17/8/2007
CATECISMO PROGRE.
Estaba viendo las dramáticas imágenes, causadas por los terremotos en Perú, cuando su Presidente Alan García dijo, a la llegada de voluntarios españoles: 'Damos la bienvenida a la globalización de los buenos sentimientos. No a la mala globalización, la globalización de los intereses económicos'.
Me dió pena oir estas palabras. Pensé que, con un Presidente de tales características, le será muy dificil, a Perú, salir de la pobreza. Este 'buenismo' ridículo no sirve para nada. Mejor dicho, sirve para perpetuar el retraso económico (y no sólo) de su pueblo. Sería muy bonito que todos fuéramos como Teresa de Calcuta. Pero no lo somos. Organizar una sociedad sobre esta falsa base, supone contruir castillos de arena. Supone engañar a los demás y engañarnos.
Puedo entender que personas sin estudios (o enfermos ideológicos, es decir, progres talluditos) digan estas cosas, pero no me parece admisible en un Presidente de Gobierno. Lo malo, entre otras cosas, es que en HispanoAmérica (aunque no sólo) está extendida la idea de que el imperialismo yankee es el culpable de todos los males. La idea, ridícula y falsa, de que solamente la socialización de la riqueza (véase Cuba y ahora Venezuela) nos hará libres. Y se supone que nos dará de comer. Una vez eliminado el 'chupasangres' de nuestras vidas, todo será más fácil. Daría risa si no fuera tan dramático.
Recuerdo que en mis años de juventud leí, 'Las venas abiertas de América Latina' de Galeano. Este virus ideológico ha infectado las mentes de millones de jóvenes de buenos sentimientos. Me ha costado tiempo, lectura y determinación (no temer la soledad) desinfectarme de las mentiras con las que conviví durante años. Por cierto, no es extraño que los progres sean antiamericanos.
Pero si se puede ser indulgente y comprensivo con los jóvenes progres (ya que se suponen sus sinceros y buenos sentimientos), no pasa lo mismo cuando se alcanza cierta edad. A partir de cierta edad, o uno se aprovecha de la supuesta 'superioridad moral'' de 'ser de izquierdas', o se lo cree realmente. En resumen, o un caradura o un cretino.
A lo que iba. Para el rojerío internacional, la globalización neoliberal, que es lo peor de lo peor, aumenta la pobreza y las desigualdades.
La primera falsedad (repetida hasta la náusea) es que la mejora de los ricos implica el empeoramiento de los pobres. Esto es falso. India y China son dos claros e importantes ejemplos de disminución de la pobreza gracias (Oh, Dios mío) a la economía de mercado. Tápense los ojos y los oidos porque lo voy a decir: gracias al capitalismo.
Claro que lo que se entiende por 'pobre' no se deja a la generosa boca de los progres. Hay instituciones malévolas, como el Banco Mundial, que establecen un límite convencional, que se sitúa (creo que no ha cambiado) en un dólar. Algunas gentes de buen corazón pueden decir: ¿Qué pueden hacer, angelitos, con un dólar al día?
Dos breves consideraciones: La primera es que no es lo mismo tener un dólar en Londres que tenerlo en Tananarive. O sea, no se puede comprar lo mismo. La segunda es que resulta importante (¡al menos para ellos!) ganar un dólar al día. Especialmente si antes no lo ganaban o ganaban menos. Las exhibiciones de 'buenismo' (revolucionario, o no) no sirven para nada. Para nada bueno quiero decir.
En resumen, la globalización neoliberal (salvaje, por supuesto) ha hecho disminuir el número de pobres (en muchos millones) en los últimos veinticinco años. Sólo en China, se calcula que, desde 1980 a 2000, cuatrocientos millones (400) de chinos han dejado de ser pobres. Sin comparación con cualquier otra alternativa. En realidad, las alternativas (Mao, Stalin, etcétera) han creado sufrimiento y pobreza. Las alternativas (diferentes a las mencionadas) que están en la mente del rojerío, no se han llevado a la práctica. Afortunadamente. No parece haber, por el momento, alternativas viables al modo de producción capitalista.
Otro mundo es posible. Por supuesto, los hay peores. La historia así lo enseña. Los mejores están en la mente de los que sueñan en mundos felices. Siga haciéndolo, pero millones de personas lo pasan muy mal. Ahora. Con buenas intenciones no basta. Ni se es mejor persona.
Aún más, los datos parecen indicar que los paises menos globalizados (situados casi exclusivamente en África) han visto aumentar el número de pobres. Los malos periodistas suelen decir que los hechos no deben estropear una buena noticia. Podríamos añadir que los malos gobernantes no toman en cuenta los hechos que son adversos a sus catecismos 'buenistas' o pseudorevolucionarios.
Repetimos: Ha disminuido, como nunca con anterioridad, el número de pobres en el mundo gracias al capitalismo y la (salvaje) globalización neoliberal. En cuanto a las desigualdades, hay diversos criterios para medirlas, pero parece ser cierto que la mejora de los ricos ha sido, en general, superior a la mejora de los pobres. Mejora, repito, nunca igualada, ni de lejos, por cualquier otra alternativa real.
Para el que tenga una firme voluntad de desintoxicación, recomendaría:
El conocimiento inútil; La gran mascarada, y La obsesión antiamericana, de J. F. Revel. Y El Socialismo de von Mises. Si llega al final, notará un gran alivio. Ya sé que parezco escatológico, pero la vida es así.
Sebastián Urbina.
CATECISMO PROGRE.
