domingo, 17 de noviembre de 2013

RENCOR, FANATISMO E IGNORANCIA.










RENCOR, FANATISMO E IGNORANCIA.


¿Cómo explicar que un joven ingeniero español esté en huelga de hambre, en una calle de Madrid, para conseguir que dimita el gobierno de Mariano Rajoy?

¿Por qué hace esto? Según sus propias palabras, porque el gobierno de Mariano Rajoy representa y materializa lo que el capitalismo significa: especulación, desigualdad, e injusticia.

Me parece preocupante que una persona, con estudios universitarios, tenga una ignorancia tan destacada de las reglas en que se fundamenta la democracia. Claro  que, tal vez, desprecie la democracia.

Para no complicar las cosas, centrémonos en algunas características de un gobierno democrático, siguiendo a R. Dahl.

Participación efectiva.
En las sociedades extensas actuales ya no rige la democracia directa, como en Atenas. Las democracias actuales, dado que son sociedades extensas, se basan en la democracia indirecta, lo que supone la elección de representantes. De ahí que los políticos expresen, de diversas maneras, sus puntos de vista acerca de la gobernanza política de una sociedad. Lo que conocemos como programa electoral. El ciudadano participa, a través del voto, apoyando el programa político que está más cerca de sus preferencias.

Igualdad de voto.
En principio, no parece que, en España, haya problemas para que todos los ciudadanos puedan depositar su voto en una urna. No obstante, hay que matizar. En el País Vasco, durante muchos años, las elecciones democráticas eran, en realidad, pseudo democráticas, o no democráticas. La razón era que una parte de los políticos- no nacionalistas- no podían acudir a todos los lugares a hacer propaganda de sus programas electorales. Porque podían matarlos. Y no se trataba de una temerosa intuición. ETA ha asesinado casi mil personas en sus macabros decenios de existencia. Además, sabemos, por el Gran Timonel Arzallus, que ‘unos remueven el árbol y otros recogen las nueces’.

 Pero se aceptó que las elecciones fuesen democráticas. Un déficit que la clase política ha aceptado porque ha sido incompetente para solucionar la violencia terrorista y aledaños. Y tantas otras cosas. Pero esa es otra y no quiero alejarme de la cuestión central.

Comprensión ilustrada.
Dice Dahl que ‘dentro de límites razonables’ la gente ha de tener oportunidades, iguales y efectivas, para enterarse de las diferentes opciones políticas que se presentan en el combate electoral.

Podemos ver como esto afecta, también, al criterio anterior. Los no nacionalistas- en el País Vasco- no estaban en iguales condiciones que los nacionalistas. Eran apestados. ‘Españolistas’, ‘antivascos’. No por casualidad más de doscientos mil vascos han tenido que marcharse de su tierra. La llamada ‘diáspora vasca’. Lo que he comentado no significa que esté de acuerdo con la situación actual, propiciada por el Tribunal Constitucional y los dos grandes partidos.

En todo caso, la expresión ‘límites razonables’ es, inevitablemente, vaga. Es discutible lo que significa, aquí y ahora. Pero se podría llegar a acuerdos, para desatascar el problema.

Control de la agenda.
Con esto nos referimos a que los ciudadanos siempre han de tener la oportunidad de introducir cambios en la agenda política. De hecho, estos cambios en la agenda política se hacen por medio de las elecciones. Sin embargo, aparte de lo anterior, la Constitución reconoce en los artículos 29 (derecho de petición) y en el 87 (iniciativa popular) diversas formas en que los ciudadanos pueden introducir cambios ‘en la agenda’.

Inclusión de los adultos. Este criterio no representa ningún problema ya que, en España, se establece la mayoría de edad a los 18 años. Según establece el artículo 12 de la Constitución.

Dicho esto, podemos preguntar al joven ingeniero en huelga de hambre, si el gobierno que pretende derrocar ha incumplido alguno de los criterios básicos de un gobierno democrático. Antes de que nos responda, añadimos que ninguna Constitución democrática ha previsto que se pueda derrocar un gobierno por la huelga de hambre de un ciudadano. Aunque esté indignado porque el gobierno se ejerce con las reglas de una economía de mercado y con base en principios políticos conservadores.

¿Qué nos puede contestar?

Si acepta lo que le decimos, se termina el problema. Si no lo acepta, tiene qué explicarnos qué criterio democrático básico ha despreciado el gobierno popular de Rajoy. Dado que, en estos dos años de legislatura, no he leído ni oído que nadie alegara algún tipo de carencia democrática que inutilizara la victoria electoral popular y, en consecuencia, la legalidad y legitimidad del gobierno, nos queda el rechazo a los criterios democráticos antes mencionados.

Si fuera así, nuestro joven ingeniero, prescinde de estos criterios porque lo que le importa es la injusticia derivada de un gobierno conservador, basado en una economía de mercado. ¿Cómo es posible argumentar así?

Porque el joven ingeniero se sitúa fuera del juego democrático. Lo rechazable, para él, es ‘el sistema’. No me refiero a que ‘lo que hay’ tenga altos niveles de corrupción y de ineficiencia. No. Se trata de negar la totalidad. Es el propio sistema el que se rechaza. No pretende mejorarlo. Esto sería imposible porque está podrido en las raíces. Tal vez nuestro joven ingeniero piensa algo parecido al personaje de ‘Les Thibaut’.


Para empezar, habrá que destruirlo todo. Toda nuestra maldita civilización deberá desaparecer antes de que podamos traer alguna decencia al mundo’ (‘‘Mourian’, en Les Thibaut, de Roger Martin du
Gard)

Rencor, fanatismo e ignorancia, alimentan las ‘soluciones finales’. Un supuesto ‘mundo feliz’ en el que ya no habrá injusticias. Algo así como el ‘paraíso comunista’. Claro que si la realidad no le gusta (ni el capitalismo asesino, ni Cuba o Corea del Norte) siempre queda la utopía. Instalarse en ella y criticar la siempre imperfecta realidad. En cualquier caso, es preocupante que alguien que sabe leer y escribir- es ingeniero- sea capaz de creer estas cosas.

¿Tendrá algo que ver la LOGSE?

Sebastián Urbina.

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