domingo, 23 de agosto de 2009

REVOLICIÓN DEL 34.

Revolución del 34 ( X I V )

Los paréntesis siempre son míos.

Javier Rodríguez Muñoz. La Nueva España de Oviedo. Fascículo 5.

No tiene nada que ver ¿o sí? Con el 34, pero da idea de la parcialidad de don Javier.

Me manda un mensaje un buen amigo y familiar de Aza.

Bernardo Aza diputado por Asturias, que había sido tiroteado en la huelga de septiembre del 34, es asesinado en Madrid (21-8-36). En el Diccionario Histórico de Asturias dice simplemente que murió, cuando se trata de uno de izquierdas, si la muerte fue violenta, da todos los detalles, por ejemplo con el periodista Javier Bueno que fue fusilado y nada digamos del benéfico periodista Sirval asesinado en la cárcel por un teniente legionario. El autor firma Javier Rodríguez Muñoz. La diferencia es que Aza, de derecha, nunca había incitado al asesinato y los otros dos siempre que tuvieron ocasión, cierto que los dos eran rojos y eso disculpa mucho, por lo menos para don Javier.

No se sabe si murió de gripe o catarro, aunque en el momento de su muerte tenía una salud de hierro. Ilustro a don Javier.

Sigamos con lo nuestro.

7-5-31 Largo Caballero implanta los jurados mixtos, (comités paritarios en Dictadura). Rechazados por los anarquistas, dejaba “fuera de la ley a la mitad del proletariado español organizado”. J. Peirats (anarquista), Los anarquistas en la crisis política española, p.68.

Una especie de sindicatos verticales de Franco, con un sinfín de funcionarios (liberados actuales), todos del PSOE, que resolvían las diferencias entre obreros y patronos. El presidente y dos tercios de los vocales los nombraba la UGT. Los comunistas y anarquistas les pusieron a parir, normal, ellos no tenían liberados.

Nos habla nuestro riguroso historiador de aquella inspirada Ley de Términos Municipales.

Era una ley que obligaba a contratar para trabajar el campo a obreros del término municipal con preferencia de los términos vecinos.

La nueva ley mejoraba, naturalmente, el número de “liberados” socialistas, ¡pues faltaría más!

Los patronos no podían contratar a los obreros que ellos quisiesen, estos se los proporcionaba el sindicato a su antojo.

Se dio numerosamente la circunstancia que en un término municipal no se pudiese recoger la cosecha por falta de manos, mientras que el vecino los obreros estaban en paro.

También como los obreros los proporcionaba la UGT, como no podía ser de otra manera ahora pasa en las minas, entre sus afiliados, mandaban a un obrero cualquiera, supiese o no de campo.

Lo cuenta mucho mejor y más divertido que yo Wenceslao Fernández Flórez:

“Estos días han llegado terratenientes de Andalucía y Extremadura, encogidos y temerosos, a susurrar historias tristes al oído de los ministros y de los diputados… han oído decir que volverán los alojamientos.

El Gobierno lo ha desmentido con insistencia; pero ellos han perdido la fe… y sin embargo, nunca como entonces hemos sentido nosotros no ser propietarios rurales para gozar de los episodios descoyuntados del reparto de hombres por las haciendas de la Península… el propietario de un olivar recibió un día el refuerzo obligado de once obreros. Ocho eran músicos; dos, ebanistas; uno, oficial de peluquería, sin trabajo… su estupefacción al conocer el verdadero sabor de la aceitunas fue inmensa. Se intentó dedicarlos a la poda; pero solo se consiguió sacar algún partido del peluquero. Rebosante de afán servicial tintineaba repetidamente las tijeras antes y después de cortar alguna ramita, y al separarse del arbusto murmuraba con aire maquinal su pregunta:

-¿Alguna loción? ¿Quina o colonia?... los ebanistas tallaban preciosas garras de león en los extremos de las ramas podadas, y los músicos concluyeron con pedir… sus instrumentos y tocar pasodobles con la honrada intención de apresurar el trabajo de los otros. Iban y venían por el extenso olivar, soplando allí donde, según el capataz, hacía más falta.

