El obispo de Bilbao propone combatir los males en su origen, pues atajar las consecuencias resulta insuficiente. Pregunta qué valores reciben los jóvenes vascos para que justifiquen la violencia
BILBAO- El obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, advirtió ayer de que «el arraigo social y las complicidades expresas o tácitas dan aliento al terrorismo», que es «en sí mismo inmoral». Hay que «deslegitimarlo también en sus motivaciones históricas y objetivos». pues, según señaló, no puede tener cabida en una sociedad «éticamente digna, respetuosa de la vida y de la justicia, convivente en la libertad y la paz».
«Indignación y tristeza»
Durante su homilía en la misa celebrada en la basílica de Begoña con motivo de la Festividad de la Asunción de la Virgen, Blázquez lamentó que «el terrorismo ha irrumpido de nuevo causando indignación, muerte y tristeza» y aseguró que «siempre levantará la voz condenando enérgicamente ante estas brutales acciones y exigiendo la desaparición de ETA». Asimismo, recordó que «mantenemos viva ante Dios y la historia la memoria de las víctimas con su incesante clamor por la justicia, la libertad y la paz».
El prelado se mostró preocupado por los datos arrojados por un reciente estudio sociológico que indica que en torno al 15 por ciento de los adolescentes vascos conciben la violencia como un instrumento «legítimo en la lucha política». «¿Qué educación está asegurando el relevo generacional de los terroristas?», se preguntó.
Blázquez señaló que no es suficiente con combatir «los males en sus consecuencias», si no que hay que atajarlos «adecuadamente en sus orígenes». Por ello, pidió a la «Virgen María, madre y educadora de Jesús, que dé acierto a los padres, a los educadores, a las instituciones correspondientes y a la sociedad entera en este trabajo trascendental de la educación», e incluso abogó por cultivar «la comunicación y la confianza entre las diversas generaciones». Además, el prelado señaló que la Virgen nos ayuda a vivir fraternalmente ante la crisis.
El obispo de Bilbao celebró la misa ante un templo repleto. Entre los asistentes a la ceremonia religiosa se encontraban diversos representantes de las corporación municipal, encabezados por el alcalde Iñaki Azkuna.
«El aborto no es un derecho»
Monseñor Blázquez criticó durante su homilía que «el respeto a la vida humana desde la concepción, el matrimonio y la familia, y la educación, que son pilares de la sociedad, padecen hoy serios peligros y profundas perturbaciones». El prelado explicó que el aborto provocado es «la eliminación directa y deliberada de un ser humano» y que, como tal, «no es un derecho, sino un abuso gravísimo, un fracaso y una fuente de sufrimientos» e indicó que a las mujeres «no se les debe facilitar abortar ni exculpaciones sin misericordia, sino cercanía humana y eficaz ayuda». (LaRazón)
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COMPETENCIAS EDUCATIVAS.
No hay duda de que en el Pais Vasco, desde hace mucho tiempo, se utilizan las competencias educativas para manipular las mentes de las jóvenes generaciones.
¿En qué sentido? Una de las consecuencias monstruosas de esta educación sectaria es que el 15% de los jóvenes cree que la violencia es una forma legítima de hacer política. Esto no ha caído del cielo. Lo creen como consecuencia de la gota malaya, de la labor de zapa de los profesores (que no merecen tal nombre) que han inculcado estas ideas totalitarias en las cabezas de miles de adolescentes. Y a través de los medios de comunicación, adecuadamente subvencionados para decir 'lo que toca'.
Pero el problema es aún peor. Lo que sucede en el País Vasco es solamente la parte más repugnante, la punta del iceberg, de los nacionalismos periféricos. Y es más repugnante porque hay asesinatos, secuestros y extorsiones. Pero en el resto de los 'territorios comanches', las competencias educativas se han utilizado y utilizan para alejar a las jóvenes generaciones de España.
¿Cómo? Contando una Historia que muestra a su terruno oprimido (Nación o Imperio, por lo menos) por la bota castellana. A partir de ahí, cualquier grosera distorsión tiene cabida. Por eso, cuando el rufián Rubianes dijo, en TV3, 'me cago en la puta España', el auditorio se rió. No le dijeron que tenía que reír. Era el resultado de una educación nacionalcatalanista que transmitía desprecio u odio a España, a sus símbolos, y a lo que representa.
Tampoco dejaron de ir a las representaciones de Boadella (Els Joglars) porque recibieran órdenes de la Generalidad catalana. Nada de eso. Como buenos catalanes 'normalizados' dejaron de ir a las representaciones de un 'fascista anticatalanista'. Insultos provenientes, entre otros, de organizaciones debidamente subvencionadas por las autoridades catalanistas
De ahí el odio sectario que rezuman fuera de los actos oficiales y a micrófono cerrado. E incluso a micrófono abierto.
En resumen, las competencias educativas se han utilizado, por los nacionalistas periféricos, para socavar la unidad de España y fomentar los sentimientos centrífugos. Aderezados de victimismo y reivindicaciones de todo tipo. Deudas históricas e histéricas. Y sigue. Y seguirán hasta que los políticos, llamados nacionales, recuperen un poco de dignidad política. Bastaría un poco.
Y si no sucede, los ciudadanos tendrán que decidir si permanecen sentados en la butaca, contemplando cómo se hunde el barco (su barco), o deciden hacer algo. Ustedes verán.
Sebastián Urbina.
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