domingo, 24 de febrero de 2008


23/2/2008.

NACIONALISMO Y VIOLENCIA.

Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas, el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea. (Stefan Zweig)

La primera guerra mundial (1914-1918) se suele considerar el enfrentamiento bélico más sangrante de la historia. Es un tópico decir que se sabe cómo empiezan las guerras pero no cómo terminan. La primera, la llamada Gran Guerra, empezó con un enfrentamiento entre Austria-Hungría y Serbia. Pero la intervención de Rusia a favor de Serbia, extendió el conflicto. A partir de ahí, treinta y dos naciones entraron en liza. Los llamados ‘Aliados’ frente a las llamadas ‘Potencias Centrales’. El conflicto se inició por el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono del Imperio Austro-Húngaro y su esposa Sofía, en Saravejo.

El asesino fue un estudiante nacionalista serbio. Es cierto, no basta que el asesino sea nacionalista para culpar al nacionalismo de la primera guerra mundial. Había otras causas. Por ejemplo, la competencia económica entre los diferentes países europeos, especialmente entre Alemania e Inglaterra, así como las fuertes rivalidades políticas entre las naciones más importantes de Europa, especialmente entre Alemania y Francia. O el enfrentamiento entre Rusia y Austria-Hungría por el control de los Balcanes. Pero, además, se había extendido por el continente un fuerte sentimiento nacionalista.

Mientras que en esta primera guerra mundial los países europeos, en general, se apoyaban en el liberalismo y en el capitalismo, en la segunda guerra mundial se enfrentaron países con diferentes ideologías: el liberalismo, el nazismo/fascismo, y el comunismo soviético. Estas dos últimas ideologías tenían ciertas características comunes, como el culto al líder y un omnipresente Estado totalitario, aunque con matices diferenciales.

Pero había, además problemas étnicos derivados de las modificaciones fronterizas del Tratado de Versalles. Sin olvidar los devastadores efectos, económicos, sociales y culturales de la primera guerra mundial. Estas difíciles situaciones, agravadas por las sanciones que se impusieron a las naciones derrotadas, facilitaron el auge de los nacionalismos, exaltados y violentos, que, en el caso de Alemania e Italia, se consolidaron en Estados totalitarios. Su nacionalismo fanático y su expansionismo fueron la mecha que hizo estallar la segunda guerra mundial.

Ahora Kosovo y su declaración unilateral de independencia, que viola el Derecho Internacional. Parecía que la segunda guerra mundial había enseñado al mundo el enorme peligro de las naciones irredentas y, por ello, se acordó no admitir la segregación unilateral de un Estado soberano. Y la Resolución 1244 de Junio/1999 del Consejo de Seguridad habla de autonomía de Kosovo, no de independencia. Es un grave precedente que puede tener imprevisibles consecuencias. En mi opinión, la UE permite la creación de un polvorín. Y, de paso, Estados Unidos se aprovecha de la debilidad de la política exterior de la Unión Europea. Más bien debería decir, inexistencia. Por eso, USA tendrá una gran base militar en el corazón de Europa.

Aunque visto el triste papel que ha jugado Europa en los grandes conflictos bélicos, mejor tener cerca a los norteamericanos. Nos han sacado las castañas del fuego varias veces. Poniendo dinero, armas y sangre de sus jóvenes generaciones. Pone los pelos de punta ver las interminables filas de cruces blancas de soldados norteamericanos en cementerios europeos, que dieron su vida luchando por la libertad de Europa. Por supuesto, el estúpido rojerío europeo protesta. Y encima les protegerán si llega el caso. No se lo merecen.

Aunque no hay ningún paralelismo entre Kosovo y los ‘territorios comanches’ de España, ya están los buitres esperando su momento. No es seguro que puedan disfrutar de un festín. Lo que sí es seguro es que, pase lo que pase, ejercerán su enfermizo victimismo. ¿Será el principio de nuevos conflictos? ¿Y qué hace el PSOE, tan agarradito a los nacionalistas? ¿También se aprovechará del hipotético festín? Al menos que se le caiga la ‘E’. De la ‘O’, es mejor no hablar.

Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia (Aldous Huxley).

¿Seremos tan ciegos?

Sebastián Urbina.



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