Estaba viendo las dramáticas imágenes, causadas por los terremotos en Perú, cuando su Presidente Alan García dijo, a la llegada de voluntarios españoles: 'Damos la bienvenida a la globalización de los buenos sentimientos. No a la mala globalización, la globalización de los intereses económicos'.
Me dió pena oir estas palabras. Pensé que, con un Presidente de tales características, le será muy dificil, a Perú, salir de la pobreza. Este 'buenismo' ridículo no sirve para nada. Mejor dicho, sirve para perpetuar el retraso económico (y no sólo) de su pueblo. Sería muy bonito que todos fuéramos como Teresa de Calcuta. Pero no lo somos. Organizar una sociedad sobre esta falsa base, supone contruir castillos de arena. Supone engañar a los demás y engañarnos.
Puedo entender que personas sin estudios (o enfermos ideológicos, es decir, progres talluditos) digan estas cosas, pero no me parece admisible en un Presidente de Gobierno. Lo malo, entre otras cosas, es que en HispanoAmérica (aunque no sólo) está extendida la idea de que el imperialismo yankee es el culpable de todos los males. La idea, ridícula y falsa, de que solamente la socialización de la riqueza (véase Cuba y ahora Venezuela) nos hará libres. Y se supone que nos dará de comer. Una vez eliminado el 'chupasangres' de nuestras vidas, todo será más fácil. Daría risa si no fuera tan dramático.
Recuerdo que en mis años de juventud leí, 'Las venas abiertas de América Latina' de Galeano. Este virus ideológico ha infectado las mentes de millones de jóvenes de buenos sentimientos. Me ha costado tiempo, lectura y determinación (no temer la soledad) desinfectarme de las mentiras con las que conviví durante años. Por cierto, no es extraño que los progres sean antiamericanos.
Pero si se puede ser indulgente y comprensivo con los jóvenes progres (ya que se suponen sus sinceros y buenos sentimientos), no pasa lo mismo cuando se alcanza cierta edad. A partir de cierta edad, o uno se aprovecha de la supuesta 'superioridad moral'' de 'ser de izquierdas', o se lo cree realmente. En resumen, o un caradura o un cretino.
A lo que iba. Para el rojerío internacional, la globalización neoliberal, que es lo peor de lo peor, aumenta la pobreza y las desigualdades.
La primera falsedad (repetida hasta la náusea) es que la mejora de los ricos implica el empeoramiento de los pobres. Esto es falso. India y China son dos claros e importantes ejemplos de disminución de la pobreza gracias (Oh, Dios mío) a la economía de mercado. Tápense los ojos y los oidos porque lo voy a decir: gracias al capitalismo.
Claro que lo que se entiende por 'pobre' no se deja a la generosa boca de los progres. Hay instituciones malévolas, como el Banco Mundial, que establecen un límite convencional, que se sitúa (creo que no ha cambiado) en un dólar. Algunas gentes de buen corazón pueden decir: ¿Qué pueden hacer, angelitos, con un dólar al día?
Dos breves consideraciones: La primera es que no es lo mismo tener un dólar en Londres que tenerlo en Tananarive. O sea, no se puede comprar lo mismo. La segunda es que resulta importante (¡al menos para ellos!) ganar un dólar al día. Especialmente si antes no lo ganaban o ganaban menos. Las exhibiciones de 'buenismo' (revolucionario, o no) no sirven para nada. Para nada bueno quiero decir.
En resumen, la globalización neoliberal (salvaje, por supuesto) ha hecho disminuir el número de pobres (en muchos millones) en los últimos veinticinco años. Sólo en China, se calcula que, desde 1980 a 2000, cuatrocientos millones (400) de chinos han dejado de ser pobres. Sin comparación con cualquier otra alternativa. En realidad, las alternativas (Mao, Stalin, etcétera) han creado sufrimiento y pobreza. Las alternativas (diferentes a las mencionadas) que están en la mente del rojerío, no se han llevado a la práctica. Afortunadamente. No parece haber, por el momento, alternativas viables al modo de producción capitalista.
Otro mundo es posible. Por supuesto, los hay peores. La historia así lo enseña. Los mejores están en la mente de los que sueñan en mundos felices. Siga haciéndolo, pero millones de personas lo pasan muy mal. Ahora. Con buenas intenciones no basta. Ni se es mejor persona.
Aún más, los datos parecen indicar que los paises menos globalizados (situados casi exclusivamente en África) han visto aumentar el número de pobres. Los malos periodistas suelen decir que los hechos no deben estropear una buena noticia. Podríamos añadir que los malos gobernantes no toman en cuenta los hechos que son adversos a sus catecismos 'buenistas' o pseudorevolucionarios.
Repetimos: Ha disminuido, como nunca con anterioridad, el número de pobres en el mundo gracias al capitalismo y la (salvaje) globalización neoliberal. En cuanto a las desigualdades, hay diversos criterios para medirlas, pero parece ser cierto que la mejora de los ricos ha sido, en general, superior a la mejora de los pobres. Mejora, repito, nunca igualada, ni de lejos, por cualquier otra alternativa real.
Para el que tenga una firme voluntad de desintoxicación, recomendaría:
El conocimiento inútil; La gran mascarada, y La obsesión antiamericana, de J. F. Revel. Y El Socialismo de von Mises. Si llega al final, notará un gran alivio. Ya sé que parezco escatológico, pero la vida es así.
Sebastián Urbina.
2 comentarios:
L'obsessió ANTIamericana
Cierto. Me equivoqué.
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