martes, 26 de mayo de 2009

SENTENCIA 11-M









RECTIFICÓ DOS ELEMENTOS ESENCIALES (LD)

Gómez Bermúdez optó a última hora por un "plan B" en la sentencia del 11-M

Sólo una semana antes de leer la sentencia del 11-M, Gómez Bermúdez reveló a un magistrado que ésta se basaría en tres elementos, dos de las cuales dejarían sin base la versión oficial. Según El Mundo, en el último momento dio marcha atrás exponiendo sólo la ausencia de autores intelectuales.

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Editorial de El Mundo 25-05.............................................



Una sentencia con freno y marcha atrás

POR SI FALTARA alguna prueba de la trascendencia del informe Iglesias que mañana mismo aparecerá en las librerías, el vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo revela en el prólogo del libro que el juez Gómez Bermúdez estuvo a punto de proponer a sus compañeros una sentencia que hubiera sido muy acorde con las principales conclusiones de este químico: en los trenes no estalló Goma 2 ECO sino Titadyn y la Policía manipuló la investigación.

Resulta que apenas una semana antes de la presentación pública de la sentencia, el a la vez presidente de la sala y ponente comunicó a un magistrado amigo suyo no sólo que quedarían absueltos los supuestos cerebros de la trama -como así ocurrió- sino que, además, Trashorras sólo sería condenado por tráfico de explosivos y habría deducción de testimonios contra mandos de los cuerpos de seguridad.

EL MUNDO conoció esta información y se comprometió a mantenerla en secreto hasta que se consumara, y así lo hizo. Ahora García-Abadillo ha reconstruido y corroborado los hechos con el interlocutor del juez. No hablamos, pues, a lomos de un mero rumor.

Es obvio que la absolución de Trashorras como autor de la masacre hubiera desmontado no sólo el tejado de la versión oficial, como pasó con los autores intelectuales, sino sus propios cimientos. Todo el edificio se hubiera desmoronado con estrépito y el comando de Leganés habría quedado flotando en el vacío, sin suministradores de explosivos conocidos. Si además uno o varios policías -el candidato más obvio era Sánchez Manzano- hubieran ido «caminito de Jerez» como el propio Bermúdez había pronosticado ante diversos testigos, el escándalo político habría sido mayúsculo y las circunstancias de la victoria del PSOE en el 2004 habría sido puesta en entredicho.

¿Por qué durante esa semana decisiva el juez Bermúdez primero echó el freno a esos afanes justicieros y luego dio marcha atrás en dos de sus tres propósitos? ¿Recibió presiones del Gobierno? ¿Tuvo en cuenta la precariedad de su recurrido puesto al frente de la Sala de lo Penal de la Audiencia? ¿Ponderó el efecto que una sentencia así habría tenido en la acogida al polémico libro de su esposa? La prueba de que, en todo caso, sus consideraciones fueron políticas está en el inaudito formato con que presentó la sentencia: enfatizando todo aquello que avalaba al Gobierno frente a las dudas y pesquisas de nuestro periódico y camuflando la propia absolución de los «cerebros».

Esta secuencia de acontecimientos adquiere ahora un gran relieve porque en definitiva viene a demostrar que Bermúdez, hombre sin duda perspicaz e inteligente, ya se dio cuenta de lo que Antonio Iglesias demuestra al repasar los análisis de los explosivos: que la química refutaba la versión de la «Goma 2 ECO y vale ya». Por eso se cubrió con la añagaza de que podía haber un segundo explosivo, fingiendo ignorar que en los trenes de lo que no había rastro era del primero.

Así las cosas, creemos que la Justicia debe darse una segunda oportunidad para averiguar lo que ocurrió el 11-M. Podría llegar a través de los flecos que aún investiga el juez Velasco, sucesor del nefasto Del Olmo -por ejemplo la detención en Marruecos del supuesto alquilador del piso de Leganés- pero nadie percibe el impulso suficiente en esa vía. Más factible sería que alguno de los condenados pidiera la revisión de la sentencia a partir de un hecho nuevo como el informe Iglesias o que las víctimas se querellaran contra el entonces jefe de los Tedax y otros policías. La memoria de los muertos y la dignidad de los vivos requieren que alguien levante en sede judicial el freno político que, según todos los indicios, Gómez Bermúdez aplicó sobre su inteligencia y su conciencia en octubre de 2007.


Editorial de El Mundo 25-05
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