Porque los obreros no se han portado mal. No querían limosna, sino medios para ganar su vida. Otro propietario me contó la tragedia conmovedora de uno de estos hombres. Era zapatero… había que segar. El pobre hombre cogió una hoz y marchó hacia la mies con la mano crispada y apretados los dientes, como si marchase contra la morisma. Un zapatero no tiene obligación de saber como se cortan os tallos del cereal. Arremetió contra ellos a grandes golpes, con juramentos y amenazas de no dejar ni uno en píe antes de la noche. Los cogía por las espigas como un verdugo puede coger a su víctima por los cabellos, y les descargaba un tajo. Antes de media hora cayó, dando un grito. Se había cortado un píe, le llevaron, curó, volvió al campo. En aquella segunda jornada se cortó una pierna. Tornó a curarse, tornó a salir. Se produjo una espantosa herida en la mano izquierda antes de haber tumbado las espigas necesarias para hacer un bollo de pan. El propietario le fue a ver: -No vuelvas a la siega -le dijo-. Apenas te quedan miembros bastantes para ir tirando.

Pero él insistió: -Hemos de ver quien puede más. Yo no he venido a robar jornales. Cuando esté bueno voy a liarme otra vez con esas espiguillas. Segaré a mordiscos. Y aun así con trabajadores de tan escrupulosa conciencia, no están satisfechos los propietarios.

Es urgente que una autoridad… haga que vuelva a sus zapatos lo que todavía quede del zapatero”.”ABC”, 12-9-31. OC, V.V, p.858, Acotaciones de un oyente.

Otra medida revolucionaria fue prohibir las máquinas en el campo, que luego se suavizó en el sentido que se podían usar, pero deberían ir acompañadas por cinco jornaleros que no harían nada pero sí cobrarían su jornal.

La medida tuvo efectos inmediatos y excelentes, como siempre consiguen nuestros socialistas.

Una noche los patronos se llevaron las máquinas, para ponerlas a seguro y ya no se les vio el pelo más.

En Abenojar (Ciudad Real) un navarro amigo de mi suegro que había hecho fortuna en América, se la había gastado en maquinaria y comprar una buena finca, dejó el recado para el Comité: A mí me joderéis la burra, pero sin albarda, de eso estar seguros. Cogió los dineros que le quedaban y se volvió para su América querida.

Nos sigue contando de aquella República que vino sin sangre.

El 15 de abril en Tetuán hubo cinco muertos y más de cien heridos. Se incendiaron centros de partidos políticos de derecha como el Centro Nacionalista de Albiñana en Madrid, sociedades mercantiles como la Unión Mercantil en Pamplona

Se destrozaron en toda España estatuas de reyes y relacionadas con ellos, en algunas ciudades hasta las de lo reyes godos.

No tenía un mes la República y el 10 de mayo, se incendian más de seiscientos edificios religiosos en España, algunos de tanto valor histórico como la biblioteca de la calle de la Flor en Madrid, la biblioteca religiosa más valiosa del mundo después de la del Vaticano, que quedó absolutamente destruida. Se queman miles de tallas de inmenso e irrecuperable valor artístico.

En mayo hay cuatro muertos en Córdoba, en Barcelona numerosos tiroteos con un guardia muerto y quince heridos.

En Madrid frente a Gobernación y muy cerca de Azaña, éste nos cuenta lo vio él mismo, parece que le gustó: “la multitud apaleaba a algunos supuestos derechistas, y a uno “ya caído en el suelo se le acercó un sujeto y le descerrajó un tiro. El agresor se retiró tranquilamente”. Azaña, Memorias políticas y de guerra, p.374-5. Tenía la fuerza pública a su lado y pudo evitarlo, pero era bueno que sus muchachos se divirtiesen, además los apaleados y el muerto era de derecha, no merecía la pena de tomarse ninguna molestia.

Nos explica don Javier que los alborotos fueron espontáneos, debidos a la provocación de los monárquicos reunidos en su Círculo de la calle de Alcalá. Es difícil de creer ya que no era una calle frecuentada por obreros y resulta que había muchísimos, tantos como que la Guardia Civil tuvo que evacuar a los monárquicos asaltados de manera muy violenta, se quemaron los coches que había aparcados en las proximidades y un kiosco del Debate (periódico no monárquico pero sí de derecha). Las turbas, concentradas milagrosamente, intentaron incendiar el ABC, eran tan pocos que la sección de la Guardia Civil enviada tuvo que hacer fuego causando dos muertos y numerosos heridos.

