Día 18/08/2010
LA forma más sencilla de saber qué ocurre hoy en España es oír lo que dice el Gobierno y pensar lo contrario. Sin importar quien habla, presidente, vicepresidentas, ministros o portavoces. Mentirán siempre.
Se han metido en tal lío, han abierto tantos frentes, han cometido tales errores que ya no saben por dónde salir. La mentira es el atajo más fácil, pero incluso mentir les está resultando difícil, por contradecirles no ya la realidad, sino sus propias declaraciones.
Se han metido en tal lío, han abierto tantos frentes, han cometido tales errores que ya no saben por dónde salir. La mentira es el atajo más fácil, pero incluso mentir les está resultando difícil, por contradecirles no ya la realidad, sino sus propias declaraciones.
Fíjense en lo que está ocurriendo con la subida de impuestos. ¿No habíamos quedado con que bajarlos era de izquierdas? Ahora resulta que lo de izquierdas es subirlos. «Pero no a la sufrida clase media», dice con su voz más meliflua el presidente. Entonces, ¿a quién? Pues los ricos no pagan el impuesto de las personas físicas. Tienen su dinero en sociedades, que cotizan aparte. Total, que a la postre, pagará, como siempre, la clase media, que es a la que pueden controlarse sus ingresos.
Otro tanto ocurre con lo de «pagamos menos impuestos que en los países de nuestro entorno», que ha filtrado el Gobierno junto a una serie de estadísticas muy floridas. Aparte de que ya sabemos que hay tres formas de mentir, engañando, ocultando la verdad y con estadísticas, ayer mismo, ABC demostraba que el IRPF español está por encima de la media europea.
Eso, olvidando que los servicios que reciben los ciudadanos del norte y centro Europa son superiores a los que recibimos nosotros.
Eso, olvidando que los servicios que reciben los ciudadanos del norte y centro Europa son superiores a los que recibimos nosotros.
Pero prepárense para una subida de impuestos, porque se han quedado prácticamente secos y necesitan más dinero que un desierto la lluvia. Lo necesitan para subvencionar el paro que no cesa, para pagar las deudas internas y externas, para cuadrar el presupuesto que se echa encima, sin tener la mayoría necesaria.
El PNV pide un precio exorbitante por los siete votos suyos, no solo en metálico, sino también en política. Aunque ya verán cómo al final terminan entendiéndose, pues ni al PNV le interesa que caiga un Gobierno contra las cuerdas, ni al Gobierno le interesa quedarse desnudo de presupuesto ante unos mercados internacionales que ya le miran con desconfianza. Así, de mentira en mentira y de trampa en trampa, va tirando.
Y es que sigue empeñado en afrontar la crisis desde el ángulo opuesto al correcto: el de recaudar más en vez de gastar menos. Es el gasto exorbitante de las muy distintas administraciones españolas lo que ha llevado a nuestra economía al foso en que nos encontramos y nos impide salir de ella. Es ese gasto lo que habría que recortar, en vez de subir la carga impositiva. Pero convencer a Zapatero de que se equivoca es algo así como ladrar a la luna. (José María Carrascal/ABC).
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¡Viva el socialismo! ¡Viva el progreso! ¡Viva ZP!
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