domingo, 19 de junio de 2011

¿ALTA TRAICIÓN?

 


 

30 de Julio 2005

Zapatero es acusado de alta traición

El actual estatuto de Cataluña permite que sea reformado, nada más cierto. Es algo que podría ser considerado normal, aunque haya quien no desee más cesiones a las autonomías, siempre que esas reformas se adaptasen a la Ley. Pero no es ése el proyecto que está ultimándose en el Parlamento catalán, la mayoría de los políticos que allí deciden, todos ellos nacionalistas, intentan “colarnos” un nuevo Estatuto de 145 páginas (la Constitución española tiene 43) y eso supone el primer incumplimiento de la Carta Magna española, puesto que es evidente que no se trata de una simple reforma sino de una auténtica “Constitución” catalana a la medida de sus promotores, que incluso blindará al nuevo Estado que surja de ella.

Se trata, pues, de una constitución disfrazada de estatuto, prueba manifiesta de la deslealtad nacionalista, en la que se pretende declarar nación a Cataluña y aludir ambiguamente (no interesa fijar los detalles) a unos inexistentes y aberrantes derechos históricos que les permitan, como todo nacionalismo procura hacer siempre, ir paso a paso en sus reivindicaciones de competencias, lo que ellos denominan eufemísticamente “más autogobierno”, o, dicho a las claras como hace ERC, en sus pretensiones abiertamente separatistas.

En cualquier caso, si como consecuencia del nuevo Estatuto catalán no se llegara directamente a la fragmentación de España, sólo quedaría un vínculo mínimo entre ambos territorios y mantenido interesadamente, además, como hace el Plan Ibarretxe, ya que los “derechos históricos” que CiU y ERC han pactado incluir son la base para lograr una situación fiscal semejante a la del País Vasco, región en la que se produce la enorme paradoja de tener que abonarles cada año unos cuantos millones de euros a pesar de ser una de las zonas más ricas de España. Es decir, los vascos no sólo no aportan nada a la solidaridad interterritorial sino que nos cuestan dinero al resto de los españoles. Y los nacionalistas catalanes, no nos engañemos, quieren lo mismo porque son desleales pero no tontos.

¿Cómo está reaccionando Zapatero a la merienda de negros del Parlamento catalán? Probablemente ni él mismo lo sabe, porque desgraciadamente nos ha tocado un presidente veleta que se mueve según de qué dirección sopla el viento, aunque siempre con el deseo de buscar el norte de su continuidad en la poltrona. Sin embargo, para darnos una idea de las intenciones de ZP (quizá mejor llamarlas “dejaciones”), no sería mal conjetura acudir a la opinión del separatista Puigcercós (el terrorista sin arrepentir), que ayer llego a afirmar que “Zapatero es más comprensivo con los derechos históricos que el PSC”. Es decir, al presidente por accidente le tienen tomada la medida los peores enemigos de España. Lo cree Puigcercós y lo creemos algunos más.

Otra de las personas que piensa lo mismo de Zapatero es la antigua ministra socialista y miembro de la Ejecutiva, Cristina Alberdi, quien ha llegado a acusarle de haber "vulnerado" el juramento de "guardar y hacer guardar" la Constitución, algo que "no está haciendo". El Estatut es una "estafa política", asegura Alberdi, una advertencia que ya hizo en su momento al propio Zapatero, según ella misma ha desvelado.

Incluso la señora llegó a decir lo que refleja el titular de El Semanal Digital: “Alberdi acusa a ZP de alta traición y del delito de rebeldía”. El asunto es serio, como vemos. Lo que aún está por ver es de qué modo acabará todo cuando quien debe decir la política nacional es un incompetente y un cantamañanas que prometió aprobar cualquier cosa que surgiera del Parlamento catalán, sin cambiar una coma.(Batiburrillo)

Escrito por Policronio 

en: 30 de Julio 2005 a las 01:10 PM Archivado en ZP 

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Si a lo anterior añadimos la entrada de Bildu (Batasuna/ETA) en las instituciones gracias a los seis magistrados del Constitucional elegidos y apoyados por el gobierno socialista ¿qué debería suceder con Zapatero?
¿Hay, o no motivos, para acusarle de alta traición?

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ÉXODO.

Día 19/06/2011
A un simple teclazo, a un click de ordenador. El simple acceso de Bildu a la Diputación Foral de Guipúzcoa —en la que además puede gobernar si el PNV no lo impide— ha dejado la información fiscal de cualquier ciudadano vasco al alcance de los continuadores de Batasuna. La interconexión de las haciendas forales permitirá a cualquier juntero de la coalición, o a sus asesores y colaboradores, asomarse a los datos de IRPF, IVA e Impuesto de Sociedades, un retrato financiero completo de los habitantes de la comunidad vasca, convenientemente cruzado con el correspondiente perfil personal, domiciliario y familiar.  

Y todo el mundo sabe en Euskadi lo que significa quedar expuesto a ese escrutinio.

Ha cundido el pánico. Empresas de asesoría financiera han comenzado ya a recibir de sus clientes, empresarios y profesionales, instrucciones para proceder al desempadronamiento fiscal. Algunos han optado por solicitar el traslado de sus expedientes a Vizcaya con la esperanza de que el PNV establezca en sus dominios cortafuegos a la fuga de información; otros prefieren tributar fuera del País Vasco aun a costa de renunciar a los beneficios del concierto. De lo que nadie duda es del potencial de riesgo que supone la irrupción de Bildu en las instituciones con una ETA agazapada aunque sea en paro técnico. (Una inactividad relativa; acaban de detener a un tipo cargado de material para la fabricación de bombas-lapa).

En un territorio en el que todos se conocen, los casuismos jurídicos sobre la falta de relación demostrable entre la banda y su nueva y tuneada franquicia política son irrelevantes. Don Pascual Sala y sus cinco colegas del Constitucional podrán decir lo que quieran; a efectos prácticos, los vascos saben que quienes acaban de adquirir el derecho a administrar y escudriñar sus datos confidenciales son los herederos de Batasuna. Los amigos más o menos cercanos —más bien más— de ETA.

Como mínimo, la hegemonía guipuzcoana de Bildu supone un repliegue territorial del régimen de libertades, un éxodo interior cargado de desesperanza. «He ido a comer a San Sebastián para despedirme de ella», me confesaba esta semana un empresario vizcaíno con un rictus de ironía amarga. Pero la sensación de retroceso general es patente incluso para los más esperanzados: el reloj de la normalización ha retrocedido quince años. 

El Gobierno constitucionalista se ha convertido en un espejismo. Y ya no es un problema de principios, de haber entregado el poder sin contrapartidas, de haber pasado por encima de las víctimas en una nueva quimera de estrategia fallida. Se trata de una pragmática y desagradable realidad: los continuadores de ETA están ahí, con las manos en los botones del tablero de mandos. Y eso no ha ocurrido por casualidad. Es un dramático error que tiene responsables, dentro y fuera del País Vasco, aunque algunos se resistan todavía a nombrarlos. (Ignacio Camacho/ABC)

1 comentario:

filósofo dijo...

Sebastián,

Zapo podría ser acusado de alta traición aunque sólo fuese por la foto con el rey moro donde detrás tenía un mapa marroquí incluyendo canarias.

Pues como ese caso hay un puñado y todas muy claras.

Saludos