LOS FACHAS INDENTITARIOS
SOCIEDAD | AL USAR EL CASTELLANO EN EL DISCURSO DEL ESTANDARD
Isern, abucheado
El público que ha acudido este sábado a la plaza de Cort para ver la representación de ‘La Colcada‘, con motivo de la Fiesta del Estendard, ha abucheado al alcalde de Palma, Mateo Isern, cuando éste estaba pronunciando su discurso y ha pasado del catalán al castellano, y le ha interrumpido hasta el punto de que no ha podido finalizarlo.
Isern ha presidido el tradicional acto que se celebra en el marco de la Fiesta del Estendard, el 31 de diciembre, la cual conmemora la conquista de Mallorca por parte del Rey Jaume I hace casi 800 años.
El alcalde ha comenzado el discurso en catalán, si bien en torno a la mitad de la alocución ha pasado al castellano provocando abucheos y silbidos por parte de algunos ciudadanos que le han gritado que hablara en mallorquín, a los que se han sumado después otros.
Isern ha interrumpido por momentos el discurso y ha tratado de continuar, aunque finalmente ha pedido disculpas por no poder concluirlo ante tal reacción y ha señalado que sería bueno que la “tolerancia” estuviera más presente. “Me hubiera gustado haber podido acabar en catalán y castellano, como es Palma”, ha apostillado el alcalde.
El portavoz del Ayuntamiento, Julio Martínez, ha subrayado en declaraciones a los medios que “siempre ha existido un interés por parte del nacionalismo y catalanismo de apropiarse de esta fiesta”, la cual ha puntualizado que desde el consistorio entienden que es “de todos los ciudadanos”.
En este sentido, ha remarcado que la intención de Isern era la de “llegar a todos” los ciudadanos de Palma y por ello, ha iniciado el discurso en mallorquín y lo quería acabar en castellano.
“Los partidos que dan cobertura a este nacionalismo catalanista vuelven a dar una muestra más de intolerancia y de rechazo al tema de la libertad”, ha sentenciado el ‘popular’.
“Hoy tiene que ser una fiesta para todos los ciudadanos de Palma, tanto para aquellos que elijan una lengua como para aquellos que elijan otra”, ha incidido Martínez, quien ha lamentado la reacción de esta “minoría”.
Preguntado acerca de si desde el Ayuntamiento creen que esta reacción ha partido de un grupo o partido en concreto, Martínez ha indicado que ellos creen que ha sido una “minoría” que “siempre” ha querido “hacer suya” la Fiesta del Estendard y “excluir a todos aquellos ciudadanos que no piensan como ellos”.
La portavoz del Grupo Socialista del Ayuntamiento, Aina Calvo, ha considerado que hay “muchas maneras para expresar la discrepancia” y “muchos momentos”, si bien ha remarcado que “en ningún caso nada puede justificar el impedir que se pueda pronunciar un discurso institucional“.
“Se puede no aplaudir, se puede no silbar, se puede contestar, se puede criticar, estamos en un país libre y democráticamente podemos expresarlo de muchísimas formas, pero impedir hablar creo que no es la mejor de ellas, no lo comparto”, ha insistido la exalcaldesa.
No obstante, ha señalado que esta reacción habría sido “fácil de evitar” si se hubiera pronunciado el discurso institucional en la lengua vehicular (el catalán), tal y como se ha realizado “siempre”.
Preguntada acerca de la posibilidad de que esta reacción haya sido espontánea debido a las medidas que se están emprendiendo desde las instituciones relativas al catalán, Calvo ha apuntado que se están tomando decisiones que, “sin lugar a dudas, provocan necesidad de reacción”.
“El Govern de las Islas Baleares está haciendo planteamientos que, sin lugar a dudas, son un retroceso en materia de consenso, que existía también impulsado por el PP, pero eso no puede justificar el que impidamos expresar las ideas, sean las que sean”, ha recalcado la socialista.
