sábado, 9 de febrero de 2008

EN DENUNCIA DE LA MENTALIDAD TOTALITARIA


9/2/2008.




EN DENUNCIA DE LA MENTALIDAD TOTALITARIA.




Dado que no todas las emisoras de la COPE tiene a defensores de la libertad de expresión como Jiménez Losantos y César Vidal, entre otros, es por lo que introduzco este artículo de Pío Moa. Resulta que en algunas emisoras de la COPE se permiten ataques durísimos, y en mi opinión injustos, contra la Iglesia, sin que haya una reacción a la altura del ataque.


Esto me parece idiota. Resulta que los medios en España, radio, prensa televisión, son un un 85% (aproximadamente) favorables al PSOE, contrarios al PP, o ambas cosas a la vez. Pues bien, incluso en este sector minoritario, algunas emisoras de la COPE (haciendo de Ruiz-Gallardón) invitan a gentes que les ponen a caer de un burro. Y a eso le llaman talante. Me parecería bien si los medios españoles estuvieran equilibrados, pero no lo están. Están muy desequilibrados.



Recordemos, además, que antes de tratar de excluir y descalificar a la Iglesia Católica, este PSOE aplicó el antidemocrático Pacto de Tinell por el que se excluye de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición. Por no hablar de la vergonzosa Ley de Memoria Histórica, una historia de 'buenos' (ellos) y 'malos' (los otros). Aunque, eso sí, la Junta Islámica ha pedido el voto para este PSOE y no pasa nada. ¿Se imaginan las reacciones del rojerío si la Junta Islámica hubiera pedido el voto para el Partido Popular? Espero que sí, que se lo imaginan.


Por tanto, si decides invitar a personas que te van a descalificar de manera radical, al menos, has de tener a alguien capaz de poner en su sitio al progre de turno. Es lo que sucede con demasiada frecuencia. La labor de zapa de los maricomplejines. ¡Qué cruz!


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Tormenta política contra el arzobispo de Canterbury por proponer que se implanten ciertos aspectos de la ley islámica.



Este es otro ejemplo de maricomplejines. Yo no dudo de que este señor sea un santo varón. Al menos debe ser una buena persona. Pero es tonto del culo. Y un tonto del culo puede ser un peligro. Por eso he colgado la imagen del caballo de Troya. ¡Cuidado con los tontos del culo de la Iglesia! ¡Cuidado con los progres multiculturales que odian a la Iglesia Católica y adoran al Islam! Son los mismos burros con distintos collares. No es un juego. Es una cosa muy seria. No lo olvide.



Sebastián Urbina.





Decide Arcadi Espada en su blog que "la Iglesia no debería tener opiniones políticas y mucho menos recomendar el voto en una u otra dirección. Pero la Iglesia española tiene la fea costumbre de hacerlo y gobierne el que gobierne plantea cíclicamente sus exigencias". Digamos de entrada que esta curiosa tesis la mantenían Hitler y Goebbels ante las "intromisiones" eclesiásticas a raíz de la carta encíclica Mit brennender Sorge. Por supuesto, los jefes nazis podían acertar, en principio, en esta cuestión concreta, pero no fue así: solo revelaban su carácter totalitario. Y, por supuesto también, la Iglesia puede tener opiniones políticas y expresarlas (o no), como cualquier otro ciudadano o asociación.

Lo indignante de Setién o Uriarte, por ejemplo, no es que expresen tales opiniones, resulta preferible que lo hagan del modo más claro y desembozado posible; lo indignante es que defiendan la política de la ETA y el PNV. Pero la mayoría de los obispos (no toda la Iglesia, por desgracia) mantiene, afortunadamente, una posición muy distinta. El señor Espada debiera reparar asimismo en que la Iglesia se ha convertido, a través sobre todo de la COPE, en escudo de las libertades frente a unos políticos que las atacan o no las defienden. Llevamos ya mucho tiempo de campaña mafiosa para silenciar a Jiménez Losantos y a César Vidal, con la complicidad de tantos que, fingiendo situarse en la imparcialidad, critican a los célebres comunicadores e intelectuales en lugar de apoyarlos resueltamente frente una ofensiva tan peligrosa para la libertad general. Contra todos los tópicos cultivados por la izquierda, la Iglesia –es decir, el sector mayoritario de ella, por ahora– defiende la democracia frente a las asechanzas de unos políticos y medios corruptos, afectados o infectados de inclinaciones totalitarias al parecer irreprimibles. Y ese es el hecho evidente, por el que Espada debiera felicitarse.

