miércoles, 27 de enero de 2016

EL VARÓN DOMADO.








EL VARÓN DOMADO.

(Incluso sin discutir si Esther Vilar tiene razón, en todo o en parte, lo que ha sufrido esta mujer muestra la despreciable catadura moral de la progresía. Incluso ha sido amenazada de muerte. 

Por decir que, en realidad, es el hombre el que está domado por la mujer. Si exceptuamos entre un 10/15% de varones que utilizan la violencia física contra sus parejas femeninas, el resto está domado. Con diferentes niveles de intensidad de doma. Es importante tenerlo presente para no ridiculizar la afirmación. Y, además, con las honrosas excepciones de rigor.


Esto lo sabe cualquier hombre. Pero, en general, son demasiado cobardes para reconocerlo. Incluso se ríen de esta doma. Decirlo en serio supondría que reconocen que es así, y esto les dejaría en mal lugar. Es mejor reírse.


Por supuesto, si hay amor-en sentido estricto- no puede haber domadores, ni domados. Pero esta situación es minoritaria. Pensemos que el amor no es algo preciso, como tener la luz encendida o apagada. Tiene límites imprecisos. 


En general, las situaciones de pareja son complejas. Hablo de las que se llevan bien porque solamente en ellas se podrá hablar- imprecisamente- de amor o algo parecido. Este conjunto complejo incluye afecto, cariño, enfados, intereses- materiales e inmateriales-, sexo, hijos, cuando los hay, etcétera. Toda esta variada amalgama de elementos  sigue adelante cuando las dos partes quieren que siga. O aceptan que siga, con diferentes matices.


Pero en esta situación, digamos ‘normal’ para simplificar y abreviar, las mujeres- en general- tienen más capacidad de ‘doma’ debido a la sexualidad más compulsiva de los hombres. No es casualidad que, en España, haya- aproximadamente- unas 600.000 putas profesionales y no haya- aproximadamente- unos 600.000 putos profesionales. ¿Por qué será?


Además, con tanta libertad sexual como hay ¿cómo es que millones de hombres van ‘de putas’? ¿Por qué será? Le daré una respuesta de progreso: 'Porque son unos degenerados asquerosos'. Pero ¿es así? ¿No tiene nada que ver la naturaleza? Aceptamos que existe, por ejemplo, el 'instinto maternal' pero muchas mujeres no aceptan otras cosas.


De todos modos, el autoengaño es una de las características más usuales del ser humano. Y afecta a hombres y a mujeres. Unos más, otros menos. Como dice el dicho: ‘Si quieres ser feliz como me dices, no analices’. Mejor parecer un imbécil. Para evitar problemas. Lo malo es que, cuando te acostumbras a actuar como un imbécil, llegas a serlo de verdad. En algún momento.


En resumen, se esté, o no, de acuerdo con la autora, lo que retrata a la despreciable progresía es su persecución intolerable a esta mujer por no seguir lo ‘políticamente correcto’. Ya saben, ‘la mujer siempre es una víctima; el hombre siempre es el culpable’.)



Esther Vilar, nacida Esther Margareta Katzen (Buenos Aires, Argentina 16 de septiembre de 1935), es una escritora argentina. Estudió medicina, psicología y sociología, y ejerció la medicina antes de dedicarse a escribir. Es autora del libro El varón domado (1971) y de su continuación El varón polígamo (1976), así como de los ensayos Viejos (1981), El encanto de la estupidez (1987) y Prohibido pensar (1998).  (Wikipedia)


El Varón Domado (1971)

El Varón Domado fue bastante popular en el momento de su publicación, en parte debido a la considerable difusión que le dio la prensa. Según la investigación del Instituto del Libro Español, la versión española fue el tercero libro más vendido de España en 1975.

La autora también apareció en The Tonight Show para debatir acerca del libro. La controversia que suscitó esta obra fue tal que la autora recibió amenazas de muerte y vivió décadas de desprecio:

No me había imaginado el aislamiento en el que me encontraría después de escribir este libro. Tampoco había previsto las consecuencias que traería incluso para mi vida privada — las amenazas violentas todavía no acabaron al día de la fecha.

Esther Vilar, agosto de 1998
La idea principal del libro El Varón Domado es que la mujer no es oprimida por el hombre, sino que en realidad es la mujer la que controla al hombre para manejar la relación, y esto es algo de lo que el hombre muchas veces no es consciente. Para ello la mujer atrapa al hombre usando estrategias de seducción.  

En palabras de la autora:
El hombre fue entrenado y condicionado por la mujer, de manera no muy distinta a como Pavlov condicionó sus perros, para convertirlos en sus esclavos. Como compensación por su labor los hombres son premiados periódicamente con una vagina.

Otras estrategias de la mujer son el uso de halagos, administrados cuidadosamente para controlar al hombre, y la utilización de los hijos como rehenes.




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