OTRA VICTORIA EN IRAK.
El anuncio del presidente Obama de que el 31 de agosto cesará la actividad de combate de las tropas norteamericanas en Irak, aunque continuarán sobre el terreno 50.000 hombres desempeñando otras funciones, es una demostración palpable de un nuevo éxito logrado por una política que puso en marcha la anterior Administración y que Obama ha mantenido en vigor pese a los ataques de la izquierda que le ha supuesto.
Los iraquíes tienen que admitir los muchos fallos de su nuevo sistema en el que prima la violencia sectaria, sigue habiendo innumerables ataques terroristas, el desempleo sigue en cifras inaceptables y los cortes de suministro eléctrico son cotidianos. Mas frente a eso, los miembros de las tres principales comunidades del país –chiíes, sunníes y kurdos- viven un privilegio que nadie más disfruta en igual medida en el mundo árabe: la libertad de crítica sin límites dentro de la democracia árabe que más puede parecerse a un verdadero sistema democrático.
Como tantas otras democracias, ésta está lejos de ser perfecta y probablemente nunca lo sea -¿conocen ustedes alguna? Las elecciones del pasado mes de marzo dieron una mínima ventaja al ex primer ministro Ayad Allaui y cinco meses después sigue sin formarse un nuevo Gobierno porque el actual primer ministro Nuri al-Maliki se niega a reconocer su derrota y con el apoyo de Irán continúa buscando alianzas con grupos chiíes minoritarios para lograr un nuevo mandato. Es decir grupos parlamentarios buscando durante meses conformar una mayoría. Eso en Bélgica lo llaman la democracia nuestra de cada día.
El papel de Estados Unidos será ahora intentar influir en la política local para ayudar a conformar coaliciones. El rol militar ha terminado, pero el apoyo político debe continuar. Se ha ganado otra batalla. Pero la victoria en la guerra no es completa hasta que se gana la postguerra. Y eso, en Occidente, se nos da mal. (Ramón Pérez-Maura/ABC).
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Todo esto se ha conseguido gracias a que Occidente ha hecho 'la gallina', como Rodriguez Zapatero. Es que los americanos no se enteran. Las cosas se arreglan solas, o con varios discursos con talante.
En fin, espero que los americanos no permitan que los españoles hagamos negocios en Irak por mucho tiempo. No merecemos nada. Gallinas pacifistas incapaces de ayudar, pie a tierra, a los que son perseguidos y asesinados. Claro que, para esto, hay que pegar tiros.
Y ahora, Afganistán. Hay que seguir. Occidente se juega mucho. Y no es solamente el petróleo.
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