viernes, 6 de octubre de 2006

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Leo (discurso del Sr. Sampol i Mas, en el debate sobre la Unidad de la Investigación Patrimonial/3/10/2006)



No me interesan los conflictos (políticos, personales, o ambas cosas) que pueda haber entre el Sr. Sampol (PSM) y el Sr. Joan Font (PP) y no haré referencia a las críticas del primero al segundo. Lo que me interesa es una de las afirmaciones del Sr. Sampol, contra el Sr. Font, por su calado político. Dice así:



' ... perquè el problema, el problema, és que aquest diputat y regidor de Petra (se refiere al Sr. Font) no ens ha atacat per actuacions puntuals, ha atacat la nostra ideología. Ha dit que el nacionalisme és pervers, ha dit que el socialisme es corrupte, que el feminisme- en un article que tots em rebut, que ens l'ha enviat una associació de dones- que el feminisme es manipulador, que el ecologisme es fanatic. Ell ha atacat las ideologies, no ha atacat actuacions fetes desde la nostra ideología. I li hauríem de dir que totes les ideologies són bones si están dins el joc democratic'.




Quisiera hacer unos comentarios a estas palabras del Sr. Sampol.



PRIMERO.


Las personas deben ser respetadas pero no, necesariamente, sus opiniones. Esto quiere decir que el Sr. Font puede, con todo derecho, criticar las actuaciones políticas concretas del Sr.Sampol, así como los principios en que se inspiran tales actuaciones concretas. Por supuesto, el Sr. Sampol puede hacer lo mismo con las actuaciones del Sr. Font.



SEGUNDO.

Si hay un lugar en el que el debate de ideas es 'natural', es el Parlamento. Las garantías y protecciones a la libertad de expresión, especialmente protegidas en el Parlamento, no son una casualidad. Lo que no sería admisible sería la descalificación y el insulto personal.




TERCERO.

Resulta sorprendente que un representante de un partido nacionalista (PSM) se queje de las críticas ideológicas del Sr. Font, cuando los partidos nacionalistas en general (y también, en ocasiones, el PSOE e IU) han descalificado al PP, como un partido 'franquista', 'facha' y otras descalificaciones sin poder argumentativo. O sea, el insulto ha sido moneda corriente contra el PP. Por no hablar de manifestaciones en las que se ha gritado ¡'asesinos'! a representantes democráticamente elegidos del PP.




CUARTO.


En esta misma línea, el acuerdo de los partidos nacionalistas más el PSOE, de excluir al PP (PACTO DE TINELL) de las instituciones democráticas, es una de las actuaciones más antidemocráticas y vergonzosas que se haya producido en un Parlamento democrático. O sea, ha sido y es, una violación de las reglas del buen juego democrático. Como lo es la foto de todos los partidos con representación parlamentaria, rechazando sistemáticamente cualquier medida de control parlamentario del PP en el caso 11-M. Las reglas del juego democrático exigen que la oposición controle al Gobierno, no que el Gobierno cierre la boca a la oposición.



QUINTO.


El nacionalismo (aunque se exterioriza de formas diferentes) supone un acto de fe en una entidad mítica (la nación), congelada, en un cierto momento, frente a los cambios históricos. Esta paralización arbitraria en un momento histórico concreto, tiene el objetivo de fomentar el culto irracional y emotivo a tal momento, convenientemente elegido por los 'sacerdotes' nacionalistas como el 'auténtico' momento. Pero es falso. Todo 'corte histórico' es convencional y responde a intereses y a objetivos políticos.




SEXTO.


Otro problema de los nacionalismos no es, como dice el Sr. Sampol, 'Que el nacionalista és una ideologia que fa implicar l'individu en projectes col.lectius ...' sino que su visión colectivista de nación (homogénea y unitaria) siempre coloca los intereses concretos de los individuos de carne y hueso, por debajo de los supuestos intereses colectivos del ente metafísico, llamado 'nación'. En el caso de que haya conflicto entre unos intereses y otros.


Las exigencias de homegeneidad y unitarismo se expresan, entre otras cosas, por la exigencia de 'normalizar' a la gente, a través de la 'normalización' lingüística, por ejemplo. Igualmente, expresiones típicas de los nacionalistas como 'forasters', 'maketos', 'charnegos' y similares, pretenden mostrar la diferencia entre los 'buenos' (los nativos de pata negra) y los 'otros'. En casos extremos, no sólo se discrimina, sino que se elimina físicamente, como en el País Vasco.


Por cierto, exigen homogeneidad en el interior y diversidad hacia el exterior. Esta ha sido la constante de los nacionalismos periféricos en estos últimos treinta años. La supuesta 'pureza originaria' que debe ser restaurada, sirve para justificar la segregación y discriminación de una parte de la población: 'forasters', 'charnegos' o 'maketos' y no asimilados, en general.



SÉPTIMO.

Los nacionalismos necesitan los agravios históricos. Se regodean en los agravios históricos (normalmente inventados, aunque no siempre) para justificar su enfermizo victimismo, otra de las características de los nacionalismos. Además de su carácter insaciable. Nunca basta. Esto se vincula, habitualmente, a la práctica de la mentira y la discriminación. Un ejemplo concreto. El Periódico de Cataluña señalaba, en 1982, lo que había que hacer:

'En cuanto a la enseñanza de los 190 profesores ya contratados sólo el 10% defiende las teorías blaveras (es decir, valencianistas) por lo que, o bien sus contratos deben ser revisados o deberán ajustar su actitud al decreto del Consell'.




OCTAVO.


Lo dicho hasta ahora, no significa que 'todos' los nacionalistas sean indeseables. Hay que distinguir entre una doctrina y sus practicantes. Pondré un ejemplo. En la España franquista, en los años de la guerra civil, hubo falangistas, pocos pero los hubo, (en casi todos los pueblos de España, y yo conozco casos concretos en un pueblo de Mallorca) que ayudaron a 'rojos', dándoles comida a escondidas o ayudándoles a escapar o esconderse. Pero esto no significa que la doctrina falangista sea buena. Sólo significa que en cualquier doctrina, se pueden encontrar personas con 'buenos sentimientos'. De hecho, tengo dos amigos nacionalistas. No digo sus nombres porque podría perjudicarles. ¡Son amigos de Urbina! ¡Necesitan unos cursillos, rápido!



NOVENO.

Terminaré con una cita, con las sencillas y brutales palabras del nacionalista Charles Maurras: El nacionalismo defiende a la nación contra el extranjero del interior.


Sebastián Urbina.

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