Pues no. No es cierto el "axioma" zapateril de que a más impuestos más recaudación. Eso lo explicó muy bien Ludwig Erhard, el autor del milagro alemán de posguerra. El 80% de una tarta de 100 es 80. El 30% de una tarta de 1000 se eleva a 300. De lo que se trata es de hacer prosperar la economía, de agrandar el pastel. Los impuestos excesivos suelen acarrear consecuencias negativas.
La disparatada política económica de las dádivas y las mercedes, impulsada por las ocurrencias de Zapatero, ha vaciado las arcas del Estado, multiplicado el déficit y disparado la deuda pública.
La solución zapateresca, aceptada dócilmente por Elena Salgado, la anticipé en esta misma columna el pasado día 1 como los lectores de El Imparcial pueden comprobar: subir los impuestos. Es decir, pan para hoy y hambre acuciante para mañana. Un parche para salir del paso en el año 2010, comprometiendo el futuro. Una solución parcial a corto plazo, negativa a medio y largo plazo.
De lo que se trata es de ayudar a las pequeñas y medianas empresas que son las que crean empleo estable y no a los ayuntamientos. De lo que se trata es de implantar una política de austeridad, cercenar los gastos del Estado, reducir los Presupuestos generales, disminuir el número de funcionarios, contener la hemorragia de la suntuosidad y el despilfarro, obligar a los partidos políticos y a los sindicatos a que vivan de las cuotas de sus afiliados, evitando que se dediquen al derroche gracias a las subvenciones estatales pagadas por todos los contribuyentes.
Lo que se va a hacer es un disparate más. Sangrará sobre todo a las clases medias de la sociedad española. Pero en su política de dar palos de ciego conforme a sus ocurrencias, Zapatero ha anunciado ya, sin estudio previo, sin medir las consecuencias a medio plazo, una subida de impuestos que terminará hiriendo aún más a la economía española.
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