(Salvando las distancias que haya que salvar, los ciudadanos-ovejas catalanes siguen a sus líderes hacia el paraíso catalanista...
...Y los ciudadanos-ovejas españoles siguen a los líderes neocomunistas de Podemos, hacia el paraíso populista chavista.
Idiotez política en estado puro.)
(O sea, estamos entre el 11% que dice el empresario Bou que caería el PIB de una Cataluña independiente, y el 25% que dice el catedrático de Economía Mikel Buesa.
Otro gran éxito catalanista.)
LAS CONSECUENCIAS DE UNA HIPOTÉTICA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA.
Josep Bou, de
Empresaris de Catalunya.
'Si Cataluña se separa, su PIB caerá en un 11%'
Efe
Sábado, 14.
Febrero 2015 – (La Gaceta)
La asociación de empresarios contra la independencia
de Cataluña advierte también de que el
paro superará el 30 por ciento.
Mikel Buesa y la
independencia de Cataluña.
La independencia
defendida con entusiasmo por el nacionalismo catalán empobrecería Cataluña
en más de un 20 por ciento y desplomaría
su renta per capita -actualmente muy superior a la media española y de
la UE- hasta situarla en niveles similares a los de Chipre. Es algo en lo que
coinciden varios expertos consultados por ABC. El economista y profesor
universitario Mikel Buesa ha analizado los
escenarios económicos de una hipotética secesión.
Y considera que,
haciendo un cálculo «prudente», con la independencia Cataluña perdería no menos
del 25 por ciento del PIB. Y eso
-advierte- teniendo en cuenta que los distintos factores que actuarían en
contra de la economía catalana se manifestaran de forma discreta, «suave».
Otro economista,
Ángel de la Fuente, del Instituto de Análisis Económico, afirma que
el cálculo realizado por Mikel Buesa «no parece
descabellado».
Ambos aportan datos para justificar esta conclusión. Entre ellos, uno inmediato: Cataluña pasaría a ser
un país independiente fuera de la UE y del euro; sus fronteras con España y con
el resto de socios europeos afectarían a más del 80 por ciento de sus flujos
comerciales -que en la actualidad dependen mayoritariamente del mercado
español-; habría unos sobrecostes arancelarios que reducirían seriamente la competitividad
de los productos y servicios catalanes; las empresas sufrirían un «efecto
rechazo» desde España -ocurrió con el cava catalán-; habría una fuga de
capitales y de empresas hacia España para no verse perjudicadas por la nueva
situación económica generada por la independencia... Y la lista de factores
suma y sigue.
Al final, estos y otros factores se plasmarían en el PIB y, por ende, a
la renta per cápita. Actualmente
el PIB por habitante de Cataluña ronda los 28.200 euros; un recorte de entre el
20 y el 25 por ciento lo dejaría entre los 21.000 y los 22.600 euros.
«Actualmente, en torno al 60 por
ciento de lo que vende Cataluña fuera de su territorio se lo compra el resto de
España. Si a eso se le suman sus exportaciones a países de la UE, la cifra
estaría en no menos del 80 por ciento», explica el economista Mikel Buesa. Y
pone otro dato: cuando se dividió Checoslovaquia, «la experiencia de
segregación entre Chequia y Eslovaquia provocó una drástica reducción de los
flujos comerciales entre ambos». «Este efecto puede rondar un descenso de
las exportaciones al resto de España de entre un 40, un 60 por ciento...»,
calcula Buesa.
Endeudamiento
Ángel de la Fuente aporta otra perspectiva, la monetaria. La nueva moneda se vería depreciada respecto al
euro, pero Cataluña seguiría teniendo que pagar en euros. Así que sus deudas y
sus gastos financieros, en términos reales, se incrementarían. Y no poco.
El argumento del «maltrato fiscal»
que esgrime el nacionalismo catalán no compensaría, ni de lejos, estos efectos.
De entrada -afirma De la Fuente-, porque los
cálculos hechos por el nacionalismo sobre lo que ganaría Cataluña si ingresara
todo lo que ahora aporta al conjunto de España están sobrevalorados. De
otro lado, porque una reducción del PIB conlleva de forma inmediata una
paralela caída de los ingresos fiscales.
«Estragos»
«Y con un escenario así -menos
ingresos y menos PIB-, construye un Estado», apunta Mikel Buesa. «La promesa del independentismo es la del
empobrecimiento», subraya. «Nadie quiere ver los estragos, pero cuando
se da un escenario así, sin duda los estragos llegan», advierte.
Ni la optimista «balanza fiscal» que esgrime el nacionalismo catalán se
salvaría. El aumento de costes y
la caída de ingresos y de rentas se comería la mejor de las hipótesis de
«beneficios fiscales» que ahora sostiene el independentismo. «Una Cataluña
independiente se enfrentaría a una década de un empobrecimiento brutal. Y
para volver a los niveles de prosperidad anteriores a la independencia,
pasarían décadas más», indica Buesa.
(Roberto Pérez/ABC)
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