Espada argumenta así su tesis: "Es curioso comprobar cómo hay críticos muy rígidos de la teocracia islamista que cuando la jerarquía católica interviene en el debate político abjuran por un momento de su rigidez y defienden la libertad de expresión de los obispos. Su contradicción flagrante se ve muy bien con alguna analogía supuestamente trivial. Por ejemplo, la del fútbol. Es fácil imaginar en qué lugar del cielo pondrían el grito si la directiva del F.C. Barcelona llamara al voto independentista. Desde luego no se les ocurriría decir eso tan gracioso de la libertad de expresión ni tampoco eso más gracioso aún: que el Barça sólo habla para sus cofrades."

La comparación no vale, por tres razones. En primer lugar los católicos no denuncian a los islámicos por hablar de política, sino por auspiciar una política totalitaria y antioccidental (y antiespañola, como el gobierno y los secesionistas); en segundo lugar, la directiva del F.C. Barcelona impulsa desde hace tiempo el separatismo, no es ningún secreto; y si no llama abiertamente a un voto determinado, menos aún lo hacen los obispos, que no han incitado a votar a ningún partido, sino a no votar opciones contrarias a la moral cristiana.

Pues, sobre todo, hay una diferencia esencial entre los objetivos y contenidos de la Iglesia y del Barça, morales en un caso, deportivos en el otro. Imaginemos que las autoridades o los jefes de algunos partidos propugnasen la supresión o fuertes restricciones a los clubs deportivos y al deporte. Sin duda las directivas del Barça y de cualquier grupo deportivo tendrían el derecho, y hasta el deber, de oponerse y expresarse contra tal política con la mayor contundencia. Pues bien, a juicio del sector mayoritario de la Iglesia, numerosas iniciativas del actual Gobierno atacan a la moral cristiana (una evidencia, por lo demás), y aquel sector expresa su opinión al respecto. Y como da la casualidad de que esas iniciativas del gobierno –como las de Hitler criticadas por Pío XI– atacan además los principios de la democracia, los demócratas debemos alegrarnos de esta posición mayoritaria entre los obispos.

La izquierda española ha adolecido siempre de un pavoroso vacío de pensamiento, mal rellenado con adaptaciones pedestres y contradictorias de ideas concebidas en el exterior, a menudo en y para circunstancias muy distintas de las hispanas. Ha sido y sigue siendo una izquierda orientada por tópicos simples, cuando no por reflejos condicionados. Uno de ellos, el único que siempre ha unido a todos los izquierdistas –por lo demás enfrentados entre sí hasta la persecución y el asesinato–, es la aversión incondicional a la Iglesia, el deseo incontrolable de excluirla de la sociedad y hasta, retroactivamente, de la historia de España. Ese deseo causó, desde el siglo XIX, incontables crímenes, expolios, destrucciones culturales y una de las persecuciones más sangrientas de la historia. Hechos estos tan dignos de reflexión como faltos de ella en una izquierda, ya digo, casi huera intelectualmente. Defecto de no imposible corrección, esperemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enfréntate a los malos; enfréntate a los crueles;
enfréntate a todos, menos a los tontos.
Son demasiados y siempre serás derrotado.
(Proverbio hindú)

Espero que los tontos que apoyen la tontería del tonto arzobispo de Canterbury no lleguen a ser demasiado numerosos, si no...estamos perdidos. Los tontos no atienden a razones, siempre te saltan con alguna estulticia.

saludos