jueves, 11 de octubre de 2012

TRAIDORES PROGRES






(Pueden ver distintos modelos de careta antigás para sobrevivir a la pestilencia de los traidores progres. Habitualmente sirve, también, para la pestilencia separatista. No hay garantías de que funcione al cien por cien en el caso de traidores meapilas y acomplejados. Se está trabajando en nuevos modelos más atractivos y eficaces. Se aconseja, en cualquier caso, pasar algún fin de semana entre bosques frondosos.)







El donjulianismo de la izquierda

Como otras clarificaciones importantes, ha pasado inadvertido el artículo de César Alonso de los Ríos en ABC, "Don Julián, hoy", donde denuncia el tic antiespañol de buena parte de la izquierda. Juan Goytisolo, en su reivindicación del conde famoso fue, en efecto, el más claro formulador de ese talante, en realidad viejo: "la negación del suelo patrio, de las tradiciones, de la moral convencional, incluida la heterosexualidad... Quizá esta última nota fue la menos celebrada: se tomó como un dato puramente personal aun cuando la consigna de Goytisolo era bien clara: la revolución total, la traición total, el entreguismo total pasaba por la reconversión sexual".


¿Por qué Izquierda Unida o el PSOE están siempre tan dispuestos a aliarse y trabajar con los nacionalismos balcanizantes? En apariencia se trata de maniobras normales en el juego democrático, para arrancar el poder a la derecha, pero en realidad hay algo más profundo. El PNV es pura derecha, el partido más clerical, racista y, excluyendo a Batasuna, antidemocrático de España. En Cataluña, los jefes socialistas juegan a superar en nacionalismo al derechista de Pujol. Y en Galicia, el Bloque imita a Batasuna, bien que sin ETA gallega, por el momento. ¿Qué tienen de común esas alianzas? Tienen ese viejo reflejo donjulianista: debilitar o hundir a España, su unidad y tradiciones, es "progresista".

Cierto que, a menudo, quienes actúan así proclaman su fervor por "otra España", pero esa "otra" nunca pasó de invención fantástica y caprichosa, construida con meras y contradictorias buenas intenciones, combinadas con descalificaciones injustas y exaltadas de la historia real del país. No toda la izquierda, claro, ha sido o es así, pero la tendencia resulta muy fuerte, tanto más cuanto que la izquierda española ha sido y es, desde el punto de vista intelectual, prácticamente nula.

Las prédicas antiespañolas han tenido un terrible efecto desmoralizador, porque han sabido revestirse con el manto de la democracia y la libertad, sin haber recibido en muchos años una réplica a la altura, sino más bien un medroso silencio. De ahí la gravedad alcanzada por el problema del nacionalismo vasco, y por otros problemas. No es la primera vez que pasa, ni ha pasado sólo en España.

 Antes de la II Guerra Mundial, la mayoría de los universitarios ingleses, según las encuestas, no estaba dispuesta a defender a su país, lo cual hubo de animar mucho a Hitler. Después las cosas siguieron otro curso, pero sin duda aquella ola antipatriótica y pacifista contribuyó al desencadenamiento del horror. Confiemos en que aquí la reacción se produzca más a tiempo.  

(publicado en septiembre de 2001, en LD) (blog Pio Moa).

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(Para entender mejor lo de 'Donjulianismo')


Río Cabe

La traición rentable


Desde que Juan Goytisolo escribiera, allá por 1970, su novela Reivindicación del conde don Julián el panorama social y político de España y del mundo occidental ha cambiado mucho.

 La propuesta de traición en aquellas páginas –queremos pensar en beneficio de Goytisolo– no pasaba de ser un motivo literario y, tal vez, el modo de sacarse el autor alguna que otra espina personal, pero el asunto carecía de mayor trascendencia, puesto que la satisfecha admiración del escritor por Marruecos (la meta propuesta al traicionar a España a través de la imaginaria vuelta de los moros) a nada nos comprometía y a nadie sino a él mismo concernía.
Sin embargo, inmediatamente después de la aparición de aquel libro, el petróleo empezó a subir de manera dramática para las economías occidentales y para bonanza de las petrotiranías árabes. 

La demografía galopante del mundo musulmán corrió pareja con la depauperación de la natalidad en Europa y, por último, una feroz crisis de confianza en nosotros mismos –¿por qué?, es pregunta de difícil respuesta– abrió de par en par las puertas a una autocrítica más cercana al masoquismo que a la regeneración o a la búsqueda de la verdad en nuestra relación con otras áreas culturales.

Y tampoco faltaron los avispados. Desde distintas procedencias profesionales se olfateó la pitanza: políticos, periodistas, escritores vieron el negocio que podía significar jugar a don Julián. Que algunos arabistas se sumaran al cortejo estaba cantado, autoproclamándose sacerdotes de la nueva religión del entreguismo; y que otros del mismo gremio comieran y callaran, también. En realidad, toda esta grey variopinta está inserta en lo que César Alonso de los Ríos ha denominado con atinada expresión "la traición rentable".

Él se refería a Rodríguez y su Alianza de Civilizaciones: meter el caballo de Troya dentro de nuestras murallas (metafóricas, aclaro para los inteligentes que nunca faltan), pero la metástasis se ha extendido y desde el Obama que gobierna (¿) a la primera potencia mundial hasta el recién licenciado en árabe que aspira a una beca se ha descubierto el buenismo victimista como vía para conseguir objetivos a corto plazo. El problema es que Obama, con su ridículo sermón de El Cairo, de momento ha logrado afianzar a la cruel tiranía de Irán y a cuanto integrista musulmán anda suelto: ¡bingo! Veremos si los menesterosos pedigüenos de la beca obtienen algo más que participar en una mesa redonda en la Casa Árabe que, por cierto, nos cuesta un ojo de la cara. (Serafín Fanjul/ld).
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 (Un ejemplo, entre muchos, de la pestilencia socialista 'donjulianista'.)


Sociedad / EDUCACIÓN

El PSOE pide reprobar a Wert y le acusa de ''despreciar la realidad plurilingüe''

Elena Valenciano cree que no hay ningún «conflicto grave» de adoctrinamiento catalanista, pero que el ministro lo ha creado al hablar de «españolizar» a los niños de esa Comunidad Autónoma. (ABC)

 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sebastián,

Algunos ya pensábamos que Francisco Franco tenía razón: la izquierda española era un peligro para España: tiene tendencia a destruir la unidad nacional.

La izquierda, con el rollo que se tienen montado de que ellos defienden al trabajador, pues como si tuviera patente de corso para hacer lo que le de la gana. Montaron una guerra civil y la perdieron. Setenta años después buscan revancha y no cejan, como caballo de troya seudo-democrático, de intentar destrozar España.

Mientras el "aborregado" mirando a la luna.

Saludos. Misael

Anónimo dijo...

y lo peor de todo, nos esquilan y seguimos mirando a la luna