Por su parte, el concejal del PSM-IV-ExM Antoni Verger ha afirmado que el alcalde “se ha equivocado” y ha asegurado que Isern está “generando un problema en la ciudad donde no lo había”.
“Hoy es día 31, es la Diada de Mallorca, y hoy es importante hablar en mallorquín. Es que es así de claro, siempre se había hecho así, todos los alcaldes del PP hasta ahora lo habían hecho así y no entendemos este tipo de introducción de elementos de crispación que lo único que hacen es arruinar la fiesta”, ha aseverado el nacionalista.
“El alcalde es el culpable de haber arruinado la fiesta y se ha equivocado gravemente hoy, el día de la Diada de Mallorca, no hablando en mallorquín”, ha apostillado. (Malllorcadiario).
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Muy bien por el alcalde de Palma de Mallorca.
Las dos lenguas oficiales son el mallorquín (los cagoncillos y vendidos dicen 'catalán') y el español.vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv
¿SE ESTÁ MURIENDO EL MALLORQUÍN?
JOAN FONT ROSSELLÓ. Patrono de la Fundación Círculo Balear (FNCB): "El catalanismo, además de erradicar el castellano, tiene por objeto erradicar el mallorquín como tal y así conseguir una uniformidad en la forma de hablar de nuestros hijos."
La lengua mallorquina se está muriendo. Y no lo está haciendo por la presión del castellano puesto que un idioma sólo se muere cuando sus hablantes dejan de transmitirlo a sus hijos y esto, afortunadamente, no está ocurriendo aquí. El mallorquín se está muriendo porque el pressing catalanista está cambiando nuestra forma de hablar. Como muy bien ha analizado Tomeu Garau Febrer en un libro muy divulgativo, “Mallorcària”, tal vez sepamos más gramática a día de hoy pero utilizamos menos vocabulario y menos expresiones mallorquinas, desconocemos muchas palabras que todavía utilizaban nuestros abuelos para designar cosas que ahora designamos con sus equivalentes catalanas. El resultado de todo ello es una “galopante profanación y prostitución del mallorquín como lengua”, una subversión de la lengua mallorquina que empezó con su relegación a dialecto como primer paso hacia la estandarización y uniformización lingüísticas. Garau Febrer, que es profesor y sabe de lo que habla, se lleva las manos a la cabeza cuando observa los excesos de la catalanización en las aulas. El catalanismo, además de erradicar el castellano, tiene por objeto erradicar el mallorquín como tal y así conseguir una uniformidad en la forma de hablar de nuestros hijos. Basta ojear cualquier libro de texto y percatarse como, con el beneplácito de nuestras autoridades educativas que supuestamente tienen el deber de adaptarlos a las “variedades dialectales”, las editoriales –las catalanas y las de aquí- prefieren sistemáticamente la fórmula barcelonina a la mallorquina. Prefieren gos a ca, gat a moix, xai a xot, sóc a som, portar a dur, nen a nin, nina a pepa, pardal a gorrió. Por si fuera poco, han arrinconado palabras correctísimas que siempre habíamos empleado aquí sustituyéndolas por otras que nos son ajenas pero que en teoría son –una falsedad- más correctas: ordre por orde, dipòsit por depòsit, guineu por raboa, nuvi por novii, vacances por vacacions, núvol por nigul, esport por deport, ajut por ajuda, préstec por manlleu. La lista es interminable y no sólo afecta al léxico, sino a flexiones verbales (acabés por acabàs, cantem por cantam) como también a infinidad de modismos y locuciones que han desaparecido por falta de protección en las escuelas y en los medios de comunicación públicos. En el libro Mallorcària se detalla en qué ha consistido esta subversión del mallorquín para transformarlo en algo irreconocible.
