martes, 19 de noviembre de 2013

ALGO ES ALGO.


(Algo es algo. Hay que reconocerlo. Pero se esperaba mucho más de un presidente popular con mayoría absoluta. Y no solamente por la pequeña reducción del gasto público. De ahí que no deba extrañar que, según repetidas encuestas, el PP perdería- si hoy huibiera elecciones- más de tres millones de votos.)
 
 
 
 
BIEN POR RAJOY: 400.000 EMPLEADOS PÚBLICOS MENOS

 
José Luis Rodríguez Zapatero combatió el paro, al viejo estilo socialista, contratando a 400.000 empleados públicos más, cuando sobraban por encima del millón. Mariano Rajoy no se ha atrevido a meter el bisturí a fondo pero ha reducido a nada los excesos zapatéticos. Hay que felicitarle. Algo es algo. Los Presupuestos Generales del Estado, si no quieren hacer endémico el déficit, no pueden abordar el derroche del exceso de empleados públicos, generalmente amiguetes, parientes y paniaguados de los políticos. Por otra parte, a mayor número de funcionarios innecesarios, mayores trabas burocráticas. No se beneficia al ciudadano. Se le perjudica. Paga más impuestos para sufragar los salarios de los empleados públicos y estos para justificar sus puestos de trabajo multiplican la burocracia.

Esos sí, Rajoy se ha ocupado de satisfacer las exigencias de enchufismo de su partido y ha incrementado en 6.400 asesores la cifra abrumadora que nos agobia. En todo caso, habrá que reconocer el tijeretazo a las dádivas de Zapatero. Los empleados públicos, en líneas generales, sobre todo los que se ganaron el puesto por oposición no manipulada, son responsables, eficaces y trabajadores. En 1976, los españoles pagaban a 700.000 funcionarios. Hasta el año pasado a 3.200.000. Ahora Rajoy los ha reducido en 400.000, abriendo el camino a que se contengan los excesos de unas Administraciones despilfarradoras y elefantiásicas.

(Luis María Ansón/El Imparcial)

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