lunes, 29 de diciembre de 2014

PATADA EN EL CULO DE ARTURO



 (A pesar de que Arturo tiene adosado un cojín catalán en el trasero, para amortiguar los golpes, la verdad es que ya lo tiene morado.

¡Cuánto daño has hecho Arturo!


¡¡¡Mariano!!! ¡¡¡Aprende del primer ministro francés!!!

No seas tan cobardica.) 






PATADA EN EL CULO DE ARTURO.

Manuel Valls, el primer ministro francés, torpedea el proceso.

P. PLANAS / El Mundo entrevista al político de origen catalán, quien carga contra la división de los Estados-nación y dice que no conoce de nada a Artur Mas. La cumbre vasco-catalana y las banderitas del badulaque oriental.


Contra el independentismo catalán.

Valls: "No podemos permitirnos debilitarnos con divisiones".

"Lo digo muy claramente: las naciones de Europa no tienen que dividirse más", ha declarado el jefe de Gobierno de Francia.

(Crónica Global)

4 comentarios:

Abel Blanco dijo...

Leo en El Mundo esta carta de Pedro Sánchez:
"asta sus detractores reconocerán que Manuel Valls es una personalidad política incuestionable; así lo atestigua una trayectoria forjada desde su juventud en las filas socialistas hasta alcanzar su máxima proyección como primer ministro de Francia en un momento de dificultades económicas. Un político de primer nivel que no se arruga ante los problemas y que siempre opta por tomar decisiones, nunca por esconderse.

La valentía política es hoy una condición necesaria, aunque no suficiente por sí sola, para asumir la tarea de gobernar en un escenario de cambios vertiginosos como el que nos está tocando vivir. Las sociedades de este arranque de siglo viven instaladas en la incertidumbre y exigen, antes que certezas imposibles, gobernantes que aúnen capacidad para leer las señales de la calle y para asumir sin vacilaciones las responsabilidades que les corresponden.

"La crisis de la democracia se supera, antes que con aventuras peligrosas hacia no se sabe dónde, con más democracia"
El tiempo de los lenguajes dobles, del cálculo de costes, de los disimulos para sobrevivir en política ya pertenece al pasado. Una nueva generación de políticos se abre paso y comienza por dirigirse directamente a los ciudadanos, por reconocer que la política les ha fallado en la gestación de la crisis y por asumir el compromiso de pilotar el cambio posible, el que quiere recuperar de su postración a la política democrática.

Por eso, políticos como Valls reúnen en sí mismos la condición de personificar una doble alternativa: alternativa al convencionalismo de las formas políticas caducas y alternativa al neopopulismo que, con distintos ropajes, campa por Europa y que, en el caso de su país, toma la forma del ascenso de la extrema derecha lepenista.

Otra política es posible sin por ello caer en la tentación de deslegitimar a la propia democracia; un cambio que viene de diagnósticos audaces, aunque implacables con los errores propios, pero también desde la convicción de que la crisis de la democracia se supera, antes que con aventuras peligrosas hacia no se sabe dónde, con más democracia. Esa es la generación de políticos a la que pertenece Manuel Valls en una Europa conmocionada por la experiencia de la crisis más devastadora desde hace más de un siglo.

Una coyuntura excepcional, sin duda, que también da cuenta de las dificultades a las que ha debido enfrentarse Francia y que explican su nombramiento como primer ministro. De algún modo, sus controvertidas decisiones económicas nos sitúan ante la realidad de una Unión Europea que no acaba de romper con las fracasadas recetas de la austeridad a ultranza que tanto daño provocan y la soledad de los países que intentan nadar contracorriente.

Sólo con una Europa de izquierdas romperemos ese círculo de desigualdad y precariedad al que nos condena la derecha. Pero mientras construimos esa Europa, es mucho lo que queda por hacer en nuestros países y -por citar sólo un ejemplo- al contrario de lo que ha sucedido en España, la escuela pública francesa saldrá reforzada de la crisis, con ella la igualdad de oportunidades, y con ello el proyecto de una sociedad que sigue apoyándose en el mérito y el esfuerzo.

Manuel Valls integra esa generación imprescindible para abordar una necesaria renovación de la política, tan necesaria tras las heridas que ha dejado la crisis; es una tarea para la que se necesita determinación, y esa es precisamente la gran cualidad del primer ministro de Francia."

Abel Blanco dijo...

Y yo digo: El Sr. Valls ha demostrado toda la determinación que tenía que demostrar. Ha hecho todo lo humanamente posible para salvar la situación económica. Ha sacrificado incluso algunos de sus principios básicos de actuación en la vida. Que ya está bien, hombre.

Anónimo dijo...

Arturo y las patochadas de cualquier catalán de la casta, incluyendo los miles de seguidores mantenidos, monopolizan portadas constantemente. Deberían dejar de existir en los medios no catalanes, sería bastante mejor.
Resultan cansinos y no es tan importante, total lo que hay ya lo sabemos y cuanto antes se ponga de manifiesto la decisión mejor, menos recursos malgastados.

Anónimo dijo...

Cuando algo se denomina " de izquierdas" tiñe la virtud que una vez aplicado, vuelve a los ricos más ricos y alos pobres más pobres, miren la época del tripartito, las cifras son muy elocuentes. Curioso ¿no?