Esta uniformización que sigue las pautas del Institut d’Estudis Catalans (IEC) al que nuestros políticos han subordinado sus criterios lingüísticos (tenemos autonomía política, pero no lingüística) desde hace treinta años constituye un proceso de ingeniería sociolingüística similar al que se produjo en estados como Italia y Alemania para lograr su reunificación política. La unidad del idioma no es gratuita, es la antesala de una uniformidad lingüística y cultural como trampolín para construir una nación política: los Países Catalanes.
La normalización lingüística ha ido demasiado lejos. Cada vez somos más los que nos hemos percatado de la impostura del catalanismo y de sus oscuras intenciones que al principio supieron ocultar con maestría. No sólo han conseguido dialectizar nuestra lengua sino que pretenden adueñarse de todos los rasgos históricos, sociales y culturales que nos han definido como pueblo, metabolizándolos para subordinarlos a una extravagante “realidad catalana” con la que nunca, como explica en detalle Mateu Cañellas en otro libro de referencia, “Sa pàtria mallorquina”, nos hemos identificado históricamente. Nunca.
Han sido precisamente estos excesos y abusos, sus prisas y su frenesí en la divina causa, lo que les han desenmascarado por completo. Creo haber llegado el momento para pasar de la queja negativa a la acción positiva. Y esto pasa ineluctablemente por dotar a la lengua mallorquina de una normativa (gramática, diccionario, libros de estilo…) con todas las bendiciones oficiales y académicas. Del mismo modo que en última instancia un estado no es más que una nación con ejército, filólogos tan laureados como Borja Moll han admitido que la diferencia entre una lengua y un dialecto reside en que la primera cuenta con gramática y el segundo no. La lengua mallorquina ha contado con diccionarios y gramáticas anteriores en el tiempo a la gramática fabriana. En cuanto a normativización, el mallorquín tiene más tradición que el catalán. Es tan lícito decir que el mallorquín es un dialecto del catalán como que el catalán lo es del mallorquín. De ahí que para todos aquellos que queremos escribir también en mallorquín y no sabemos cómo hacerlo porque nos produce repelús utilizar el catalán estándar impuesto y porque tampoco nos da la gana que nos llamen “incultos, ignorantes, fachas o gonellas” si lo escribimos a nuestra manera, el primer paso debe encaminarse hacia una normativización moderna y consensuada del mallorquín. Tras treinta años de postración y sometimiento a los criterios del IEC, los mallorquines debemos dejar de lamentarnos y dar pasos en positivo si realmente queremos preservar el patrimonio de nuestros antepasados, patrimonio que el catalanismo, lejos de proteger, quiere desterrar como se esfuerza en demostrar día a día.
El primer programa, digámosle, político en esta dirección lo he encontrado en el último capítulo de Mallorcària, un espléndido epílogo a un espléndido libro. 1.- Revisión de la gramática con preferencia de las formas mallorquinas sobre las catalanas. 2.- Revisión del estatuto de autonomía prestigiando el mallorquín: “la lengua mallorquina tendrá, junto con la castellana, el carácter de lengua oficial” 3.- Especial protección en las escuelas, exigiendo a las editoriales que apliquen de una vez el mandato estatutario de que “las modalidades serán objeto de estudio y de protección”. 4.- Investigación general, divulgación y protección de endemismos. 5.- Creación de un Instituto de Estudios Mallorquines que tendría como principal objetivo la revisión, la promoción y la protección de una nueva normativa de la lengua mallorquina. Este último paso sería crucial porque dejaríamos de estar supeditados lingüísticamente a los catalanes.
No son tiempos de más lloriqueos, sino de una acción política decidida. Nuestro patrimonio lingüístico está en juego y, tras treinta años de engaños y traiciones, tiempo suficiente para haber desenmascarado la impostura catalanista, muchos hemos llegado a la conclusión de que sólo podremos preservarlo desde la autonomía lingüística.
1 comentario:
Seguramente el vendido es ud. Mire el estatuto de autonomia, verá que pone que la lengua propia de Balears es el catalán, y la capital, Palma (a secas).
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