sábado, 4 de diciembre de 2010

CONTROLADORES.







HUELGA SALVAJE, CHANTAJE Y CAOS.
Día 04/12/2010
AL margen de cualquier razón política o laboral que pudiera asistirles, los controladores aéreos merecen una condena y un castigo severo por el chantaje organizado que obligó ayer a cerrar el espacio aéreo español a la hora clave para la salida del «puente» festivo. La tarde noche en los principales aeropuertos españoles fue caótica. Es justa y lógica la indignación de cientos de miles de ciudadanos, atrapados en los aeropuertos y convertidos en rehenes de un conflicto laboral al que son ajenos. Una huelga salvaje es una actitud inasumible, impropia de profesionales cualificados, pero incapaces de conjugar sus legítimos intereses laborales con su obligado deber —avalado por unas abultadas nóminas— hacia la prestación de un servicio público esencial. No se trata sólo de que hayan podido incurrir en responsabilidad disciplinaria, y seguramente penal, por paralizar caprichosamente el cielo español, generar serias perturbaciones en el tráfico aéreo y hasta delinquir. Se trata de la falta de dignidad que los controladores demuestran coaccionando a ciudadanos a los que obligan a perder su tiempo y su dinero mientras se dedican a pisotear la imagen de una profesión que ellos mismos —nadie más— han deteriorado hasta causarle un daño irreparable. Es hora de que la Justicia ponga manos a la obra y castigue ejemplarmente a todos responsables.
Tampoco el Gobierno tiene motivos para presumir de la solución a estos gravísimos acontecimientos. Elogiado en su día por su firmeza ante los órdagos planteados por los controladores, el Ejecutivo ha dejado transcurrir los meses dejando los deberes a medias. La «militarización por decreto» de la gestión del trabajo de estos enfermos imaginarios probablemente será una medida eficaz, pero ayer se demostró que, dada la permanente amenaza, debió entrar en vigor hace meses. Al problema de los controladores se suman las anunciadas movilizaciones de los pilotos y de los trabajadores de Aena, a causa de la reciente privatización de la gestión de algunos aeropuertos. Por este camino, pronto se colgará en los aeropuertos españoles el cartel de «Prohibido volar». No se puede jugar al límite en materias que afectan al desarrollo normal del transporte aéreo y a la seguridad de los pasajeros. Los controladores tienen derecho a negociar sus condiciones laborales. A lo que no tienen derecho es a convertir el abuso en una costumbre y su profesión en un arma con la que secuestrar a la ciudadanía. (ABC)

4 comentarios:

Sinretorno dijo...

Qué razón tiene. Qué pasó con Upyd en cataluña?.

María dijo...

Privatización de AENA, pero ya! A ver qué empresa privada les paga 300.000€ al año a cada uno y les permite controlar el acceso a la profesión. Pero en este país nos echamos las manos a la cabeza al oír hablar de privatizaciones y así nos va. Liberalizar el mercado y privatizar los servicios es hacer que la competencia ajuste los trabajos y salarios. Aunque sea políticamente incorrecto decirlo.
PD1: ¿Dónde está ZP?
PD2: ¿Por qué el gobierno le echa cojones y llama al ejército sólo con los controladores? Porque con Marruecos, por ejemplo, los cojones del gobierno ni están, ni se les espera...

Anónimo dijo...

Este articulo da una información pésima porque:
a) No hubo tal huelga salvaje, la mayoría de controladores asistieron a su puesto de trabajo aunque comunicando a sus superiores que no estaban en condiciones, porque no lo estaban, y sus motivos tenían
b) Ante eso AENA y Pepiño Blanco decidieron cerrar el espacio aéreo y comunicar un ridiculo estado de alarma.

Aena ha humillado, acosado...a los controladores, para devaluar AENA y que pueda ser adquirida a precio más barato por los amigos de Pepiño, y así el Gobierno arruinado del PSOE adquirir líquidez.

tODo es una maniobra manipulada.

Ahora solo falta que cuando AENA esté en el suelo y baratita (por obra y gracia del desgobierno que ha provocado caos) la adquieran los catalanes.

Anónimo dijo...

http://www.aviaciondigitalglobal.com/newsFiles/20100215043137-4.pdf