martes, 26 de noviembre de 2019

EL OTRO FRENTE ANTIESPAÑOL.


 (Un frente antiespañol es el de la repetida imagen de España como un país machista, en el que las mujeres están permanentemente amenazadas de violación o muerte. ES FALSO, pero da una imagen horrible de España. La España de la 'Leyenda Negra'. Otra vez.


El otro frente antiespañol es de los separatistas antiespañoles- antes llamados nacionalistas periféricos- con el peligroso añadido de que el PSOE (el partido más peligroso para España y su democracia) les necesita para gobernar.


Dado que el socialismo sanchista no tiene escrúpulos son capaces de aceptar referéndum de autodeterminación y una España plurinacional. Les da igual todo con tal de gobernar y las prebendas que esto representa.


Que la mayoría de  los españoles se den cuenta permitirá, o no, que España y su democracia se diluyan, o exploten. Porque todo está abierto. Un desmembramiento de España puede ser pacífico, o violento. Nada está escrito.)






CATALUÑA NO ES UNA NACIÓN.

El PSC volverá a recuperar en su ideario la exigencia de una «España plurinacional» y la reivindicación de Cataluña como «nación», olvidando el destrozo electoral que le causó haber incorporado a su programa el «derecho a decidir». Cuando rectificó ya fue tarde, pero ahora ese eterno complejo de partido soberanista que juega a no serlo vuelve a servir de muleta al independentismo con la anuencia de Pedro Sánchez. 


 Una vez más, el socialismo se equivoca con tal de gobernar a toda costa. Y una vez más, el PSOE guarda un silencio cómplice ante la maniobra del PSC porque aquellos dirigentes críticos con el nacionalismo que en su día defenestraron a Sánchez conviven cómodamente en sus propias contradicciones. Otra vez el PSOE y el PSC se enfrentan a sus propios complejos y a su incapacidad para asumir un concepto coherente de modelo territorial acorde con la Constitución. 


Sánchez, a quien sus propios rivales en las primarias del PSOE retrataron años atrás porque se mostró incapaz de definir qué es una nación, ha iniciado un proceso irreversible de cesión al separatismo catalán y vasco, sencillamente porque necesita garantizarse la investidura al precio que sea. Y el PSC actúa como el acólito imprescindible poniendo alfombra roja al independentismo. 


Nada queda ya de su reciente compromiso, en pleno debate televisado ante millones de españoles, de castigar en el Código Penal los referendos ilegales. Y nada queda tampoco de sus «diferencias irreconciliables» con Podemos respecto a Cataluña. Sánchez hará todo lo necesario para gobernar, aunque en el proceso se dinamite el concepto de «nación española», o aunque tenga que sentarse en una «mesa de chantaje», que no de diálogo, con individuos condenados por sedición, malversación o desobediencia. 

Primero porque es su único deseo, y segundo, porque realmente cree en su fuero interno que España es un conjunto de «naciones».

Desde esta perspectiva, ERC dio ayer un paso definitivo asegurándose el control de cualquier negociación. De hecho su militancia rechazó respaldar la investidura de Sánchez si no es a cambio de una «mesa» de extorsión. Lo más grave no es que ERC exija, sino que el PSOE se pliegue. Y algo en ese sentido se mueve en las instituciones cuando en plena negociación para conformar una investidura de Sánchez, el Tribunal Constitucional se rompe en dos bloques para aprobar una sentencia que facilita un Código Civil paralelo para Cataluña, una de las «estructuras de Estado» que diseñó la Generalitat en 2017 como coartada para celebrar el 1-O. 


 Si el TC empieza a amparar decisiones golpistas del Parlament y de la Generalitat capaces de causar una profunda fractura interna es porque emerge una renovada permisividad pseudo-jurídica con el separatismo ante la que conviene ponerse en guardia.

(Edit.ABC/26/11/2019.)

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