Es más difícil de creer aun la espontaneidad de los alborotos cuando Azaña dice a Casares: “¿Usted no sabía que a Maura le avisaron con cuarenta y ocho horas de anticipación, y que él no hizo caso?” Los cuadernos robados, p. 94

(7-12-32). Maura lo confirma y asegura que se lo dijo a Azaña, éste comentó no crea usted eso… Pero si fuera verdad, sería una muestra de la Justicia Inmanente”. Maura, Así cayó Alfonso XIII, p.249.

Curiosamente el Gobierno cerró por tiempo indefinido los periódicos de derecha, no detuvo a ningún alborotador y si a bastantes de derecha, ninguno de los incendiarios es detenido. Carlos Blanco Director General de Seguridad es destituido, casi inmediatamente es nombrado presidente de la Sala de Justicia Militar y meses después del Consejo de Estado.

Nos explica don Javier (p.80):

Para Cortes Constituyentes de la República: “sufragio universal masculino de los españoles mayores de 23 años (a las mujeres se les impide votar) -se rebajan dos años la edad para votar-”. Las mujeres “pudieron por primera vez presentarse como candidatas”.

Falta a la verdad otra vez don Javier.

Decía El Dictador en la «Gaceta de Madrid», 9 de marzo de 1924, Estatuto Municipal.

“Serán electores en cada Municipio los españoles mayores de 23 años” (no se rebajaba nada)

“Tendrán el mismo derecho las mujeres cabezas de familia… las españolas mayores de 23 años que no estén sujetas a patria potestad, autoridad marital o tutela”

“Para ser concejal es preciso:

Tener 25 años de edad.

”Son elegibles las mujeres cabezas de familia… si reúnen los requisitos enumerados en los párrafos anteriores”. (Lo que dice don Javier es mentira, ya en Dictadura las mujeres “pudieron por primera vez presentarse como candidatas”). Con limitaciones, pero podían votar y ser votadas.

Con motivo de un plebiscito, organizado por la Unión Patriótica para mostrar adhesión al régimen en el tercer aniversario del golpe, se permitió emitir el voto a los españoles mayores de 18 años sin distinción de sexo. Por último, en la Asamblea Nacional, constituida en 1927 en un intento de recubrir al régimen con un ropaje seudo democrático, se reservaron escaños para mujeres

Escribía Azaña por entonces un articulo titulado “Doña Fulana de tal

¡Vota!”.

En el artículo se “expresaba la satisfacción por el avance conseguido, aunque era algo tímido… Defendía la capacidad, igual que la del hombre, de votar de las mujeres… Consideraba una injusticia argumentar la supuesta inclinación conservadora del sexo femenino… La mujer tendría una opinión política

acorde con el interés de su clase, igual que los hombres… el posible

conservadurismo de la mujer no era razón suficiente para negarles su derecho”.

Quien le oiría luego en octubre de 1931, cuando en las Cortes Constituyentes de la República se votara a favor del sufragio universal femenino, al que él se opuso con todas sus ganas.

En la Asamblea Nacional Consultiva (11-10-27), había 13 mujeres. Concepción Loring y Heredia fue la primera mujer que habló en el Congreso.

Se presenta (23-11-27) el “Anteproyecto de Constitución de la Monarquía Española», elaborado por la Sección primera de la Asamblea Nacional Consultiva, Diario de

Art. 55. Se reconocía” el voto político integral para todos los españoles sin distinción de sexos, con la condición de haber cumplido la edad legal y gozar de la plenitud de los derechos civiles correspondientes al estado de cada cual”.

La revista jurídica Justicia (n.° 21 de 30-1-29, n.° 43 de 20-9-29, n.° 46 de 20-10-29), llega a la conclusión que, efectivamente, a la mujer se le había concedido la plenitud del voto y sólo faltaba la aprobación del documento. UNED. Espado, Tiempo y Forma, Serie V, Historia Contemporánea, t. 17,2005.

Francisco Alamán Castro.

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