domingo, 7 de diciembre de 2014

LA FRAGMENTACIÓN DE ESPAÑA












LA FRAGMENTACIÓN DE ESPAÑA.


 Sigue habiendo demasiada gente que dice que la anunciada secesión de Cataluña no es para tanto. Afortunadamente, hay muchos españoles preocupados que reafirman lo que dice la Constitución. O sea, que se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española. También creen que la unidad de España está en peligro, que es un bien a proteger, y no están dispuestos a consentir su fragmentación. A pesar de la frivolidad e irresponsabilidad de muchos políticos.


 Según encuestas del mes de Agosto de 2008, la mitad de los españoles pensaba que el sistema autonómico crea más problemas que los que soluciona. Según el 49’9 aumenta las desigualdades sociales y económicas entre regiones. Según el 53’3 pone en peligro la unidad del país. En concreto el 72% de los votantes del PP, el 36% de los votantes del PSOE, el 35% de los votantes de IU, creen que España está a punto de romperse. Esto en 2008. ¿Qué dirían ahora?


 Entre los que, en 2008, no creían que pasara nada y estaban dispuestos a reírse de los preocupados por la ‘ruptura de España’, estaba el Ministro Miguel Sebastián, del gobierno Zapatero. Decía Miguel Sebastián en su artículo ‘España no se rompe’:


¿Qué quiere decir exactamente esto de que ‘España se rompe’? Entiendo que la afirmación no se refiere a una ruptura política, dado que todos los partidos que han gobernado España en democracia y los que lo harán en las próximas décadas (UCD; PP y PSOE) han dado muestras suficientes de su compromiso con la unidad de España, con la Constitución de 1978 y con el Estado de las Autonomías. Por este motivo y, quizás también por deformación profesional, voy a interpretar dicha frase como que se refiere a una ruptura en términos socioeconómicos’.



 Una vez reconocida la visión política del ex Ministro socialista, repasemos algunos hechos más recientes. Susana Díaz, la nueva Presidenta del PSOE andaluz, amenazó al entonces líder socialista Rubalcaba con no apoyarle si se abstenía en la votación del famoso ‘derecho a decidir’. O sea, si la soberanía está en la nación española, o en las Autonomías. Por no hablar del ex Presidente Zapatero. Recordemos una de sus célebres declaraciones: ‘La nación es un concepto discutido y discutible’. El de nación española, por supuesto.  A esto le llamaba el ministro socialista Miguel Sebastián ‘suficiente compromiso con la unidad de España’.  

El libro de C. Alonso de los Ríos, ‘La izquierda y la nación. Una traición políticamente correcta’, nos muestra las reiteradas miserias y traiciones de la izquierda hacia la nación española. Con las honrosas excepciones de rigor. Por no hablar de la vergonzosa cobardía del Partido Popular. A raíz de la publicación de su reciente libro ‘El sueño de la Transición’, el General Manuel Fernández Monzón, que tuvo altas y diversas responsabilidades en los servicios de inteligencia desde 1972,  comentó: "La derecha es como siempre, cobarde, se acojona". También con las honrosas excepciones de rigor.

 


¿Por qué la izquierda cayó y sigue cayendo en la trampa de los nacionalismos? Por la utopía internacionalista, por su defensa del derecho de autodeterminación y por sus alianzas oportunistas con movimientos sociales, o burguesías locales. No estoy exagerando su deriva. En el Congreso Socialista de Diciembre de 1976, se afirmó que el eje de la acción política era el reconocimiento del derecho de autodeterminación de las nacionalidades y regiones. Ya lo dijo Fernando Savater: ‘El nacionalismo ha pervertido el discurso de la izquierda’.

 


 Dice J. García Domínguez, en su artículo ‘Por qué soy nacionalista español’, que los nacionalistas españoles- aunque yo prefiero llamarles ‘patriotas’- están acomplejados y se esconden. Un ejemplo reciente lo pudimos ver en la manifestación, en Barcelona, del 12 de Octubre pasado. Participaron unas 40. 000 personas pero, como dice el articulista, solamente con los 300.000 votantes de Ciudadanos la manifestación habría sido mucho más impresionante y multitudinaria. ¿Por qué no fue así? Porque los nacionalistas españoles están acomplejados.

 


Ahora bien ¿tiene sentido criticar a los nacionalistas catalanes y vascos y reclamar el nacionalismo español? Resulta que, por mucho que les pese, no somos iguales.  Ellos defienden la identidad. Nosotros defendemos la ciudadanía. Ellos son excluyentes. Sólo sienten como propia la cultura catalana, o la vasca. Nosotros, en cambio, no somos excluyentes. Finalmente, ellos promueven la ruptura de España, con las peligrosas consecuencias que se derivan. Nosotros defendemos la unidad de España. No la uniformidad. En fin, que ya es hora de salir del armario.

 


Ahora bien ¿por qué es importante salir del armario, suponiendo que lo sea? Porque llevamos más de treinta y cinco años observando, pasivamente, las expresiones de orgullo catalán y vasco, odios a España aparte. Música, gastronomía, deporte, literatura y lo que haga falta. Esto ha terminado por ser normal. Afortunadamente, excepto lo del odio a España. Pero lo que no es normal es que los españoles nos sintamos acomplejados y con la cabeza gacha porque han hecho creer, gracias a la propaganda progre y nacionalista, que lo español está vinculado a lo franquista, a lo cerril y oscurantista.  

 


Hay que decir basta a tanto ridículo complejo y tanta estupidez. Somos la excepción de Europa. Esta pasiva y acomplejada actitud favorece la fragmentación de España. Si usted comulga con esta fragmentación, o no le da importancia, siga así. Pero si usted rechaza la ruptura de España y cree que la unidad es un valor a proteger, es suicida seguir acomplejado y en silencio.

 


PD. No crea el repetido mantra progresista-separatista por el que enarbolar la bandera española, tararear el himno nacional, o denunciar el chantaje-victimista de los nacionalistas, provocaría la aparición de legiones de independentistas airados e indignados. Simplemente, quieren que sigamos en el armario, con la boca cerrada. Y con unas bolitas de naftalina. 

 


Usted decide. Seguir acomplejado, o ejercer de ciudadano responsable.  

 


Sebastián Urbina





No hay comentarios: