible si
existe la objetividad.
Por ejemplo, si no puedo afirmar que el
accidente (A) es igual (o sea, suficientemente parecido en los aspectos
relevantes) que el accidente (B), no se les podría aplicar la regla, ‘tratar
igual a los iguales’. Por tanto, tiene que haber criterios suficientemente
objetivos para afirmar que los dos accidentes son iguales, en el sentido
indicado. Y, en consecuencia, se les aplica la misma norma jurídica.
Si rechazamos lo dicho hasta ahora y afirmamos
que la objetividad no existe, nos queda la opción de lanzar una moneda al aire.
Si sale cara, tiene razón el primer periodista; si sale cruz, tiene razón el
segundo periodista. ¿Es esto lo que enseñaremos a los estudiantes en las
escuelas? ¿Es así como deberíamos solucionar nuestras dudas?
No es necesario defender una objetividad
fuerte en el ámbito de los juicios morales, como la que se predica de las
ciencias empíricas. Es suficiente con negar el relativismo y exigir razones
justificatorias de nuestras opiniones morales. La alternativa a lo que digo
sería: creo esto ‘porque sí’ o ‘porque no’. O el conocido, ‘mi verdad y tu
verdad’, etcétera.
Pensemos en lo que le diríamos a un hijo
pequeño que nos pregunta: ‘¿Está mal poner una zancadilla a una viejecita?’ La
respuesta relativista sería: ‘lo que tú decidas, hijo mío, será tu verdad’. ¿Es
esto lo que queremos?
Por cierto, y hablando de crispación,
¿cuántas veces los militantes y simpatizantes populares han asaltado las sedes
del partido socialista? ¿Ha aceptado el Partido Popular, algún Pacto de Tinell
para excluir al partido socialista de la vida política? ¿Ha fomentado algún
‘cordón sanitario’ contra el Partido Socialista? ¿Ha metido en un microondas a
Pablo Iglesias, en algún programa televisivo?
Lo digo porque una cadena progre metió la
figura de Jesucristo en un microondas, para recochineo del respetable público.
Y en la famosa entrevista de Gabilondo a
Zapatero, éste dijo: ‘Nos conviene la tensión’. Creía que el micrófono
estaba cerrado.
Claro que si todo es relativo....
Sebastián Urbina.
(26/Julio/2011.)
3 comentarios:
Quizás en un futuro lejanísimo accederemos a grados de civilidad que lo hagan posible, pero, hoy por hoy, creo que es cierta una sentencia de o que recoge Julián Marías: “El hombre siente horror ante lo que le es diverso”. Y es peor aún cuando la diferencia salta a la vista (si la pigmentación de la piel u otras características se llevaran por dentro, como el factor rH, otro gallo nos cantaría). Así que ya pueden proponer los progres tantas alianzas de civilizaciones o de culturas como les pida el cuerpo que el del hombre de la calle no está instintivamente por esa labor. La realidad, la práctica, quizás por desgracia, es otra. Y, por cierto, ¿acaso el terrorista yihadista no busca que nos parezcamos a él, que renunciemos a nuestras disimilitudes?
Por lo demás, no me parece que el señor García Albiol merezca las descalificaciones de xenófobo y otras del mismo tenor que está recibiendo. Más completo y extenso fue un reciente primer ministro australiano cuando proclamaba que su país tenía unos fundamentos cristianos, una lengua oficial y unas determinadas costumbres y que los emigrantes que no asumieran esos preceptos irrenunciables (no estoy reproduciendo textualmente sus palabras) debieran de saber la ubicación de la puerta de salida del continente. Y me pregunto: ¿andaba muy errado ese santo varón?
¡Venga ya, hombre! Nos amarga la vida que la pubilla quiera casarse con el charnego, evitamos al paleto por su deje y el aspecto, nos joroba el merengón cuando somos del atleti, fastidia la reata de adictas del gran hermano cuando nosotros leemos a Dostoievski, etc., etc., y queremos un abrazo universal, “urbi et orbi”… ¡Amos, anda!
Multichorrada y a vivir del cuento. No necesitamos los términos que se inventan en los gabinetes de Hillary. No se lo crree nadie, por cierto el del cuarto y del primero no pagan a la comunidad de vecinos, el del sexto me cae gordo porque ni saluda, no hablemos de los del edificio de enfrente que llenan los contenedores de los demás de líquidos y basuras pestilentes. Etc...
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